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Lo ganó por abandono

Jueves, 29 de marzo de 2012 15:17

Aunque suene tedioso, el cuervo lo ganó por abandono. Los hinchas del santo no se bancaron ver a su equipo superado, menos en otro clásico.
El delirio, del otro lado, por un equipo que se acostumbró a ganar este tipo de partidos con una receta casi secreta. Fue un tres a cero contundente, letal, porque Central se potencia en los clásicos. De entrada, pareció pesar el antecedente y la fama con la que llegaban.
El cuervo mostró su habitual concentración y decisión, si de clásicos se trata. Juventud asomó tímido, como sintiéndose inferior, preparado para recibir antes que para dar. La diferencia se plasmó en el marcador con la aparición fugaz de Barboza, que fue a buscar la pelota hasta las últimas consecuencias, para empujarla a la red, tras una arremetida de Ceballos en tan solo un cuarto de hora. El gol de Central Norte no fue más que una confirmación de la autoestima de cada equipo. Uno, con actitud y con un libreto claro; el otro, con un mar de incertidumbres, con temor a seguir equivocando el camino. Central tuvo marca en el medio con Chávez y Campos, explosión con Ceballos o Weiner. Juventud esperó solo una escapada salvadora de Acosta o algún acierto de Perillo. Su mediocampo, desorientado, con un Giménez en bajo nivel; Ortíz, Zarosa y Gómez, desconcertados. Y en medio de este desconcierto, Martínez y Chávez perdonaron; y pese a ese desconcierto, Fretes y Maino intervinieron para subsanar cierta fallas con tintes de blooper de la última línea azabache. Y cuando falló Fretes, el palo le dijo que no a Perillo.
Delfino metió a Hechalar en el complemento, Acosta pasó de enganche y el santo cambió de semblante. Parecía encaminarse con un Ortíz más cómodo sin Giménez. Pero con eso no bastó para apagar ese plus, fuego, garra y ¡suerte! que Central tiene en los clásicos. Noir marcó el segundo y el guante de Fretes, gestión el tercero que concretó Ceballos. Por esa concentración y convicción que Central en los clásicos, ni jugando mal, la pierde.
 

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Aunque suene tedioso, el cuervo lo ganó por abandono. Los hinchas del santo no se bancaron ver a su equipo superado, menos en otro clásico.
El delirio, del otro lado, por un equipo que se acostumbró a ganar este tipo de partidos con una receta casi secreta. Fue un tres a cero contundente, letal, porque Central se potencia en los clásicos. De entrada, pareció pesar el antecedente y la fama con la que llegaban.
El cuervo mostró su habitual concentración y decisión, si de clásicos se trata. Juventud asomó tímido, como sintiéndose inferior, preparado para recibir antes que para dar. La diferencia se plasmó en el marcador con la aparición fugaz de Barboza, que fue a buscar la pelota hasta las últimas consecuencias, para empujarla a la red, tras una arremetida de Ceballos en tan solo un cuarto de hora. El gol de Central Norte no fue más que una confirmación de la autoestima de cada equipo. Uno, con actitud y con un libreto claro; el otro, con un mar de incertidumbres, con temor a seguir equivocando el camino. Central tuvo marca en el medio con Chávez y Campos, explosión con Ceballos o Weiner. Juventud esperó solo una escapada salvadora de Acosta o algún acierto de Perillo. Su mediocampo, desorientado, con un Giménez en bajo nivel; Ortíz, Zarosa y Gómez, desconcertados. Y en medio de este desconcierto, Martínez y Chávez perdonaron; y pese a ese desconcierto, Fretes y Maino intervinieron para subsanar cierta fallas con tintes de blooper de la última línea azabache. Y cuando falló Fretes, el palo le dijo que no a Perillo.
Delfino metió a Hechalar en el complemento, Acosta pasó de enganche y el santo cambió de semblante. Parecía encaminarse con un Ortíz más cómodo sin Giménez. Pero con eso no bastó para apagar ese plus, fuego, garra y ¡suerte! que Central tiene en los clásicos. Noir marcó el segundo y el guante de Fretes, gestión el tercero que concretó Ceballos. Por esa concentración y convicción que Central en los clásicos, ni jugando mal, la pierde.
 

Galería de fotos: Néstor Troncoso y Walter Echazú

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