El juez federal Norberto Oyarbide fue apartado hoy de la causa iniciada por el Gobierno por "amenazas" contra el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, en el marco de la convocatoria a un cacerolazo en la puerta de su casa.
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El juez federal Norberto Oyarbide fue apartado hoy de la causa iniciada por el Gobierno por "amenazas" contra el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, en el marco de la convocatoria a un cacerolazo en la puerta de su casa.
Así, tras el sorteo correspondiente, la causa quedó a cargo del juez federal Daniel Rafecas, quien inicialmente había rechazado intervenir en otra investigación vinculada a Moreno: se trata de la denuncia de una despachante de aduana Adriana Paula De Conto por "abuso de autoridad", "violencia de género" y "amenazas".
En este caso, Rafecas deberá intervenir en la denuncia presentada el 27 de septiembre por el ministro de Justicia, Julio Alak, en la que se advertía que Moreno había sido "víctima de amenazas de muerte con tono mafioso e instigación a la violencia" por parte de un "grupo organizado de personas que, a través de Internet, difundían un afiche digital con la figura del funcionario en un féretro, con una herida de bala en la frente".
Inicialmente, la causa había recaído por sorteo en el juzgado de Oyarbide pero éste, al igual que hizo con la causa de la despachante de aduana, se había excusado de intervenir alegando "violencia moral" y por la "garantía de juez imparcial" luego que en la puerta de su casa de Recoleta fuese víctima del escrache de caceroleros.
Si bien la Sala II entendió que Oyarbide no tendría que haberse excusado, sí entendió que su accionar sembró dudas sobre su "imparcialidad", por lo que decidió apartarlo de la causa y que la misma fuese sorteada, lo que se realizó y recayó en el Juzgado Federal Número 3 a cargo de Rafecas.
El viernes pasado, el mismo Tribunal, integrado por los jueces Horacio Cattani, Martín Irurzun y Eduardo Farah, también había decidido apartar a Oyarbide de la causa iniciada por la despachante de Aduana, a pesar de que también entendió que no había motivos para que el juez dejara el caso por voluntad propia.
El juez Oyarbide había resuelto apartarse de ambas causas y tras un sorteo habían sido asignadas a Lijo y Rafecas, quienes se declararon incompetentes, aunque ahora tras sendas resoluciones de Cámara quedaron al frente de ellas de manera inversa.