Nuevamente, la Iglesia volvió a ponerse en el centro de la escena, esta vez a través de un documento hipercrítico con el Gobierno nacional. En un texto que recogió los grandes temas de la agenda de la oposición, la Iglesia se manifestó en contra del matrimonio igualitario, habló de divisiones “irreconciliables”, de una supuesta amenaza a la libertad de expresión, de una “politización prematura de los jóvenes”, y de la presunta falta de independencia judicial entre otras fuertes reprobaciones.
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Nuevamente, la Iglesia volvió a ponerse en el centro de la escena, esta vez a través de un documento hipercrítico con el Gobierno nacional. En un texto que recogió los grandes temas de la agenda de la oposición, la Iglesia se manifestó en contra del matrimonio igualitario, habló de divisiones “irreconciliables”, de una supuesta amenaza a la libertad de expresión, de una “politización prematura de los jóvenes”, y de la presunta falta de independencia judicial entre otras fuertes reprobaciones.
Con tono sumamente crítico, la declaración señala: “A casi treinta años de la democracia, los argentinos corremos el peligro de dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables. Se extiende el temor a que se acentúen estas divisiones y se ejerzan presiones que inhiban la libre expresión y la participación de todos en la vida cívica”.
El texto también reprobó, entre otras cosas, “el excesivo caudillismo”, las “presiones a la libre expresión” y el “menoscabo de la autonomía” y la independencia del Poder Judicial.
Además cuestionó la “politización prematura de los jóvenes” apuntando particularmente al rol de La Cámpora y la necesidad de mejorar el sistema educativo. “La necesaria preparación para la vida cívica de niños y jóvenes debe excluir la politización prematura y partidista de los alumnos”.
El pronunciamiento sobre la realidad del país había sido aprobado en el plenario episcopal de principios de noviembre, pero los obispos presididos por monseñor José María Arancedo decidieron postergarlo hasta evaluar y medir el impacto de la protesta nacional conocida como 8N y el paro convocado por la CGT opositora de Hugo Moyano y de la CTA de Pablo Micheli del 20 de noviembre.
El documento titulado “Creemos en Jesucristo, señor de la historia” es la primera declaración firmada por el arzobispo José María Arancedo desde que preside el máximo órgano católico del país, y que está en clara sintonía con los lineamientos del papado de Benedicto XVI.
Un mes de “revisiones”
Sin dudas no fue un mes más para la institución católica. Es que a principio de mes, si bien la Conferencia Episcopal Argentina rechazó, nuevamente, haber tenido algún tipo de vínculo con la última dictadura militar, lo cierto es que propuso realizar una revisión de su rol durante los años más negros de la historia nacional.
“No podemos ni queremos eludir la responsabilidad de avanzar en el conocimiento de esa verdad dolorosa y comprometedora para todos”, dijeron los prelados en el texto, en el que reiteraron el pedido de perdón a “quienes hayamos defraudado o no acompañado como debimos” afirmaba la declaración.
Para esto, es preciso tener en cuenta que en 2010, en una entrevista concedida por el dictador Jorge Rafael Videla, este afirmó que los máximos jerarcas de la Iglesia Católica estaban al tanto de los asesinatos y desapariciones por aquella época.