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5 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Magui Choque Vilca: "La tierra y la identidad están en nuestros alimentos"

En su disertación, llamó a revalorizar los saberes tradicionales y fortalecer la soberanía alimentaria.
Sabado, 19 de octubre de 2024 19:20

En el marco del ciclo de conferencias "Hablemos de lo que viene: Ambiente y Agro" organizado por El Tribuno, la ingeniera agrónoma Magui Choque Vilca ofreció una presentación el jueves que invitó a una reflexión profunda sobre la agrodiversidad cultural y alimentaria como un desafío territorial urgente. La charla, que tuvo mucho color y claridad, se centró en la riqueza ecológica y cultural de las regiones del norte de Argentina, así como en la importancia de rescatar las prácticas alimentarias ancestrales en un contexto de cambio climático y pérdida de identidad territorial.

Desde el comienzo, Choque Vilca capturó la atención del público al destacar la riqueza natural de la Argentina, un país que, según explicó, posee cerca del 80% de los pisos ecológicos del mundo. Este dato, aparentemente técnico, se convirtió en la base de su argumentación sobre la necesidad de valorar y preservar el entorno natural y la biodiversidad agrícola. "Miren si no somos privilegiados", subrayó, resaltando que los productos originarios de los Andes, como las papas y los maíces silvestres, no solo representan un valor cultural, sino también una "base genética de oro" para enfrentar el cambio climático. "Estas especies han resistido el frío, el calor, la sequía. En ellas se encuentra la clave para regenerar y revitalizar nuestros sistemas productivos", afirmó.

 

 

Anécdotas de la infancia

Uno de los puntos más llamativos de la charla fue el enfoque en la identidad cultural de las regiones andinas y su relación con los alimentos. Choque Vilca, nacida en La Quiaca, compartió anécdotas de su infancia, en las que su familia mantenía tradiciones tan arraigadas como la celebración de la Pachamama cada 1 de agosto. Dijo que ese día no iba a la escuela porque para su familia era un feriado.

"Mi autoestima de sentirme andina nació conmigo. Crecí pensando que, después del último de los incas, venía yo, dueña del interior", comentó entre risas, para luego agregar en tono más serio: "Pero cuando salí al mundo, me di cuenta de que la Argentina no se siente andina, siempre ha mirado hacia el puerto, dejando de lado una parte esencial de su identidad".

Este sentimiento de desconexión cultural fue uno de los ejes más potentes de su discurso. Para Choque Vilca, el país ha privilegiado las influencias extranjeras, como las técnicas culinarias europeas, en detrimento de sus propias tradiciones. "Estamos acostumbrados a ver las técnicas francesas de cocina como las mejores, y al hacerlo, desconocemos nuestras propias técnicas, como cocinar con piedra, con barro, hacer un buen asado. Al olvidar esas prácticas, nos despersonalizamos", explicó. Para la ingeniera, la revalorización de la cultura alimentaria no es solo un acto de orgullo, sino una estrategia para recuperar la soberanía alimentaria y construir un futuro más resiliente.

Un lugar para aprender

En este sentido, destacó la creación de la Tecnicatura Superior en Cocina Regional y Cultura Alimentaria, un proyecto que tiene como objetivo enseñar a las nuevas generaciones las técnicas y productos de la cocina andina. "Nos hemos desarraigado de lo local, consumimos productos que vienen de otros lugares sin preguntarnos de dónde vienen ni cómo se producen. Debemos volver a establecer un vínculo afectivo con la comida, un vínculo que nos conecte con nuestra tierra y con nuestra historia", afirmó. Además, mencionó que esta tecnicatura busca no solo enseñar a los estudiantes a cocinar, sino también a valorar los saberes ancestrales, como las técnicas de conservación de alimentos en las zonas rurales.

Choque Vilca también abordó las implicancias del turismo en las áreas rurales, señalando que, si bien ha traído desarrollo, también ha generado un desplazamiento de la ruralidad hacia el sector de servicios turísticos. "El campo ha sido el gran afectado. Los paisajes hermosos atraen a turistas, lo que genera una mayor demanda de productos locales, pero también desvía la atención de las prácticas agrícolas", explicó. En este contexto, la ingeniera invitó a reflexionar sobre el rol de las mujeres rurales, cuyo trabajo ha sido históricamente invisibilizado, y cuyo conocimiento tradicional es fundamental para la preservación de la agrodiversidad. "Ayer fue el Día de la Mujer Rural (por el miércoles), y no podemos ignorar que son ellas las guardianas de nuestra cultura alimentaria", destacó.

Con claridad

Un aspecto fundamental de la conferencia fue su énfasis en los saberes tradicionales, muchas veces subestimados por la ciencia moderna. Choque Vilca contó varias anécdotas de su vida familiar para ilustrar este punto.

"Los niños ya no pueden apreciar tantos sabores"

"Recuerdo que mi abuela siempre sabía cuándo iba a ser un año llovedor solo observando dónde los pájaros hacían sus nidos. Estos saberes, que pueden parecer supersticiones, en realidad están profundamente conectados con el entorno natural. Hoy en día, la ciencia está redescubriendo muchas de estas prácticas", relató. También mencionó cómo las fases de la luna influían en las siembras, algo que, en su momento, era considerado una creencia sin fundamento, pero que hoy la NASA ha validado científicamente. "Deberíamos darnos la oportunidad de dialogar con estos saberes. No digo que todo conocimiento ancestral sea infalible, pero es valioso y debemos escucharlo".

En el tramo final de su presentación, la ingeniera hizo un llamado a la acción, no solo para los productores rurales, sino también para los consumidores urbanos. "Tenemos que preguntarnos de dónde viene la comida que consumimos. Si esa zanahoria viene de Salta, privilegiémosla. Esto no solo fortalece nuestra economía local, sino que también reestablece el vínculo afectivo con nuestra tierra", aseguró. También criticó la homogenización de los gustos y sabores, un fenómeno que, según la ingeniera, ha empobrecido la experiencia alimentaria de las nuevas generaciones. "Hoy los niños solo conocen dos sabores: dulce y salado. Han perdido la capacidad de apreciar los sabores sutiles de nuestras frutas y verduras, y esto es algo que debemos recuperar".

 

Todos juntos

 

La conferencia concluyó con una emotiva metáfora: los sikuris, instrumentos de viento típicos del altiplano, que se tocan en dúo, uno tocando y el otro escuchando para crear una melodía armoniosa. "Mi deseo es que formemos una gran banda de sikuris, donde todos nos escuchemos y podamos construir una melodía armónica en la que la Pachamama esté presente", expresó, invitando a todos los presentes a reflexionar sobre la importancia de la cooperación y el respeto mutuo para enfrentar los desafíos ambientales y sociales.

Su mensaje resuena como una invitación a revalorizar lo propio, a aprender del pasado y a construir un futuro donde la identidad y la sostenibilidad vayan de la mano.

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