Jorge Mario Jaúregui es un arquitecto argentino que comenzó a trabajar en el cambio de la urbanización de las favelas de Río de Janeiro, desde el gobierno del anterior presidente de ese país, Lula da Silva.
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Jorge Mario Jaúregui es un arquitecto argentino que comenzó a trabajar en el cambio de la urbanización de las favelas de Río de Janeiro, desde el gobierno del anterior presidente de ese país, Lula da Silva.
Simple, didáctico y apasionado habló sobre la importancia de la participación en la urbanización, y fundamentó ese concepto en el sentimiento de pertenencia.
El profesional estableció conceptos, como la ecología existencial en las ciudades para hacerlas más participativas y democráticas. Quienes quieran conocer más sobre su perfil, encontrarán datos en www.jauregui.arq.br.
¿Recorrió ya algo de la ciudad?
Sí, anduve por varios barrios de la ciudad.
Usted lo toma como un mal ejemplo a Puerto Madero. ¿Cómo se revierte la tendencia? ¿Eso no tendría que entrar primero en la mentalidad del gobernante?
No, porque en primer lugar está el consumidor, la gente que acepta comprar condominios privados que el mercado ofrece. Además las personas van en esa dirección, quieren comprar esos ambientes cerrados por una enfermedad social que hay que curar o combatir. El urbanismo tiene que combatir ese problema.
¿De qué manera?
Ofreciendo otros espacios abiertos, conectivos, democráticos, nada cerrados; justamente lo contrario a lo que hoy se ofrece en los shoppings, los countries, los barrios cerrados.
Debemos tener ciudades compactas, integradas, donde se puedan hacer muchas cosas en un mismo lugar. De lo contrario es muy aburrido.
Eduardo Galeano ya viene hablando desde hace rato sobre ciudades-cárceles y casas-celdas...
Es una idea de los muros para adentro. Eso es la muerte de lo urbano. En lo que hay que pensar hoy es una nueva relación entre ciudad, urbanidad y espacio público. Una realidad compleja y para eso necesitamos una sociedad queriendo más, demandando más. Que lo que se construya no sea una frazada retazos, sino un paisaje articulado y pensado para el bienestar de los ciudadanos.
Su llegada posiblemente responda a un cambio en la mentalidad de nuestro dirigentes, porque acá se hicieron monoambientes para jóvenes...
Eso es algo que está muy mal hecho. Pero no porque venga una sola persona las cosas van a cambiar. Hay una función didáctica fundamental, que es mostrar lo que se podría hacer.
¿Qué se puede hacer con ese barrio?
Ese tipo de construcciones no se deberían haber hecho. Hoy son una fatalidad sucedida y deberíamos tratar de evitar que vuelvan a suceder.
¿El transporte?
El transporte público es un tema clave. ¿Cuándo una ciudad es amable? Cuando una persona no necesita andar en vehículo particular, que contaminan, ensucian y precisan vías cementadas. Es preciso un transporte público, que puede ser un tren. La ciudad debe tener espacios verdes, veredas para caminar y árboles. En Salta faltan muchos árboles.
En el centro de la ciudad hay una gran cantidad de escuelas y edificios públicos.
Hay que tener cuidado porque no se debe caer en ejemplos como la Ciudad Judicial, que no es tan bueno porque no tiene aún nada cerca. Nunca hay que separar tanto, sino que hay que conectar. Así la gente no tiene que utilizar el automóvil. Es necesario que las escuelas estén integradas, así las grandes señoras pueden ir a buscar a sus hijos en algún transporte público y no en sus cuatro por cuatro que son las desgracias de las ciudades. Para eso la ecología ambiental propone reorganizar los comportamientos dentro de la ciudad.