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El campo salteño volvió a encender las alarmas tras la restitución del esquema completo de retenciones para la soja y el maíz. La mayoría de los productores del norte del país aseguran haber quedado afuera del beneficio que rigió entre enero y junio de este año, debido al desfase en los ciclos productivos de la región. "Nuestro fuerte de cosecha es en julio, y al grueso de los productores no les alcanzó la baja", advirtió Alfredo Figueroa, presidente de la Sociedad Rural Salteña.
Desde el 1 de julio, las alícuotas para la soja y el maíz volvieron a los niveles previos: la soja regresó al 33%, luego de haber estado en 26%, y el maíz volvió al 12% tras haber bajado temporalmente al 9,5%. Solo el trigo y la cebada conservarán la reducción hasta marzo de 2026.
"Nosotros teníamos la expectativa de un cambio. Pero siempre pasan estas medidas parche, y terminás avanzando dos casilleros y retrocediendo cinco", lamentó Figueroa en una entrevista con Radio Salta. "Así no generamos la confianza ni la certeza que el productor necesita", sostuvo.
El dirigente recordó que el año pasado los productores salteños pagaron cerca de 174 millones de dólares en concepto de retenciones. Y remarcó un punto clave: se trata de un impuesto no coparticipable. "Ese dinero se lo queda la Nación y no vuelve a las provincias. No es un detalle menor".
Un reclamo conjunto
Las entidades rurales de Salta, Jujuy y Tucumán presentaron de forma conjunta el reclamo ante Nación. "Fuimos abroquelados las tres rurales provinciales, y canalizamos el mensaje a través de Confederaciones Rurales Argentinas y la Sociedad Rural Argentina. Pero no logramos una respuesta, ni negativa ni positiva. Quedamos en suspenso", relató Figueroa.
A nivel nacional, desde la Sociedad Rural Argentina (SRA) advierten que esta política tributaria impacta directamente en la viabilidad de la producción regional. Según estimaciones de la SRA y la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea), la suba de retenciones pone en riesgo el 80% del área sembrada con soja y el 60% del área maicera. "Es un impuesto totalmente retrógrado que desalienta la inversión y nos va sacando del mercado", afirmó, en tanto, Figueroa.
Ganadería salteña
Más allá del impacto coyuntural, el dirigente insistió en la necesidad de construir una política de largo plazo para potenciar la producción agroganadera salteña. "Creemos que el potencial ganadero es muy grande. Hoy tenemos un millón de cabezas, y creemos que podemos duplicarlo. Eso dinamizaría el interior de la provincia", sostuvo.
Uno de los ejes para lograr ese objetivo, indicó, es avanzar en la reglamentación de la ley de ordenamiento territorial de la provincia, que está prevista bajo la denominada Ley de Bosques. "Es un tema controversial, pero ya se aprobó una ley y se está gestionando su reglamentación. Ese marco legal va a ser un puntapié inicial para recuperar la confianza", explicó.
Figueroa subrayó que una nueva generación de productores ya piensa en clave de sustentabilidad. "Hoy la producción se hace conservando y produciendo. Los primeros que queremos cuidar nuestra casa somos los productores", dijo.
Finalmente, pidió repensar el esquema impositivo desde una perspectiva federal. "El impuesto a las Ganancias, que ya es alto, al menos es coparticipable. Si producimos más, tributamos más, y eso vuelve a la provincia. Con las retenciones eso no pasa. Es un modelo que desalienta el crecimiento del interior", concluyó.