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Este es un texto imperdible, una joya de la historia salteña que se teje punto a punto con la emancipación americana. Porque el libro "Francisca Güemes de Figueroa", de la Colección "Salteños en la Historia" que entrega hoy este diario, cuenta cómo el silencio también hizo patria y construyó memoria.
El bajísimo perfil de Francisca Güemes, la hermana menor del general Martín Miguel de Güemes, no le impidió ser líder de la guerra por la independencia que libró desde este norte contra los realistas. No tenía el ímpetu gauchesco de su hermana María Magdalena "Macacha" Güemes de Tejada, pero si los "contactos" (tan cruciales también en estos tiempos), y la suficiente discreción y bondad como para allanarle el camino a su heroico hermano. Nos invita a leerlo su autor, el doctor Patricio Colombo Murúa, quien se ha inspirado en esta extraordinaria heroína de la patria para acercarnos su historia con anécdotas desconocidas.
Intuyo que este libro es una invitación a descubrir a la hermana menos conocida de Güemes, y no por eso menos patriota...
Doña Francisca Güemes fue la hermana menor de Güemes, muy querida por él. No fue una guerrera como Macacha, pero sí fue una idealista activa y luchadora, que apoyó siempre a sus hermanos en la lucha por la independencia, pero con mucha piedad y muy bajo perfil. Lo ayudó a Güemes en los momentos más difíciles, por ejemplo, cuando el ejército nacional mandado por Rondeau invadió Salta para defenestrar a Güemes, con una posición intransigente, ahí empezaron las hábiles maniobras que hizo Macacha, utilizando las influencias de Francisca, que entre sus parientes tenía un personaje clave, y esto se sabe poco, que era su cuñado, hermano de su marido don Fructuoso Figueroa, el coronel Apolinario Figueroa, de gran actuación en el Ejército Nacional. Este hombre era uno de los mandos altos del Ejército del Norte, cuyo jefe era Rondeau y fue quién lo convenció finalmente de no atacar a Güemes, lo que culminó con el Pacto de los Cerrillos.
¿Y qué lo inspiró para escribir sobre esta hermana casi desconocida de Güemes?
Es casi desconocida, pero fue una mujer importante, especialmente por cómo educó a sus hijos y por su descendencia muy ilustre. Por ejemplo, de ella desciende directamente nuestro máximo poeta Juan Carlos Dávalos. También el empresario Robustiano Patrón Costas; Carlos Murúa Costas, quién fuera el modelo para el primer retrato conocido de Güemes, pintado en la ciudad de Salta en 1876 por el pintor francés Ernest Charton. Porque ya todos saben que Güemes no tuvo tiempo de posar para pintores de su época. Al respecto les contaré una anécdota: Güemes tenía un baquiano que se llamaba Tuquina y que estaba vivo cuando el pintor Francés iba a hacer el retrato de Güemes. Entonces reunió a todos los parientes y a la poca gente que quedaba viva, y que lo había conocido a Güemes. Cuando Tuquina lo vio a Carlos Murúa Costas, dijo: ese es idéntico a Güemes, es su vivo retrato.
¿Entonces Francisca Güemes, también tiene un parentesco con usted por Murúa?
Sí, Carlos Murúa Costas era nieto de Francisca Güemes y era hermano de mi bisabuelo. Siento mucho orgullo por ello, ya que Francisca fue una mujer de una gran piedad, apreciada en la sociedad salteña por su bondad y compasión. Por ejemplo, ya viuda, Francisca vivía en Cerrillos, y en 1819 recibió a dos jóvenes partícipes de un fracasado atentado contra su hermano y por compasión decidió esconderlos en una bodega de su casa hasta que, tras tantear a su hermano y confirmar que no habría misericordia para con ellos, los hizo huir en mula al Alto Perú, dotándolos de alimentos. Es una anécdota que contó Juan Carlos Dávalos, en una conferencia que dio en el Jockey Club, en el año 1921, sobre la historia de su ascendencia.
¿Francisca siempre conservó su bajo perfil?
Sí, fue una mujer que desechó de todas maneras ser protagonista, nunca le importó figurar en la historia. Todo lo que sabemos de ella es por relatos familiares transmitidos de generación en generación. Fue una mujer que permaneció discretamente apartada, pero siempre activa; y cuando Güemes tuvo un problema, ella colaboró en resolverlo. Acompaño en silencio y manteniendo su extraordinaria femeneidad.