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El horror sobre rieles: el terrible choque de trenes y la "maldición" de Esteco

La catástrofe ferroviaria que causó la muerte de siete personas y destruyó la estación, ocurrió el 4 de julio de 1975. 
Domingo, 13 de julio de 2025 02:01
La información que fue publicada por diario El Tribuno.
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El pasado viernes 4 de julio, hizo cincuenta años que en Esteco, departamento de Metán, ocurrió uno de los accidentes ferroviarios más terribles que se tenga memoria en Salta. Curiosamente, en esa misma jurisdicción, diez meses antes, más precisamente el 2 de setiembre de 1974, un tren con 59 vagones totalmente cargado de combustible (30 mil litros cada uno) había sido objeto de un atentado cuando se encontraba estacionado en la estación de Metán. Un hecho que se frustró gracias a la oportuna inspección realizada por personal del Ferrocarril Belgrano.

El hecho es que cuando en Metán aún no se habían disipado los temores causados por el frustrado sabotaje de 1974, en la noche del viernes 4 de julio de 1975, un tren carguero procedente de Caimancito (Jujuy) que corría por el Ramal C-12, se acercaba a Metán. Arrastraba 50 vagones tanques con petróleo y al parecer, luego de trasponer la formación el río de las Conchas, 36 vagones se desprendieron misteriosamente. Según informes ferroviarios, la causa del corte podría haber sido la pronunciada pendiente en subida que existe en ese tramo del ramal.

Y así fue que al quedar sin control los vagones desprendidos, estos primeros perdieron velocidad hasta que finalmente comenzaron a retroceder. Luego de recorrer varios kilómetros, los vagones llegaron a la estación Esteco (Ramal C-12) donde, con extrema violencia, se incrustaron contra otro tren que se encontraba estacionado en la playa a la espera que se le diera vía libre para proseguir a Metán. Esta formación constaba de dos locomotoras diesel y 38 vagones tanque que contenían gasoil.

Como es de imaginar, la explosión que siguió al choque fue tan violenta que inmediatamente se originó un pavoroso incendio, el que fue acompañado por sucesivos estallidos que se originaron cuando comenzaron a explotar los vagones que eran alcanzados por el río de petróleo ardiente.

El accidente provocó una explosión tan violenta que arrasó con la estación, galpones, maquinarias y dejó al menos nueve muertos.

La violencia de la primera explosión fue de tal magnitud que literalmente arrasó con la radio estación y todas las instalaciones ferroviarias del lugar. También dejó en cenizas los galpones de la planta de acopio que la empresa Legumbre S.A. poseía en las cercanías como así también maquinarias agrícolas.

Por su parte las lenguas de fuego, cuyas alturas alcanzaron decenas de metros, comenzaron a ser observadas desde Metán cuando la gente de esa ciudad, alertada por las explosiones que se sentían a lo lejos, ganó las calles. Fue entonces que para el lado de El Galpón, pudieron observar el incendio que iluminaba el horizonte hacia el norte. Al decir de los vecinos, "las explosiones parecían cañonazos lejanos".

El incendio

Al tomarse conocimiento del accidente, desde las ciudades de Rosario de la Frontera, Metán y Salta partieron autobombas de los Bomberos Voluntarios y de la Policía Provincial. Cuando esos auxilios arribaron al lugar del siniestro, las llamas ya habían causado graves estragos pues eran ríos de petróleo que se escurrían ardiendo por las inmediaciones. Pero pese a las demoras causadas por las distancias, las tareas que desarrollaron los bomberos fue intensa, larga y penosa, labor que duró toda la noche y que se prolongó a lo largo de toda la jornada siguiente.

Entre las víctimas se encontraban trabajadores ferroviarios, una mujer que intentó dar el alerta desde la estación y un pescador.

En la madrugada del 5 de julio se encontró en el interior de la casa de la estación el cuerpo totalmente carbonizado de la esposa del Jefe de la repartición, señora Angela Liebano de Brazanovich. Con posterioridad se ubicaron cinco cuerpos más pertenecientes al personal del Ferrocarril Belgrano y que al momento del siniestro se encontraban prestando servicio. Se trataba de los dos conductores de sendas locomotoras que permanecían estacionadas en la estación Esteco, un foguista y los dos guardatrenes que viajaban en el furgón de cola del convoy que había sufrido el misterioso desprendimiento. Por la tarde se encontraron también calcinados dos cuerpos más: el Auxiliar de la estación y el de un mecánico.

Heridos y fallecidos

Según un informe policial, quienes lograron providencialmente salvar la vida fueron Ramón Felipe Brazanovich, encargado de la Estación y el foguista Jorge Gómez. Lo mismo ocurrió con los obreros rurales de la finca Colombres Garmendia que esa noche pernoctaban en un local cercano al edificio de la Estación. Ellos fueron: Bernardo Gómez, Miguel Usandivaras, Mauro Núñez y Aldo Reynoso, testigos presenciales de la catástrofe. La nómina de los fallecidos es: maquinistas José W. Avila y Orlando Yanes; foguista Ramón Víctor Santana; guardatrenes Lucas Salvatierra y Nemesio Roldán; Auxiliar de la Estación Esteco, Américo Víctor Fernández; Angela Liebano de Brazanovich, esposa del Jefe de Estación, y Juan Manuel Rico, mecánico de Metán y pescador.

Dos historias

La crónica de este luctuoso accidente ferroviario, cuenta brevemente dos historias a destacar: la de la esposa del Jefe de Estación, doña Angela de Brazanovich (45) y la del pescador del río Juramento Juan Manuel Rico, ambos fallecidos. La señora de Brazanovich fue quien recibió por el teléfono de la Estación la noticia del desprendimiento del tren que iba rumbo a Metán. De inmediato, transmitió desde el andén el alerta a su esposo a los fines que envíe a los vagones desprendidos hacia vía muerta. Brazanovich, que estaba al lado del tren estacionado, no bien escuchó el mensaje, salió corriendo hacia la palanca del cambio de vía, pero antes que él llegara a desviar los vagones a vía muerta, estos pasaron a gran velocidad y metros más adelante se estrellaron contra la formación estacionada. La explosión lo dejó aturdido pero el instinto de conservación lo hizo alejar lo más rápidamente del lugar. En la estación, su esposa quedaría atrapada por el incendio desatado luego del impacto. A la madrugada su cuerpo carbonizado fue encontrado al lado de una pileta interior, donde presuntamente había intentado, en un esfuerzo desesperado, mojar sus ropas.        

Sobre la suerte de Juan Manuel Rico (30), mecánico de automotores, padre de tres hijos menores, y domiciliado en Metán, se puede decir que el día antes de la tragedia, y como semanalmente lo hacía, se había ido de pesca a la zona de El Tunal. El viernes 4, para regresar a Metán, tomó el tren petrolero procedente de Caimancito, ubicándose en uno de los vagones tanque que más adelante se desprenderían y estrellarían contra la formación detenida en Esteco. En esas circunstancias fue que el pescador de El Tunal encontró una horrible muerte y sus restos totalmente carbonizados, pudieron ser identificados por encontrarse cerca de varios anzuelos de acero.

Dudas

Por varios días la prensa se ocupó de este terrible caso por el cual las autoridades del Ferrocarril General Belgrano iniciaron de de inmediato una investigación. Lamentablemente sus conclusiones se perdieron en el tiempo. Para algunos, este accidente fue parte de la "maldición de Esteco", pero para muchos otros fue el resultado de un criminal acto terrorista, muy propio de la época.

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