¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

19 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Un agravio que nuestro país no debería tolerar

Miércoles, 05 de diciembre de 2012 06:08

El atentado fundamentalista que asesinó a 85 personas en la sede de la AMIA solo puede explicarse por el fanatismo criminal. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, quiere defender lo indefendible y, por hablar sin prudencia, agravia a nuestro país, agredido violentamente por un grupo terrorista patrocinado por el Gobierno de Irán. Los criminales de Hezbollah eligieron un objetivo civil argentino porque pretendían agraviar a los judíos como pueblo. No atacaron al Estado de Israel sino a ciudadanos argentinos en territorio argentino. El fundamentalismo teocrático puede nacer en cualquier religión. De hecho, Correa fue formado en el fundamentalismo católico y quizá por eso le resulte fácil pasar por alto la arbitrariedad y la violencia que caracterizan al régimen medieval de los ayatollah. Nadie quiere presentar a Irán como una amenaza para el mundo, sino su presidente, que gusta mostrarse como un matón. Para la Argentina, Irán fue mucho más que una amenaza: es un enemigo.La complicidad de las autoridades de ese país con los funcionarios reclamados muestra una conducta que la Argentina no debería tolerar. No hay negocios ni razones políticas que maticen la imprudencia de Correa.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

El atentado fundamentalista que asesinó a 85 personas en la sede de la AMIA solo puede explicarse por el fanatismo criminal. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, quiere defender lo indefendible y, por hablar sin prudencia, agravia a nuestro país, agredido violentamente por un grupo terrorista patrocinado por el Gobierno de Irán. Los criminales de Hezbollah eligieron un objetivo civil argentino porque pretendían agraviar a los judíos como pueblo. No atacaron al Estado de Israel sino a ciudadanos argentinos en territorio argentino. El fundamentalismo teocrático puede nacer en cualquier religión. De hecho, Correa fue formado en el fundamentalismo católico y quizá por eso le resulte fácil pasar por alto la arbitrariedad y la violencia que caracterizan al régimen medieval de los ayatollah. Nadie quiere presentar a Irán como una amenaza para el mundo, sino su presidente, que gusta mostrarse como un matón. Para la Argentina, Irán fue mucho más que una amenaza: es un enemigo.La complicidad de las autoridades de ese país con los funcionarios reclamados muestra una conducta que la Argentina no debería tolerar. No hay negocios ni razones políticas que maticen la imprudencia de Correa.

 

PUBLICIDAD