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Obama, ante una encrucijada por el separatismo texano

Martes, 04 de diciembre de 2012 22:15
La Casa Blanca tendrá que dar una respuesta oficial antes del 9 de diciembre a la iniciativa sesecionista de los texanos.

La segunda presidencia de Barack Obama al frente de los Estados Unidos comenzó con una iniciativa inesperada y un tanto insólita que obligará a la Casa Blanca a expedirse sobre el tema.

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La Casa Blanca tendrá que dar una respuesta oficial antes del 9 de diciembre a la iniciativa sesecionista de los texanos.

La segunda presidencia de Barack Obama al frente de los Estados Unidos comenzó con una iniciativa inesperada y un tanto insólita que obligará a la Casa Blanca a expedirse sobre el tema.

El caso es que más de 110.000 residentes en el país avalaron una petición formal para que el estado de Texas se separe de la Unión y pase a ser un país independiente.

Texas, cabe señalar, tiene actualmente más de 25 millones de habitantes y su economía, por separado, sería la decimoquinta del mundo, así que por ese lado no habría mucho de qué asombrarse.

Como si esto fuera poco, Texas es único estado que fue nación independiente en el siglo XIX, más precisamente entre los años 1836 y 1845, cuando se aceptó su integración al, en ese entonces, creciente Estados Unidos de América.

Una iniciativa formal

El tema es así. En la página web de la Casa Blanca existe un apartado llamado “We the People” (Nosotros el Pueblo en castellano), que permite a los ciudadanos acercar iniciativas de todo tipo al Gobierno.

El único requisito a cumplir es que las mismas junten al menos 25.000 firmas, situación en la cual las autoridades están obligadas a contestar la demanda.

Como en el caso de Texas las firmas ya superaron la semana pasada las 110.00 firmas, se espera un pronunciamiento de Obama al respecto, o de alguna otra autoridad de primera línea.

Otro dato a tener en cuenta es que el gobernador de Texas, Rick Perry, un republicano que fue precandidato presidencial de ese partido, luego vencido por Mitt Romney, acérrimo crítico del presidente, dio a conocer el pasado jueves una declaración en la que de manera terminante afirma que el estado que gobierna debe seguir formando parte de la Unión.

Rémoras de una guerra cruel

Nadie en Estados Unidos desconoce que durante la Guerra de Secesión, en los años "80 del siglo XIX, Texas formó parte de los Estados Confederados y junto con otros territorios sureños luchó contra los estados del norte, que finalmente se impusieron.

La inmensa mayoría de las crónicas históricas tiene como razón fundamental de esa guerra la defensa que los estados sureños hacían de su derecho a tener esclavos.

Claro, los interminables campos de algodón necesitaban mano de obra regalada para seguir siendo tan rentables como hasta entonces.

Pero había en aquel momento otras razones, también económicas, que fueron el verdadero disparador de esa guerra, que costó la vida a miles de hombres y fue la única lucha armada interna que experimentó Estados Unidos.

Entre esas razones estaban las imposiciones que manaban desde Washington, urgido por tener a raya un territorio que se extendía a pasos agigantados de costa a costa y desde México a Canadá, por medio de anexamientos, guerras y cesiones de potencias como gran Bretaña.

Es decir, había razones económicas mucho más poderosas que el tema de la esclavitud, porque los impuestos decretados por el poder central asfixiaban las economías de los estados que iban alineándose con Washington. Igual que ahora.

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