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El clásico terminó de la peor manera

Jueves, 29 de marzo de 2012 01:37

El clásico más importante de la región, el que parte la sociedad en dos y paraliza los corazones volvió a tener su gran noche con casi 13.000 almas que llegaron al Martearena. Antes de la goleada del cuervo, ambas parcialidades alentaban incesantemente. Pero el tercer gol de Matías Ceballos fue demasiado para los hinchas del santo que de inmediato desbordaron de bronca.
 

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El clásico más importante de la región, el que parte la sociedad en dos y paraliza los corazones volvió a tener su gran noche con casi 13.000 almas que llegaron al Martearena. Antes de la goleada del cuervo, ambas parcialidades alentaban incesantemente. Pero el tercer gol de Matías Ceballos fue demasiado para los hinchas del santo que de inmediato desbordaron de bronca.
 

Como la barbarie no paró y los imbéciles de siempre terminan adjudicándose la razón, el árbitro del partido, Espinoza, decidió dar por concluido el encuentro cuando se jugaba el primer cuarto de hora de la segunda etapa. Una vieja y mala costumbre que parecería haberse naturalizado en nuestro fútbol. El vecino jamás aceptará, de buena ley, ser vapuleado por su archirrival, y los que llegaron al estadio con la intensión de disfrutar de un partido de fútbol deberán seguir esperando.
El clásico salteño comenzó mal, con dos bombas de estruendo que cayeron desde la popular antoniana. Un choque malparido que terminó de la peor forma: con efectivos de seguridad actuando ante los actos de violencia, ante el malón de la parcialidad derrotada, al que no le bastó con romper y quemar las tribunas, sino que también se llevó cuanto objeto se le cruzó fuera del Martearena. Una vez más, lamentable.
 

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