Ana María es la cuñada de la joven secuestrada en Coronel Suárez, presuntamente, por la periodista, Estefanía Heit, y Jesús Olivera, quien se encontraba prófugo y fue detenido anoche. Según aseguró, la familia creía que la víctima estaba estudiando en Santa Rosa. “Marisol desapareció en mayo, cuando fue a inscribirse en la Universidad de Santa Rosa. Y es verdad que fue a inscribirse, porque la llevó su hermano el día de la inscripción”, relató. E informó que perdieron contacto con ella en agosto pasado. “Para el Día de la Madre, la nena -su hija- la llamaba y le mandaba mensajes pero no le contestaba”, agregó.
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Ana María es la cuñada de la joven secuestrada en Coronel Suárez, presuntamente, por la periodista, Estefanía Heit, y Jesús Olivera, quien se encontraba prófugo y fue detenido anoche. Según aseguró, la familia creía que la víctima estaba estudiando en Santa Rosa. “Marisol desapareció en mayo, cuando fue a inscribirse en la Universidad de Santa Rosa. Y es verdad que fue a inscribirse, porque la llevó su hermano el día de la inscripción”, relató. E informó que perdieron contacto con ella en agosto pasado. “Para el Día de la Madre, la nena -su hija- la llamaba y le mandaba mensajes pero no le contestaba”, agregó.
Según contó, su familia había notado hacía dos años que ella “había cambiado su forma de ser. Había cambiado con su familia, hacía dietas que tenían que ver con la religión”, dijo, pero no pudo explicar de qué credo se trataba.
Sobre Jesús Olivera, Ana María dijo que se hacía pasar por “un pastor. Era una persona que la habían indemnizado de un trabajo y que iba a Neuquén. Cuando pasó por Río Colorado, en una iglesia no lo aceptaron y ella -por Marisol- tuvo la mala suerte de encontrarse con él. Y le dio cobijo a quien no debería haberle dado”, sentenció.
La mujer estaba en el hospital donde se encuentra internada la víctima y salió a la calle para hablar con la prensa. “Ella se dirige a este Jesús como Él”, y dice cosas específicas de su cautiverio‘, expresó. “Ella tenía posibilidades de salir hacia un patio, donde la obligaban a limpiar un patio, pero no podía salir”, añadió. “Ella no se comunicaba con nosotros. Su mamá y la nena recibieron mensajes esporádicos, pero estamos seguros que los mandaba él, no ella”, afirmó.
Asimismo, según el testimonio de la víctima, era “obligada a consumir alcohol en forma diaria”. Durante el allanamiento a la vivienda de Heit y Olivera fueron encontradas “filmaciones” donde se vería a la víctima siendo violada por el hombre.