A 48 horas de un nuevo cacerolazo contra el Gobierno nacional, analistas políticos consultados ayer por El Tribuno coincidieron en que si bien desde el oficialismo bajaron los decibles y realizaron una serie de correcciones luego de la última protesta (13 de septiembre), se espera que pasado mañana la movilización sea masiva.
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A 48 horas de un nuevo cacerolazo contra el Gobierno nacional, analistas políticos consultados ayer por El Tribuno coincidieron en que si bien desde el oficialismo bajaron los decibles y realizaron una serie de correcciones luego de la última protesta (13 de septiembre), se espera que pasado mañana la movilización sea masiva.
La convocatoria ha trascendido largamente las redes sociales: es charla en los hogares, tema de debate entre los opositores, y por sobre todo una fuerte preocupación para la Casa Rosada. Es que según el analista Jorge Giacobbe, “2 de cada 3 argentinas irían o querrían a la protesta” por lo que espera un fuerte nivel de participación en todo el país.
Los reclamos son múltiples y de varios colores ideológicos. Van desde la inflación, los bajos salarios, la re-
relección, la inseguridad hasta llegar al cepo cambiario. Por eso se espera que sea masivo.
Sin embargo, analistas consultados advirtieron que después del último cacerolazo del 13 de septiembre el Gobierno parece haber bajado los decibeles y tomado nota ante la masividad de la protesta. Analía del Franco sostuvo que hubo una respuesta del Gobierno en términos de comunicación. “Molestaba que se hable de re-reelección cuando todavía falta tanto tiempo, de cambios en la Constitución, el exceso de las cadenas nacionales. Me parece que bajó la intensidad”.
“El Gobierno bajó los decibeles de su agresividad. Retiró a Cristina de su exposición pública muy agobiante”, advirtió Giacobbe.
La desacreditación oficialista
Mientras las redes sociales arden entre el apoyo y las críticas respecto al 8N, el senador oficialista Aníbal Fernández salió a cuestionar a sus organizadores. “Es un invento de una facción de ultraderecha paga” que tiene como “único objetivo la defensa de los intereses de Clarín”, disparó el legislador.
En la misma línea es que el intelectual y referente de Carta Abierta, Ricardo Forster, consideró ayer que en la protesta anunciada para el 8 de noviembre participarán sectores con “una ideología no dicha, no explicitada, pero que se puede identificar perfectamente con una idea de derecha conservadora y en muchos casos con rasgos francamente de prejuicio e incluso de racismo también”.
En este marco es que Hugo Haime desestimó la presencia de la oposición orgánica y apuntó a la falta de referentes y partidos políticos en esta protesta. “Una cosa es que la oposición gane la calle y otra que lo gane la gente que es lo que le molesta al Gobierno” puntualizó a El Tribuno, el analista político.
Spot a spot
Los organizadores de la protesta lanzaron un video, a modo de spot, en las que señalan a modo de síntesis que las consignas de la protesta son: “no más corrupción, no más prepotencia, no más odios, no más divisiones”. Los motivos de la convocatoria son acompañados por imágenes de archivo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y del último cacerolazo del 13 de septiembre en diversos puntos del país.
Pero la respuesta por el mismo medio no se hizo esperar. Es que también hay un spot que convoca a no ir al 8N. En él se ve la leyenda Yo no voy”, bajo las consignas “Creo profundamente en este modelo, porque este gobierno es el que más escuelas y universidades públicas hizo”, “Apoyo a la democracia”, “A mí no me llevan de las narices”, “Yo no hago fuck you, doy la mano”, “No soy neoliberal”", “No soy golpista”, entre otras.
El spot también incluye varias críticas hacia el grupo Clarín, que está enfrentado con el gobierno kirchnerista. Cabe recordar que el holding mediático se encuentra en un fuerte conflicto con el Gobierno a raíz de la ley de medios que lo obliga a desinvertir en buena parte sus negocios en varios sectores antes del 7 de diciembre.