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El abigeato sigue expandiéndose en el Valle de Lerma como un fenómeno que combina organización delictiva, falta de controles sostenidos y un mercado dispuesto a absorber carne ilegal. El reciente megaoperativo realizado en Rosario de Lerma permitió desarticular parte de una red dedicada al robo, faena clandestina y comercialización ilegal de carne, pero también dejó al descubierto una realidad más amplia y persistente.
Tras más de cuatro meses de investigación, el Grupo de Investigaciones S-2 junto a la Policía Rural logró avanzar sobre una denuncia inicial que derivó en allanamientos simultáneos en barrios, fincas y carnicerías de Rosario de Lerma. El saldo fue contundente: doce personas detenidas, más de 300 kilos de carne secuestrada, además de cuchillos, sogas, herramientas de faena y cueros vacunos en proceso de secado. La estructura investigada evidenciaba roles definidos y una operatoria aceitada, lejos de cualquier improvisación.
El fiscal penal de Rosario de Lerma, Daniel Escalante, fue categórico al describir el alcance del caso. "Estamos ante una actividad sistemática, con múltiples episodios y distintos intervinientes", señaló. La afirmación expone una problemática que excede un hecho puntual y que se replica en distintos puntos del Valle de Lerma, donde la carne ilegal llega a los mostradores porque existen circuitos dispuestos a comprarla, fraccionarla y venderla.
En ese escenario, Rosario de Lerma aparece como una excepción. Allí, el área de Bromatología viene sosteniendo controles regulares, con decomisos y sanciones a comercios que incumplen la normativa. En contraste, en localidades como Chicoana, El Carril y La Merced, la venta de carne sin control sanitario es una práctica extendida, con escasa presencia de fiscalización municipal.
Más de 6.000 kilos incautados
Las cifras reflejan esa disparidad. En los últimos seis meses, la Policía Rural incautó más de 6.000 kilos de carne en distintos operativos en el Valle de Lerma. Uno de los casos más graves se registró en Chicoana, donde se decomisaron 700 kilos de carne en una carnicería ubicada en pleno centro, sin documentación, conservada a 18 grados de temperatura y no apta para consumo humano.
Los procedimientos se repitieron en agosto y noviembre en varias localidades: al menos dos operativos en El Carril, tres en Cerrillos, y otros en La Merced y Campo Quijano. El patrón se repite: medias reses sin papeles, carne en mal estado, comercios reincidentes y sanciones que no logran desarticular el negocio.