Y el 20N pasó plagado de fuego cruzado entre el Gobierno y el sindicalismo opositor, en medio de dispares versiones sobre su acatamiento.
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Y el 20N pasó plagado de fuego cruzado entre el Gobierno y el sindicalismo opositor, en medio de dispares versiones sobre su acatamiento.
Según la CGT de Hugo Moyano y la CTA de Pablo Micheli, la medida de fuerza en todo el país tuvo un alto acatamiento y fue considerada “un éxito” en una “jornada histórica” y, parafraseando el libro del poeta mexicano Juan Rulfo, el líder camionero aseguró que “el silencio de las calles es la voz que el gobierno debe escuchar”. Hay un dato inocultable: la huelga se sintió mucho más fuerte en Buenos Aires que el interior.
Pero desde el kirchnerismo los “altos mandos” salieron ayer muy temprano a minimizar el primer paro nacional, al considerar que no fue una huelga sino “un gran piquetazo nacional” y lo vincularon con un “reclamo político” de los sindicalistas. De todos modos, los funcionarios nacionales dejaron en claro que la medida de fuerza no hará cambiar el rumbo económico.
Y anoche, al encabezar un acto del Día del Soberanía en la localidad bonaerense de San Pedro, la presidenta Cristina Kirchner redobló la apuesta y aseguró que “me voy a bancar lo que me tenga que bancar, huevo o amenazas”.
En la tensa jornada gremial y al recordar a los soldados argentinos que resistieron la invasión del ejército anglo-francés, la jefa de Estado también resaltó que “la voluntad de los trabajadores no puede ser dominada por nadie”.
Lo cierto es que la implementación de los piquetes en varios puntos del país, especialmente en los accesos a la Ciudad de Buenos Aires, terminaron siendo piezas clave para garantizar el acatamiento al paro nacional.
Así, sin incidentes, los principales accesos afectados por estos bloqueos fueron el conurbano bonaerense, la ciudad de Buenos Aires, Mar del Plata, Rosario y Córdoba.
De esta manera, los servicios que registraron un mayor acatamiento a la medida de fuerza fueron los bancos, vuelos aéreos, trenes y peajes, mientras que el paro fue parcial en los hospitales públicos y en la administración pública.
En Capital denunciaron que un “grupo de delincuentes” identificados con el Sindicato de Gastronómicos cometió “destrozos” y amenazó a dueños de bares y restaurantes del centro porteño, para que cerraran los locales en adhesión al paro.
Pero la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (Fesprosa), que integra la CTA conducida por Micheli, aseguró que “la ausencia de médicos en los hospitales públicos se sintió fuerte en Buenos Aires, Jujuy, Salta, Tucumán, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, San Juan, Chaco y San Luis”.
El transporte de pasajeros, luego de que la UTA declarara que no se legaría al paro, prestó su servicio casi con normalidad y hubo una dispar adhesión de los maestros de las escuelas del país.
Finalmente, los recibidores de granos paralizaron las actividades en acopios y puertos del país en adhesión al paro general convocado por las centrales sindicales opositoras.
Las voces
Juan Manuel Abal Medina
“La medida de fuerza fue un piquetazo, netamente político, para congraciarse con un sector mediático. Condenamos todo tipo de acciones que lo que hacen es ejercer violencia física sobre los que quieren ir a trabajar”.
Hugo Moyano (CGT-Azopard o)
“El silencio de las calles que se dio hoy (por ayer) es la voz que el Gobierno debe escuchar. Sin ninguna duda ha sido una jornada que ha tenido una adhesión mucho mayor que lo que todos imaginábamos”.
Pablo Micheli, CTA opositora
“El paro nacional demuestra que el Gobierno ha perdido el control del conflicto social. No pueden dejar de ver lo que acaba de ocurrir, no sólo en Buenos Aires, sino en toda la República: hubo más de 300 cortes y marchas”.
Florencio Randazzo. Ministro de Interior
“Han mostrado su peor cara. Nada bueno puede salir de un paro como éste. Es el primer paro en los últimos diez años. Pensemos cómo era el país hace diez años y cómo es hoy”.
Eduardo Buzzi. Federación Agraria
El paro retumbó en toda la geografía nacional. El Gobierno debe terminar con la soberbia y escuchar a los que piensan distinto. Estamos cansados del autoritarismo y la hipocresía”.