En una maniobra de gran velocidad, uno o más ladrones sustrajeron quince anillos de oro con incrustaciones de piedras preciosas, valuados en su conjunto en más de $20.000, desde la joyería Time Zero, informó la Policía.
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En una maniobra de gran velocidad, uno o más ladrones sustrajeron quince anillos de oro con incrustaciones de piedras preciosas, valuados en su conjunto en más de $20.000, desde la joyería Time Zero, informó la Policía.
El negocio se halla en el acceso principal del Alto Noa Shopping.
El hecho sucedió el viernes por la tarde.
El titular de la franquicia, Sergio Feler, se encontraba en el lugar cuando desapareció el alhajero, pero ni él ni la empleada, que estaba atendiendo al público, vieron nada sospechoso.
El hecho fue caratulado como hurto, ya que no se trató de un acto violento, e interviene en el caso el juez de Instrucción Formal 2, Esteban Dubois.
La Brigada de Investigaciones se abocó al análisis de las cámaras de seguridad para tratar de dar con el o los ladrones.
El personal del establecimiento se negó a dar precisiones del suceso a los medios, arguyendo no querer entorpecer la pesquisa.
Quienes atienden los locales cercanos a la joyería no se mostraron sorprendidos con lo sucedido. “La seguridad en el shopping es el problema, las cámaras que están en los pasillos son de muy mala calidad y varias ni siquiera funcionan”, denunciaron.
“Los de seguridad se fijan mucho en el aspecto de las personas que entran y de las que menos sospechan son las que más roban”, expresó otro de ellos.
“Lo que más me sorprende es que varios policías hacen sus adicionales acá y recorren los pasillos vestidos de civil; pero, aun así, siguen sucediéndose estos hechos y lo peor es que, ahora con las fiestas, viene mucha gente y con el tumulto se presta para que lo sigan haciendo”, agregaron.
No es la primera vez
La joyería Time Zero fue víctima de otros robos anteriormente.
En mayo de 2007 un hombre, que se hizo pasar por un cliente, le arrebató un paño con 40 cadenas de oro valuadas en $25.000 a una de las empleadas del local, a quien le pidió verlas para elegir una para llevar de regalo.
Cuando tuvo las joyas frente a sí, tomó el paño y huyó a la calle. Allí lo esperaba un cómplice a bordo de una motocicleta con el motor en marcha.
Raudamente escaparon y vanos fueron los intentos de Mariela Varela, la empleada, por detener a los malvivientes.