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Edubijes Llanos de Medina, de 54 años, vive en calle Zuviría al 2000, en la ciudad de Salta, y atraviesa un conflicto judicial que podría dejarla literalmente encerrada dentro de su vivienda. El problema involucra catastros superpuestos, un desalojo reciente y un único pasillo de salida que hoy está en disputa.
Todo comenzó en 2023, cuando su cuñada vendió sin avisar la parte delantera del inmueble familiar, que históricamente funcionó como una sola propiedad. El terreno quedó dividido en dos catastros: uno al frente, con salida directa a la calle, y otro en el fondo, donde Edubijes vive junto a su esposo. Entre ambas partes hay un pasillo lateral que, desde hace más de cincuenta años, es el único acceso a la vía pública.
“Vivo hace 23 años acá. Mi esposo nació en esta casa y toda la vida fue un mismo terreno familiar”, contó Edubijes a este medio.
El conflicto comenzó cuando la nueva dueña de la parte delantera anunció su intención de cerrar ese pasillo con una pared, lo que dejaría a la pareja sin ninguna salida. “Nos enteramos de la venta cuando la señora vino a presentarse como propietaria. Lo más insólito es que mi cuñada vendió la casa y la dejó alquilada, como si nada”, explicó.
Según relató, el problema se agravó tras un desalojo de los inquilinos del frente, trámite que ella no objetó, pero que derivó en un nuevo conflicto: “Es injusto que ahora quieran cerrarme la única salida que tengo”, reclamó.
Edubijes descubrió que el pasillo que conecta su casa con la calle figura dentro del catastro vendido, aunque su vivienda pertenece a otro registro. “La jueza desestimó el amparo que presentamos. Si me cierran esa puerta, quedo encerrada, porque tengo medianeras a los cuatro lados”, advirtió.
Una disputa familiar que se volvió un drama judicial
El terreno fue adquirido por su suegro en la década del 70, y desde entonces el pasillo funcionó como paso común. “Toda la vida existió ese acceso. Pero la nueva dueña dice que tengo salida por otra calle, cuando nunca existió una puerta ahí. Hay una pared que tiene más de 50 años”, detalló.
La situación derivó en denuncias cruzadas, presentaciones judiciales y un fuerte conflicto familiar. “Mi abogada presentó recursos, apelaciones y hasta un amparo. Pero los jueces no quisieron venir a ver con sus propios ojos lo que pasa acá”, lamentó.
“Me cortó la luz y ahora amenaza con tapiarme la puerta”
El conflicto escaló cuando Edubijes denunció que la nueva dueña gestionó ante Edesa el retiro de su medidor eléctrico, dejándola sin luz. “Soy diabética e insulino-dependiente, y eso me complicó muchísimo. Pensé que después iba a venir por el agua también”, contó.
La mujer vive con su esposo —ambos sin hijos— y cuida a su madre de 84 años. “Si me cierran el paso, ¿cómo la llevo al médico? ¿Cómo entra una ambulancia si me pasa algo? Esto no es solo un problema legal, es una cuestión de humanidad”, expresó angustiada.
Llanos asegura que la nueva propietaria no vive en Salta, sino en Buenos Aires, y que planea construir departamentos para alquilar. “Ella no quiere la casa para vivir. Lo que quiere es sacar provecho económico. Y para eso me quiere sacar a mí del medio”, denunció.
“Solo pido que no me cierren el paso. No tengo otro lugar a dónde ir. Si me tapan la puerta, quedo encerrada”, concluyó.