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Sabado, 28 de mayo de 2011 22:18

A principios de 1923, Moisés Vidal se había casado con otra María Teresa, en este caso de apellido Herrejón, y fijó residencia en Cosamaloapán, Veracruz, en donde se establecieron y fueron padres de dos bellas niñas. Cinco años después, fue ascendido a general y viajó a la capital para realizar trámites relacionados con su ascenso, que lo demorarían algún tiempo. El oficial les pidió a sus hermanos que cuidaran a su esposa. No le mandaba dinero, pero le escribía encendidas cartas de amor. No mucho después, las epístolas cesaron. Había conocido a otra María Teresa. Aunque lejos, la madre de sus hijas escuchó algunos rumores raros y fue a buscar al ausente. Vidal ya no se alojaba en el hotel desde el cual había escrito las amorosas cartas. La mujer investigó, descubrió la verdad, recurrió a un abogado y demandó a su esposo. El marido sabía que esto podía perjudicar su carrera y el 23 de agosto de ese año le pidió perdón, le ofreció el pago de una pensión, le suplicó que retirara los cargos y la convenció de que aceptara el divorcio voluntario, pero cometió un error: no cumplió... Y la primera María Teresa de su vida y madre de sus hijas decidió tomar venganza, concurrió a los medios y se disparó el escándalo.

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A principios de 1923, Moisés Vidal se había casado con otra María Teresa, en este caso de apellido Herrejón, y fijó residencia en Cosamaloapán, Veracruz, en donde se establecieron y fueron padres de dos bellas niñas. Cinco años después, fue ascendido a general y viajó a la capital para realizar trámites relacionados con su ascenso, que lo demorarían algún tiempo. El oficial les pidió a sus hermanos que cuidaran a su esposa. No le mandaba dinero, pero le escribía encendidas cartas de amor. No mucho después, las epístolas cesaron. Había conocido a otra María Teresa. Aunque lejos, la madre de sus hijas escuchó algunos rumores raros y fue a buscar al ausente. Vidal ya no se alojaba en el hotel desde el cual había escrito las amorosas cartas. La mujer investigó, descubrió la verdad, recurrió a un abogado y demandó a su esposo. El marido sabía que esto podía perjudicar su carrera y el 23 de agosto de ese año le pidió perdón, le ofreció el pago de una pensión, le suplicó que retirara los cargos y la convenció de que aceptara el divorcio voluntario, pero cometió un error: no cumplió... Y la primera María Teresa de su vida y madre de sus hijas decidió tomar venganza, concurrió a los medios y se disparó el escándalo.

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