Twitter es el pajarito que le hizo frente a la “caja boba”. Cada día que pasa es común ver cómo en el ránking de los Trend Topic (las tendencias del momento, de lo que está “hablando la gente”, en esa red social) aparecen los nombres de algún programa de televisión, de una película o de algún actor, futbolista, modelo o personaje de la ficción. Tampoco no es nada raro ver a algún amigo o follower (seguidor) lanzar por la red de los micro blogs, frases de películas y fotografías de lo que mira por la TV esperando, al acecho, de alguien que quiera participar de sus comentarios. Es ineludible, Twitter se incorporó como un elemento necesario para la audiencia, el tercer componente que conjuga la interacción entre la pantalla del televisor y el espectador.
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Twitter es el pajarito que le hizo frente a la “caja boba”. Cada día que pasa es común ver cómo en el ránking de los Trend Topic (las tendencias del momento, de lo que está “hablando la gente”, en esa red social) aparecen los nombres de algún programa de televisión, de una película o de algún actor, futbolista, modelo o personaje de la ficción. Tampoco no es nada raro ver a algún amigo o follower (seguidor) lanzar por la red de los micro blogs, frases de películas y fotografías de lo que mira por la TV esperando, al acecho, de alguien que quiera participar de sus comentarios. Es ineludible, Twitter se incorporó como un elemento necesario para la audiencia, el tercer componente que conjuga la interacción entre la pantalla del televisor y el espectador.
Según el Instituto Nielsen Media Research señaló, en su último informe Social Media Report 2012, que en América Latina el 53 por ciento de la gente publicó contenido de lo que está mirando en la pantalla.
A modo de ejemplo, un hecho muy particular ocurrió en la última Cadena Nacional de la presidenta Cristina Fernández, el pasado domingo, cuando recordó los 29 años de democracia argentina en un gran espectáculo frente a la Casa Rosada. Apenas comenzado el discurso de la mandataria, rápidamente en Twitter se convirtió en tendencia, a nivel país, el hashtag “#ToyStory3”. Resultó que la mayoría de las personas que no quisieron ver y escuchar a la jefa de Estado cambiaron de canal y pronto comenzaron a comentar sobre el film infantil que justo en ese momento lo transmitía Disney Channel.
Sin embargo, la etiqueta #CadenaNacional también estuvo entre los temas hablados del momentos: por medio de esta consigna interactuaron aquellos tuiteros que simpatizan con el Gobierno nacional, medios de comunicación que trasmitieron frases de la alocución de Cristina, y también estuvieron aquellos detractores del Ejecutivo nacional.
En cifras, entre junio de 2011 y 2012, más del 33 por ciento de los usuarios en Twitter comentó sobre contenidos televisivos, un incremento del 27 por ciento respecto a igual período anterior, es decir uno de cada tres personas.
Agrega, el estudio, que el 44 por ciento de las personas que tuitearon lo hicieron por medio de una tablet, mientras que el 38 por ciento lo hizo desde un teléfono celular.
Aunque los porcentajes corresponden a Estados Unidos, este fenómeno global, llamado “Televisión social” según el estudio, se extiende por el mundo.
Es así que la experiencia de transformar la televisión en una “cuestión de inmediatez”, comentando o intercambiando información, aumentó en América Latina en un 53 por ciento, mientras que en Medio Oriente/Africa el incremento fue del 60 por ciento.
Aunque para algunos tuiteros esta tendencia irreversible les resulta un poco irritante, es inevitable: Twitter modificó el paradigma de interactuar entre la televisión y los televidentes que se convirtieron en una masa crítica activa de lo que ve a través de la pantalla.
Sin embargo, este cambio no es unidireccional, sino que quienes están “dentro” de la “caja boba”, también comenzaron a percibir a este mundo de tuiteros como el “ojo que todo lo ve”, el panóptico (entendido como la teoría de vigilancia y control de Michel Foucault). Lo que se tuitea les sirve para aclarar cosas erróneas, aplacar rumores, noticias y hasta modificar y hacer giros inesperados en los guiones para atrapar a la audiencia.
En cierto modo, Twitter, aunque muchos no lo crean o aún no lo vean, corrió los límites entre la televisión y usted.