Tres días después del escándalo que destapó Rafael Correa al comparar el atentado a la AMIA con los bombardeos en Libia, llegó la típica desmentida de estos casos. “Las declaraciones del presidente de Ecuador, Rafael Correa, sobre el atentado a la AMIA perpetrado en Buenos Aires en 1994 fueron sacadas de contexto y deformadas”, señaló ayer el secretario nacional de Comunicación de la Presidencia Fernando Alvarado.
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Tres días después del escándalo que destapó Rafael Correa al comparar el atentado a la AMIA con los bombardeos en Libia, llegó la típica desmentida de estos casos. “Las declaraciones del presidente de Ecuador, Rafael Correa, sobre el atentado a la AMIA perpetrado en Buenos Aires en 1994 fueron sacadas de contexto y deformadas”, señaló ayer el secretario nacional de Comunicación de la Presidencia Fernando Alvarado.
En una declaración publicada en el portal de la Presidencia, Alvarado salió al paso de las críticas que Correa ha recibido de organizaciones judías por unos comentarios acerca de ese atentado que hizo en una entrevista televisiva que concedió el martes durante una visita a Buenos Aires.
Allí, Correa dijo conocer el atentado contra la AMIA, que definió como “muy doloroso para la historia argentina”, pero apuntó también que “hay que ver cuántos murieron en los bombardeos de la OTAN a Libia”.
Correa afirmó que Irán es “una de las pocas democracias formales” en Oriente Medio y consideró que en las críticas hacia ese país hay una “terrible doble moral” y una “manipulación” por los “intereses y particulares visiones de ciertos países hegemónicos”. La AMIA, en tanto, difundió el miércoles un comunicado en el que considera a las palabras de Correa como “irrespetuosas para con las víctimas del atentado, sus familias, la comunidad judía y el pueblo argentino en su conjunto”. “El tema, evidentemente publicado fuera de contexto y deformado en las reproducciones ulteriores, ha sido propalado a tal velocidad que no se ha detenido en el debido análisis o la necesaria reflexión que merezca una eventual precisión”, añadió Alvarado en la primera reacción oficial a la polémica originada en Argentina.
El alto funcionario puntualizó que la declaración de Correa en la entrevista concedida a la periodista Débora Plager “giró en torno a los cuestionamientos que ella hacía a Ecuador sobre las relaciones con Irán, más no a justificar, y peor aún minimizar, un atentado terrorista doloroso y cruel para familias judías y argentinas”.
“Hacemos esta referencia -dice- por el profundo respeto al pueblo argentino y por defensa a ultranza de la ética y la verdad, principios inquebrantables que marcan al Gobierno del Ecuador”. Correa había defendido las relaciones de su Gobierno con Irán, según dijo “una de las pocas democracias” en Oriente Medio.
La justicia argentina atribuye a Irán el atentado contra la organización mutualista judía AMIA de Buenos Aires, que causó 85 muertos, y dictó ordenes de captura internacional contra un libanés y ocho iraníes, entre ellos el expresidente Ali Akbar Rafsanjani y un exministro, por su presunta responsabilidad. El pasado miércoles, dirigentes del Centro Internacional Simón Wiesenthal pidieron al Gobierno argentino que reclame “una inmediata disculpa” a Correa por lo que consideran su “desprecio hacia las víctimas del terrorismo patrocinado por Irán”.