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La revolución que destruyó el ?Proyecto Nacional?

Jueves, 15 de septiembre de 2011 20:22
Durante el período provisional se produjo una disminución drástica del poder adquisitivo de los argentinos.
En 1955 comenzó el perverso proceso de deterioro -paulatino, pero sin pausa- de las empresas del Estado.
El gobierno provisional estuvo primero en manos del Gral. Lonardi. Luego pasó al Gral. Pedro Aramburu y a Isaac Rojas.

Hoy se cumplen 56 años de que un movimiento cívico-militar derrocara el segundo gobierno constitucional del general Juan Domingo Perón.

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Durante el período provisional se produjo una disminución drástica del poder adquisitivo de los argentinos.
En 1955 comenzó el perverso proceso de deterioro -paulatino, pero sin pausa- de las empresas del Estado.
El gobierno provisional estuvo primero en manos del Gral. Lonardi. Luego pasó al Gral. Pedro Aramburu y a Isaac Rojas.

Hoy se cumplen 56 años de que un movimiento cívico-militar derrocara el segundo gobierno constitucional del general Juan Domingo Perón.

Unos lo bautizaron la Revolución Libertadora y otros la Revolución Gorila. Para muchos, después de los recordados sucesos de León Suárez, en junio de 1956, fue la “fusiladora”.

Como se llame, sus objetivos fueron concretos. No fue para subsanar errores, que los había y eran muchos, sino para desmantelar un proyecto de país.

Casi desde sus inicios el movimiento cívico-militar estuvo íntimamente ligado a la vetusta Argentina agroexportadora de los años 30. También a la Unión Democrática que en 1946 había liderado inescrupulosamente el ex embajador norteamericano Spruille Braden.

A poco del 20 de septiembre de 1955, día del alejamiento de Perón, el gobierno provisional, que estaba en manos de un católico moderado, el general Eduardo Lonardi, pasó al general Pedro Eugenio Aramburu y al almirante Isaac Rojas, siendo ambos la verdadera cara del movimiento destituyente.

Se impuso una hegemónica política liberal, se implementó un programa económico privatista, se desmanteló el modelo industrialista y distribucionista del peronismo, y se desarticularon sus instituciones sociopolíticas. Y pruebas al canto: de inmediato se disolvió el IAPI, se liberalizó la economía, se privatizaron los depósitos bancarios y se incorporó la Argentina al FMI y otros organismos internacionales de crédito.

En 1955 comenzó el perverso proceso de deterioro de las empresas del Estado que culminó en los años 90 con las privatizaciones. Además, decretó la apertura irrestricta a las inversiones extranjeras, liberó las importaciones, eliminó las barreras arancelarias y perjudicó a los asalariados, devaluando en el orden del 120%. Esto produjo la disminución drástica del poder adquisitivo de los argentinos y su participación en la distribución de la riqueza.

Hasta entonces, el peronismo había planteado la economía social, donde el capital debía estar al servicio de la economía y esta, del bienestar social.

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