Luis Rivero, un desocupado sindicado por el intendente de Tartagal Sergio Leavy como uno de los responsables de amenazas y coacciones en su contra, desmintió en forma categórica haber propinado alguna vez amenazas escritas o verbales contra el jefe comunal. Rivero, de 32 años, residente en el barrio San Ramón de Tartagal, padre de un niño de corta edad y profesor de artes marciales, reveló que muchos dirigentes piqueteros, en especial los más violentos y radicalizados, tienen un alto nivel de vida y manejan recursos económicos importantes, todo producto de acuerdos que tienen con los funcionarios.
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Luis Rivero, un desocupado sindicado por el intendente de Tartagal Sergio Leavy como uno de los responsables de amenazas y coacciones en su contra, desmintió en forma categórica haber propinado alguna vez amenazas escritas o verbales contra el jefe comunal. Rivero, de 32 años, residente en el barrio San Ramón de Tartagal, padre de un niño de corta edad y profesor de artes marciales, reveló que muchos dirigentes piqueteros, en especial los más violentos y radicalizados, tienen un alto nivel de vida y manejan recursos económicos importantes, todo producto de acuerdos que tienen con los funcionarios.
Rivero trabaja, según dijo, como albañil “porque con mi trabajo como profesor de taekwon-do no me alcanza para mantener a mi familia. No dejo un día de pensar cuál es el motivo por el que el intendente Sergio Leavy me nombró como el autor de las amenazas que sufrieron él y su familia. No tengo antecedentes penales, nunca participé de un corte de ruta y si quemé gomas en la puerta del municipio, lo hice para exigir que me dieran alguna obra y que no siempre se favoreciera a los mismos”, aseguró.
El desocupado recordó que “el 18 de marzo pasado estábamos en la puerta del municipio pidiendo que nos den alguna obra; nos reunimos con el intendente Leavy y con varios jefes policiales; allí el intendente me dijo que yo le había mandado un mensaje amenazándolo de muerte. Le dije al comisario que me detenga si eso era cierto porque yo estaba seguro de que jamás hice una cosa así. Junto con el comisario Flores, quien en ese momento era jefe de la Comisaría 42, me vine hasta esa dependencia, dejé mis datos y les dije dónde me podían encontrar. Esa fue la primera vez que escuché este tema de las amenazas, pero en la conferencia de prensa el intendente directamente me acusó a mí; nunca fui citado por la Justicia ordinaria ni federal”.
“No todos somos iguales”
Rivero consideró que “no todos los desocupados somos iguales, al punto que quienes no tenemos denuncias ni causas penales terminamos siendo los más vulnerables. Yo soy el único de los referentes que se siente dolido por esta acusación injusta”, aseguró. Remarcó que no pertenece a ninguna agrupación y recordó que “en varias ocasiones hablé con Ramón "Panzón' Contreras y con otros dirigentes piqueteros y les dije que a mí no me parecía bien que ellos anden en autos Alfa Romeo, que lleven $100.000 en el bolsillo cuando a la gente de esas cooperativas le dan $50 por día que apenas les alcanza para comer. Pero ellos no ven mal esas actitudes, quizás porque antes nunca tuvieron nada y ahora se encuentran con la posibilidad de conseguir cosas que antes les eran inalcanzables. Pero a mí personalmente, más que lo material, me importa mi honor y me siento mal psicológicamente porque salgo en los medios de comunicación. El intendente y otros funcionarios me nombran como si yo fuera un mafioso y no tengo nada que ver con amenazas ni con aprietes”.
Rivero recordó que los otros dirigentes piqueteros, como Ramón Contreras y José Alvarado, “son amigos de Leavy; el intendente fue al casamiento de "Panzón'; hace poco fue a otra fiesta por el cumpleaños del hijo de Contreras, va a los cumpleaños de Alfaro. Pero que la comunidad de Tartagal me califique como a un delincuente es lo que me duele porque me afecta a mí y a mi familia”.