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Familias ensambladas y el tema de ?los tuyos, los míos y los nuestros?

Sabado, 03 de marzo de 2012 10:15

Las familias ensambladas, comúnmente llamadas “los míos, los tuyos y los nuestros”, existen desde hace años, pero recién en las últimas décadas el tema se habla más libremente aunque sin embargo hasta el día de hoy no hay ningún tipo de solución a los vericuetos legales que se le presentan a estos nuevos vínculos.

El senador nacional por Capital Federal, Daniel Filmus, presentó un proyecto de ley -que duerme en la Cámara Alta, pero que no son pocos los que lo analizan y reanalizan- que pretende darle un marco legal a las familias ensambladas y que comprende la eliminación, por ejemplo, de terminologías comunes como “padrastro” o “madrastra”, remplazándolas por “padre afín” o “madre afín”,

La única verdad que manda es la realidad. Así tenemos que en 2011 en la provincia de Salta se divorciaron 3,2 parejas por día lo que quiere decir que son muchos más los matrimonios separados de hecho.
A esto hay que agregarle un dato positivo: más del 70% de quienes ponen fin a una relación matrimonial, son lo suficientemente tozudos y optimistas como para volver a buscar la felicidad y reincidir.

Algunos de ellos, lo hacen formalmente, yendo nuevamente al Registro Civil, generalmente acompañados de los hijos de ella y de él, a los que, en poco tiempo, se les sumarán nuevos hermanos.

Pero también -y son muchos más-los que unen sus vidas obviando la burocracia, pero que, como los restantes, ingresan en el complicado mundo de “los tuyos, los míos y los nuestros”, donde se plantean problemas de difícil solución, gatillados por una convivencia atípica y, fundamentalmente, por esa especie de lealtad que todos los hijos tienen hacia sus padres biológicos, especialmente al que no está, más allá de que se lo merezca o no.

Como sea, ríos de tinta ha corrido sobre este tema y decenas de películas han abordado esta problemática.
Pero lo cierto es que la realidad supera la ficción y se complica bastante el día a día en estas nuevas familias.

Desde la psicología

“Todas las familias son ensambladas, si tenemos en cuenta que sus miembros básicos son dos personas que provienen de núcleos distintos, con lógicas, creencias, mitos, estereotipos, prejuicios y modos de entender los límites, diferentes”, dice el licenciado en psicología Walter Caravotta, quien recomienda a estas familias tener en cuenta algunos preceptos: “Es importante -asegura- no olvidarse de que vienen de una pérdida anterior y por lo tanto requieren de un proceso de duelo previo. Cada uno de sus protagonistas arrastra un fracaso. Sin embargo esa realidad no debe ser vista negativamente, porque sería quedarse en el fracaso; ellos han decidido correrse de ese lugar y apostar a la felicidad dándose una nueva oportunidad”.

El problema se plantea cuando los hijos de alguno de los integrantes de la pareja comienzan a boicotear el nuevo vínculo. Esto es común con los adolescentes, sobre todo cuando no han logrado elaborar el duelo del fracaso de la familia anterior, lo que los lleva a vivir añorando lo que nunca fue.

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Las familias ensambladas, comúnmente llamadas “los míos, los tuyos y los nuestros”, existen desde hace años, pero recién en las últimas décadas el tema se habla más libremente aunque sin embargo hasta el día de hoy no hay ningún tipo de solución a los vericuetos legales que se le presentan a estos nuevos vínculos.

El senador nacional por Capital Federal, Daniel Filmus, presentó un proyecto de ley -que duerme en la Cámara Alta, pero que no son pocos los que lo analizan y reanalizan- que pretende darle un marco legal a las familias ensambladas y que comprende la eliminación, por ejemplo, de terminologías comunes como “padrastro” o “madrastra”, remplazándolas por “padre afín” o “madre afín”,

La única verdad que manda es la realidad. Así tenemos que en 2011 en la provincia de Salta se divorciaron 3,2 parejas por día lo que quiere decir que son muchos más los matrimonios separados de hecho.
A esto hay que agregarle un dato positivo: más del 70% de quienes ponen fin a una relación matrimonial, son lo suficientemente tozudos y optimistas como para volver a buscar la felicidad y reincidir.

Algunos de ellos, lo hacen formalmente, yendo nuevamente al Registro Civil, generalmente acompañados de los hijos de ella y de él, a los que, en poco tiempo, se les sumarán nuevos hermanos.

Pero también -y son muchos más-los que unen sus vidas obviando la burocracia, pero que, como los restantes, ingresan en el complicado mundo de “los tuyos, los míos y los nuestros”, donde se plantean problemas de difícil solución, gatillados por una convivencia atípica y, fundamentalmente, por esa especie de lealtad que todos los hijos tienen hacia sus padres biológicos, especialmente al que no está, más allá de que se lo merezca o no.

Como sea, ríos de tinta ha corrido sobre este tema y decenas de películas han abordado esta problemática.
Pero lo cierto es que la realidad supera la ficción y se complica bastante el día a día en estas nuevas familias.

Desde la psicología

“Todas las familias son ensambladas, si tenemos en cuenta que sus miembros básicos son dos personas que provienen de núcleos distintos, con lógicas, creencias, mitos, estereotipos, prejuicios y modos de entender los límites, diferentes”, dice el licenciado en psicología Walter Caravotta, quien recomienda a estas familias tener en cuenta algunos preceptos: “Es importante -asegura- no olvidarse de que vienen de una pérdida anterior y por lo tanto requieren de un proceso de duelo previo. Cada uno de sus protagonistas arrastra un fracaso. Sin embargo esa realidad no debe ser vista negativamente, porque sería quedarse en el fracaso; ellos han decidido correrse de ese lugar y apostar a la felicidad dándose una nueva oportunidad”.

El problema se plantea cuando los hijos de alguno de los integrantes de la pareja comienzan a boicotear el nuevo vínculo. Esto es común con los adolescentes, sobre todo cuando no han logrado elaborar el duelo del fracaso de la familia anterior, lo que los lleva a vivir añorando lo que nunca fue.

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