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La investigación por el crimen de Carlos Alberto Royer, un jubilado de 78 años que fue encontrado muerto en su departamento en Rosario, dio un giro en los últimos días. Lo que en un principio fue presentado por su pareja como un violento asalto cometido por un desconocido, terminó revelando un plan criminal que llevaba meses en marcha.
Este viernes, el fiscal Luis Schiappa Pietra imputó a María Martínez, de 36 años y exmujer de la víctima, y a Julia Anderoli, de 27, por haber ideado y ejecutado un plan para matar al hombre. Ambas quedaron en prisión preventiva mientras avanza la causa.
Un plan de varios meses
Durante la audiencia imputativa, la fiscalía expuso que las imputadas intercambiaron mensajes durante meses, en donde elaboraron métodos y escenarios posibles para concretar el crimen. La primera referencia a la idea de asesinar a Royer surgió el 17 de febrero de este año. Desde entonces, las mujeres buscaron en redes y otras plataformas mecanismos para llevarlo a cabo.
"Planificaron su vida en pareja y definieron una fecha probable para provocar la muerte de la víctima", indicaron.
En octubre pusieron en marcha el plan y el 20 de ese mes, Martínez intentó provocar la muerte de Royer aprovechándose de sus problemas cardíacos: le suministró una combinación de medicamentos con la que buscaba desencadenar un cuadro mortal. Sin embargo, no funcionó.
Muerto en su departamento
Ocho días después, Royer fue encontrado muerto en su departamento. De acuerdo con la imputación, Martínez lo golpeó y le aplicó maniobras de sofocación hasta matarlo. Luego, Anderoli realizó un llamado telefónico para coordinar la versión que luego sería presentada al 911.
Cuando la Policía llegó, Martínez contó que un hombre desconocido había ingresado al departamento junto a su pareja, la había golpeado en la cabeza y la dejó inconsciente. Al despertar encontró al jubilado sin vida.
El testimonio generó dudas, pero la mujer recuperó la libertad a los dos días. A lo largo del mes siguiente, pericias, mensajes recuperados y testimonios de vecinos terminaron por derrumbar su coartada.