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La rebelión de Burela en Chicoana y la "Guerra de Recursos"

En el marco de la invasión realista del general Joaquín de la Pezuela, luego de derrotar a Belgrano en Vilcapugio.
Domingo, 09 de febrero de 2025 02:41
José de San Martín.

A poco que José de San Martín y Manuel Belgrano se reunieran en Yatasto (Metán) el 20 de enero de 1814, en el Valle de Lerma ocurrieron dos hechos importantes en el marco de la guerra de la Independencia. Primero fue el inicio de la "Guerra de Recursos" y segundo, el Combate de Cerrillos, ambos a fines de enero. Vale recordar que por esos días el jefe de la retaguardia del Ejército Auxiliar del Norte era el coronel Manuel Dorrego quien, luego de enfrentar a los realistas en las lomas de San Lorenzo (21/01/1814) y en la Quinta Grande, se había retirado a Cerrillos pero dejando partidas volantes en el río Arias. Luego de ello, Dorrego retrocedió hasta Guachipas, donde reunió todas las milicias lugareñas que pudo encontrar, entre ellas las del Valle Calchaquí, encabezadas por Bonifacio Ruíz de los Llanos (Payogasta, Cachi).

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A poco que José de San Martín y Manuel Belgrano se reunieran en Yatasto (Metán) el 20 de enero de 1814, en el Valle de Lerma ocurrieron dos hechos importantes en el marco de la guerra de la Independencia. Primero fue el inicio de la "Guerra de Recursos" y segundo, el Combate de Cerrillos, ambos a fines de enero. Vale recordar que por esos días el jefe de la retaguardia del Ejército Auxiliar del Norte era el coronel Manuel Dorrego quien, luego de enfrentar a los realistas en las lomas de San Lorenzo (21/01/1814) y en la Quinta Grande, se había retirado a Cerrillos pero dejando partidas volantes en el río Arias. Luego de ello, Dorrego retrocedió hasta Guachipas, donde reunió todas las milicias lugareñas que pudo encontrar, entre ellas las del Valle Calchaquí, encabezadas por Bonifacio Ruíz de los Llanos (Payogasta, Cachi).

Ya en Guachipas, Dorrego estableció allí su cuartel general y a poco tomó dos medidas: transformó la retaguardia en vanguardia del Ejército del Norte, el cual había alcanzado Tucumán el 27 de enero de 1814. Inmediatamente de ello designó al coronel Pedro José Saravia que operaba entre Cerrillos y San Agustín, como Jefe de la Avanzada de Guachipas, mientras él conservaba la jefatura de la Avanzada del Juramento, puestos que ambos (Saravia y Dorrego) mantuvieron hasta que en febrero el coronel José de San Martín resolvió reemplazarlos por el capitán Martín Miguel de Güemes, quien quedó como jefe de ambas avanzadas (Guachipas y Pasaje).

La rebelión de Chicoana

Pero días antes que ocurrieran estos cambios en el Ejército patriota, el jefe de la vanguardia realista, el salteño perjuro Saturnino Castro, había ocupado su ciudad natal el 22 de enero de 1814. Días después, acosados los realistas por el hambre, comenzaron a incursionar hacia el interior del Valle de Lerma en procura de alimentos y otros recursos. Esto hizo que enviaran sucesivas patrullas hasta que una de ellas llegó hasta el pueblito de Chicoana, unas diez leguas al sur de la ciudad de Salta.

Don Luis Burela.

Martín Miguel de Güemes.

Según el historiador Alberto Cajal: "30 soldados armados con tercerola y sables al mando del teniente Eznarro, natural del Cuzco, irrumpieron en Chicoana para constituirse de inmediato en árbitros de vidas y bienes de la indefensa población". Y así fue que los pacíficos vecinos debieron soportar insolencias e imposición de impuestos y cargas mientras Eznarro no disimulaba su odio hacia los insurgentes. Al principio, el vecindario aguantó estoicamente el altanero menosprecio y la suficiencia del invasor implacable pero de a poco comenzó a madurar la impaciencia y la rebeldía entre la gente. Y así fue que bajo un clima de rechazo llegó el primer domingo desde el arribo de los realistas al pueblo. A la salida de misa, los fieles se reunieron a la puerta de la iglesia para comentar la situación que estaban soportando cuando se oyó decir a uno de ellos: 'No hay más que alzarnos contra esa canalla'. Sorprendido el resto, lo miran todos, mientras otro pregunta: ¿Y con qué armas? a lo que un tercero, respondió a voz de cuello: ­¡Con las que les quitemos pues!. Y esa fue la chispa que dio rienda suelta a la rebeldía contenida y cancha para que se inicien las hostilidades, primero en Chicoana y después en el resto del valle. De ahí en más, nada resultó tan fácil como seguir el ejemplo de don Luis Burela que, a la cabeza de sus peones, sorprendió a los realistas. Con un audaz golpe de mano desarmó de un vamos la patrulla invasora, tomó algunos prisioneros y los remitió a Tucumán como trofeo de guerra. De esta forma puso fin al ultraje del teniente Eznarro para con el pueblo de Chicoana. Pero Burela, no satisfecho con el éxito de su audaz arremetida, se lanzó en cabalgata guerrera tras el enemigo que, puesto en fuga, rumbeó para Cerrillos en un intento por alcanzar la ciudad.

Combate de Cerrillos

Cuando los realistas que ocupaban Salta se enteraron por fugitivos de lo ocurrido en Chicoana, enviaron en auxilio una compañía de infantería de línea a Cerrillos, la que no bien arribó a destino fue sorprendida por los jinetes de Burela que cayeron como un rayo sobre los del Rey. Aturdidos por la rapidez de la carga criolla, los realistas ni siquiera pudieron presentar combate por lo que fueron totalmente derrotados. Como resultado, fueron tomados prisioneros el jefe de la compañía y la mayoría de los que integraban la patrulla auxiliadora. Y así fue que la victoria de Cerrillos no solo fue fulminante sino que además permitió enviar a Tucumán un nuevo contingente de prisioneros que fue recibido por el coronel José de San Martín.

Cunde el ejemplo

Luego de aquella valiente reacción de Luis Burela, pronto en el resto del valle de Salta cundió su ejemplo. El movimiento de las Avanzadas de Guachipas sería la primera que emprendería próximamente el Ejército Auxiliar del Perú. Estas comenzaron a recorrer el Valle de Lerma encarando escaramuzas, sorprendiendo y presentando combates en una guerra que había adoptado nuevas y originales iniciativas tácticas. Entre las primera partidas que se pusieron en movimiento, estuvo la que comandaba don Pedro José Saravia quien operaba entre el pueblito de San Agustín y Cerrillos.Y mientras las escaramuzas y los asaltos de patrones y peones se multiplicaba, la vanguardia realista de Castro que ocupaba la ciudad, comenzó nuevamente a sufrir los rigores de la falta de ganado y víveres mientras el hambre hacía estragos en la tropa invasora. Y como la situación se agravaba día a día, finalmente Castro tomó la decisión de salir en persona al interior del valle, ya que como salteño conocía el terreno como la palma de su mano. Y de esta forma, con una columna de algo más de 300 hombres salió de la ciudad entre el 11 y 14 de marzo de 1814. Iba en búsqueda de alimentos, ganado, cabalgaduras y por supuesto, con grandes ansias de escarmentar a patrones y peones "insurgentes".

"30 soldados armados, al mando del teniente Eznarro, natural del Cuzco, irrumpieron en Chicoana para constituirse de inmediato en árbitros de vidas y bienes de la indefensa población". 

Ya a campo abierto, Castro y sus hombres avanzaron cautelosamente hacia el sur, casi hasta el fondo del Valle de Lerma, mientras sus escuadrones volantes escudriñaban minuciosamente el terreno, piedra tras piedra, árbol por árbol pero sin detectar riesgo alguno. Marcharon husmeando cada cañada, cada zanjón y cada bosquecillo que atravesaban, hasta que de improviso, desde la espesura del monte salió una partida gaucha que cayó como un azote. Acosaron los paisanos a las fuerzas del perjuro Castro con lanza, lazos, tientos, boleadoras y hondazos hasta que tal como había aparecido la "horda gaucha" se esfumó entre en la espesura dando gritos y alaridos que espeluznaban a los de ya aterrorizados y mal heridos realistas. Y así, con amargura y con su orgullo mancillado, Saturnino regresó a su ciudad natal vencido y humillado y para peor, con las manos vacías, sin haber podido siquiera conseguir un asno para carnear.             

San Martín

La fracasada incursión de Saturnino Castro trascendió de inmediato y el Coronel San Martín desde Tucumán escribió a las autoridades de Buenos Aires: "Los Gauchos de Salta solos están haciendo al enemigo una guerra de recursos tan terrible, que lo han puesto en la necesidad de desprender una división de más de 300 hombres con el único objeto de proteger la extracción de mulas y ganado vacuno". Como respuesta, el gobierno de Buenos Aires le recomendó a San Martín felicitar en su nombre a los "bizarros patriotas campesinos". Cabe aclarar que por entonces se respetaba el verdadero significado del adjetivo "bizarro": valiente, valeroso, lúcido, espléndido… .

Desde entonces quedó bautizada por el general José de San Martín como "Guerra de Recursos", la táctica de los gauchos salteños y que en un futuro próximo el General Güemes llevaría a su máxima expresión.  

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