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La presidenta Cristina Fernández pidió hoy a "los 40 millones de argentinos" que estén "unidos" porque "vuelven a clavarnos las dagas desde afuera" y rechazó reprimir las protestas sociales, en una indirecta referencia a los efectos de la crisis internacional en la economía del país.
Al hablar durante un acto en la Basílica de Itatí en la provincia de Corrientes, la Presidenta enfatizó que "reivindicamos con uñas y dientes este proyecto de inclusión social" y pidió a la Virgen que "me dé fuerzas para seguir adelante, aunque ya no está él", en referencia a Néstor Kirchner.
"Quiero pedirle a todos los argentinos, a los 40 millones, que es necesario hoy más que nunca en un mundo difícil, donde vuelven a clavarnos las dagas desde afuera, como tantas otras oportunidades con la complicidad de algunos de adentro, que estemos unidos", enfatizó la jefa de Estado para luego reclamar que "estemos unidos porque la unidad nacional es el presupuesto básico para seguir creciendo".
La primer mandataria formuló esas declaraciones al encabezar esta tarde un acto en la Basílica Nuestra Señora de Itatí de Corrientes, donde acompañada por varios gobernadores y funcionarios nacionales, llevó una bandera argentina que flameó en las Islas Malvinas durante el denominado "Operativo Cóndor del Año 1966".
En medio de cánticos de jóvenes militantes de La Cámpora, a quienes dedicó buena parte del discurso, Fernández rindió homenaje a los "18 jóvenes militantes peronistas" que en 1966 desviaron un avión desde el aeroparque metropolitano a las Islas Malvinas para hacer flamear siete banderas argentinas, e hizo una comparación con la participación política de los jóvenes que militan en la actualidad.
Las banderas fueron recibidas recientemente por la Presidenta de manos de María Cristina Verrier, una de las ideólogas del Operativo Cóndor, quien propuso que una de las mismas se ubique en el Mausoleo de Néstor Kirchner, en Río Gallegos. Tras destacar los logros del gobierno desde 2003, Fernández volvió a rechazar la represión a protestas sociales, al afirmar que prefiere "pasar por blanda antes que regar la Argentina con sangre de compatriotas".
"Muchas veces se nos critica porque dicen que tenemos mano blanda y no reprimimos. Prefiero pasar por blanda y que me critiquen antes que ser responsable de regar la Argentina con la sangre de compatriotas", enfatizó.
En otro tramo de su discurso, pareció salir al cruce de las críticas por la política de comunicación del Gobierno al asegurar que "cada argentino hoy puede decir lo que piensa, cuando quiere y como quiere".
Dirigiéndose a "los jóvenes" de hoy, la mandataria señaló que "tienen inmensa suerte, porque aquellos de 1966 tuvieron que levantar banderas en momentos de dictadura, donde estaba prohibido pensar, decir un nombre o cantar una marcha y murieron por su patria en medio de la más cruenta dictadura".
"Ustedes jóvenes argentinos tienen la suerte de hacer flamear estas banderas en una democracia plena de derechos, de garantías, en un país donde cada argentino puede decir lo que piensa, cuando quiere y como quiere". Compartieron el escenario con la primer mandataria, los gobernadores de Corrientes, Ricardo Colombi; de Chaco Jorge Capitanich; de Entre Ríos, Sergio Urribarri; de Misiones, Maurice Closs; de Formosa Gildo Insfran y de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, además de funcionarios nacionales y provinciales.