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Noel de Castro se convirtió en la primera salteña en formar parte de un programa de entrenamiento espacial rumbo a una futura misión internacional. Desde Estados Unidos, habló en exclusiva con El Tribuno sobre su rutina física y académica, su camino como ingeniera biomédica y el desafío de representar a la Argentina en una industria donde las mujeres aún son minoría.
¿Cómo estás viviendo esta experiencia y cómo es tu vínculo con la NASA?
- Estoy trabajando con una empresa privada que se llama Action Space, que se rige bajo las normas de la NASA, pero no forma parte directa de la agencia. La experiencia es espectacular, buenísima. Estoy súper feliz, entrenando, que es lo que siempre quise. Así que, muy, muy feliz por el momento.
¿Cómo es tu día a día? ¿En qué consiste tu preparación de cara al 2027?
- Ahora estoy estudiando y terminando algunas licencias de aviación. Me dedico mucho al entrenamiento físico: corro, nado, voy al gimnasio, me entreno en buceo y estoy sacando más licencias en eso también. Es una preparación muy física. Incluye vuelos con fuerza G, que son claves para acostumbrarse al despegue y la reentrada a la atmósfera, y el buceo, que es esencial para adaptarse a la microgravedad. Además, trato de mantenerme bien en lo físico y estudio mucho, muchísimo.
¿Dónde estás viviendo durante este proceso? ¿La empresa les asigna un lugar?
- No, ahora estoy en mi departamento. No hay una sede obligatoria de la empresa o de la NASA donde tengamos que vivir. Solo unos 10 o 15 días antes del despegue se entra en cuarentena, justamente para prevenir cualquier enfermedad antes de ir al espacio.
¿Se sabe cuál será tu misión o las tareas que vas a desempeñar?
- Todavía no, porque en estos dos años tenemos que trabajar en las investigaciones que se harán en la estación espacial. Viajamos cuatro astronautas y cada uno tendrá su asignación. Probablemente me toquen las investigaciones relacionadas con Argentina o algunas en convenio con otros países. Como mi carrera es ingeniería biomédica, es muy posible que me dedique a temas de radiación o a estudios celulares o moleculares, algo relacionado al soporte de vida. Nueve meses antes de la misión empezamos con el entrenamiento específico para esas tareas.
¿Hace cuánto que no venís a Salta? ¿Cómo vive tu familia esta etapa?
- Hace casi un año que no voy. Estoy muy concentrada entrenando, ni siquiera pude ir para las fiestas. Espero que este año, como ya todo está más definido, pueda ir a fin de año a Salta. Para la familia es duro, y para mí también. Soy muy apegada, me encanta estar con ellos. Pero todos estamos felices de poder representar al país de alguna manera.
Muchas y muchos jóvenes preguntan: ¿cómo lo lograste? ¿Cuál fue el camino para llegar hasta donde estás hoy?
- Fue mucha dedicación. Mucho esfuerzo, aunque no sé si decirle “sacrificio”, porque es mi pasión. Tuve que tomar decisiones difíciles, como dejar a mi familia y venirme sola a Estados Unidos. Hice mi carrera de ingeniería, trabajé en Salta en el hospital IMAC, y mientras tanto me preparé para entrar a un máster acá. Estudiaba y trabajaba a la vez, rendí el examen de inglés, el de ingreso, y busqué oportunidades. Así llegué al Instituto de Ciencias Astronáuticas, donde está la carrera de bioastronauta, que se relaciona con mi formación. Todo eso, sumado a cursos que ya había hecho en la NASA, investigaciones en el área biomédica, estudios en soporte de vida, piloto de avión, buceo... fue un proceso largo. Si los chicos quieren lograrlo, tienen que empezar a prepararse desde temprano. No se puede improvisar cuando llega la oportunidad.
Además de ser la primera salteña en este camino, sos una referente para muchas chicas que sueñan con llegar al espacio o dedicarse a carreras científicas. ¿Sentiste alguna vez que ser mujer te dificultó el camino?
- Por suerte, nunca sentí que me rechazaran por ser mujer. Pero sí es cierto que somos pocas. Creo que no es por falta de oportunidades, sino por falta de motivación. Me gustaría ser esa inspiración para que otras chicas se animen. En mi máster de ingeniería aeroespacial era la única mujer. También hay prioridades distintas: ser astronauta es una carrera que puede implicar postergar una familia, y eso no todos están dispuestos a hacerlo. A veces los hombres tienen más margen en eso. Pero cada persona debe decidir qué está dispuesta a ceder.
- ¿Dónde estudiaste y qué mensaje le darías a los chicos que hoy sueñan con seguir tus pasos?
- Hice la primaria en el colegio San Pablo y el secundario en el colegio San Marcos, ambos en Salta. Luego estudié ingeniería biomédica en la Universidad Favaloro, en Buenos Aires. Hoy la UBA también tiene esa carrera, y hay muy buenas opciones en Córdoba y La Plata. Creo mucho en la educación pública. Mi papá es ingeniero químico egresado de la UNSa. Mi mensaje es que los chicos se animen, que se preparen con tiempo y constancia. No hay atajos: hay que construir el camino paso a paso, sin desesperarse, pero con una meta clara.