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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Recién después de martillarle la cabeza a su madre sintió paz

Sabado, 14 de abril de 2012 20:10

Nunca quiso a su madre, la hizo responsable de todo lo que le sucedía; jamás le tuvo clemencia y fue brutal al momento de juzgarla. Por eso, cuando tomó el martillo de carpintero y lo hundió en la cabeza de quien lo trajo al mundo, aprovechando que dormía, sintió placer. Con cada mazazo que penetraba en el cráneo ya destrozado de Clarnelle Kemper, una mujer cincuentona, sentía que le hacía pagar todas y cada una de las palabras que lo habían dañado: “Mi madre hacía diferencia con mis hermanas”, “nunca me tuvo en cuenta”, “me maltrató siempre”, fueron las frases que dijo en el juicio. Por eso consideró que el raid de sangre que había iniciado a los 15 años, estuvo concluido cuando no quedó más que una masa de sesos y sangre en lo que había sido su progenitora. Después llamó por teléfono a una amiga de Clarnelle, Sally Hallett.Al ingresar la mujer a la vivienda, hizo el ademán de abrazarla, pero la tomó por el cuello y la ahorcó. Luego se subió al auto de Sally y manejó cientos de kilómetros. Mientras conducía escuchaba las noticias en la radio, pero nadie informaba sobre sus asesinatos. Le pareció raro y se detuvo en la ruta y habló desde un teléfono público con la Policía. “Yo soy el carnicero de las colegialas, y también maté a mi madre y a mis abuelos, dijo”. Al otro lado de la línea no daban crédito a lo que oían y pensaron que era una broma, pero ante la insistencia, decidieron ir hasta el domicilio de los Kemper... Era cierto, allí estaba el cuerpo de Sally Hallett en la sala de ingreso, y en el dormitorio, en la cama, la madre, destrozada.
 

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Nunca quiso a su madre, la hizo responsable de todo lo que le sucedía; jamás le tuvo clemencia y fue brutal al momento de juzgarla. Por eso, cuando tomó el martillo de carpintero y lo hundió en la cabeza de quien lo trajo al mundo, aprovechando que dormía, sintió placer. Con cada mazazo que penetraba en el cráneo ya destrozado de Clarnelle Kemper, una mujer cincuentona, sentía que le hacía pagar todas y cada una de las palabras que lo habían dañado: “Mi madre hacía diferencia con mis hermanas”, “nunca me tuvo en cuenta”, “me maltrató siempre”, fueron las frases que dijo en el juicio. Por eso consideró que el raid de sangre que había iniciado a los 15 años, estuvo concluido cuando no quedó más que una masa de sesos y sangre en lo que había sido su progenitora. Después llamó por teléfono a una amiga de Clarnelle, Sally Hallett.Al ingresar la mujer a la vivienda, hizo el ademán de abrazarla, pero la tomó por el cuello y la ahorcó. Luego se subió al auto de Sally y manejó cientos de kilómetros. Mientras conducía escuchaba las noticias en la radio, pero nadie informaba sobre sus asesinatos. Le pareció raro y se detuvo en la ruta y habló desde un teléfono público con la Policía. “Yo soy el carnicero de las colegialas, y también maté a mi madre y a mis abuelos, dijo”. Al otro lado de la línea no daban crédito a lo que oían y pensaron que era una broma, pero ante la insistencia, decidieron ir hasta el domicilio de los Kemper... Era cierto, allí estaba el cuerpo de Sally Hallett en la sala de ingreso, y en el dormitorio, en la cama, la madre, destrozada.
 

Un chico inteligente

Big Ed como le decían, medía más de dos metros y su coeficiente intelectual era de 136, es decir bastante más arriba de la media. Tenía dos hermanas, una seis años mayor y otra dos años menor. Sentía una gran identificación con su padre, pero luego del divorcio él se fue a otra ciudad y compartieron poco y nada. Incluso en una oportunidad en que se fue a vivir con su progenitor, la buena relación no duró más de un mes y tuvo que retornar a vivir con su “despreciable y avergonzante” madre. Desde pequeño tuvo conductas extrañas sobre todo en lo relacionado a la sexualidad. Tomaba las muñecas de sus hermanas y las descabezaba y luego las destrozaba mientras expresaba fantasías sexuales. En una oportunidad le contó a su hermana menor que quería besar a su maestra. Y cuando la niña le preguntó por qué no lo hacía, el contestó: “Porque primero la tengo que matar y cortarle la cabeza”. Sus conductas en la escuela también eran conflictivas, por lo que lo enviaron al gabinete psicológico, que se ocupó de todo lo superficial pero nunca de lo esencial; además su inteligencia le permitió manipular a los profesionales, los que nunca le dieron ninguna solución y más bien sumaron confusión en el joven. Al poco tiempo la madre lo mandó al campo a vivir con sus abuelos.
 

Nunca tuvo sexo con una mujer viva

Ed se había comprado su auto, y con él comenzó a buscar chicas con quienes salir, solo que su modo era bastante particular. Se movía siempre en los alrededores de la universidad y de los colegios de la zona y se ofrecía a llevar a las chicas que hacían dedo, algo que era muy común en aquellos años. Es así como el 7 de mayo de 1972, subieron a su vehículo las que serían sus primeras víctimas, Mary Anne Pesce y Anita Luchese. Al parecer habían salido del Fresno State College y se dirigían a ver a unas amigas a la Universidad de Stanford, pero nunca llegaron. A pesar de que los familiares reportaron el incidente a la policía, la carencia de información y la sospecha de que podrían haberse fugado del hogar dio como resultado una investigación pésima. Sin embargo, el 15 de agosto fueron hallados los restos de un cráneo de mujer que fue identificado como el de Mary Pesce, y pronto supusieron que ambas habían encontrado la muerte de forma violenta. El 14 de septiembre desapareció Aiko Koo, estudiante de danza que hacía dedo en el área de Berkle. El 8 de enero de 1973 le tocó el turno a Cindy Schall, de 18 años, cuando hizo lo mismo para llegar a sus clases en una escuela pública del lugar. El 5 de febrero de 1973 desaparecieron otras chicas que también vieron haciendo dedo: Rosalind Thorpe y Allison Liu. El 4 de marzo, un par de corredores encontró una quijada cerca de una ruta. Días después comenzaron a aparecer partes de cuerpos en diferentes lugares de la ciudad. En las montañas, en la playa e incluso en el jardín de su propia casa. Por huellas digitales y radiografías se pudo identificar a las víctimas. El modo de actuar siempre era el mismo: las recogía amablemente, entablaba conversación con ellas y luego las asesinaba, las decapitaba y tras ello, las violaba. Después, las descuartizaba y las distribuía en diferentes puntos de la localidad. El crimen de su madre fue el que cerró la historia.
 

Mamá, maté a los abuelos, ¿qué hago?

Después de estar unos días con sus abuelos que vivían en las afueras de la ciudad, comenzaron los conflictos. Su abuela tenía carácter fuerte y no estaba dispuesta a permitirle desórdenes ni faltas de respeto. En esa casa había normas que Ed debía respetar. La ira del chico de 15 años fue en aumento, hasta que no soportó más y tomó una escopeta, se fue al comedor donde su abuela estaba terminando de escribir un libro para niños y le tiró dos perdigonadas, luego arrastró el cuerpo a una habitación contigua y esperó la llegada de su abuelo. Cuando el hombre se bajó de la camioneta, le disparó. Después se dirigió tranquilo hasta el teléfono, la llamó a su madre y le dijo “Mamá, maté a los abuelos”. La mujer le ordenó que llamará a la policía, cosa que hizo y se quedó paciente esperando en la puerta de la casa. Como resultado de este crimen fue puesto en manos de la autoridad juvenil de California, que lo recluyó un corto tiempo en el hospital estatal de Atascadero. Ahí se le practicaron las pruebas psicológicas de rigor que determinaron que poseía un coeficiente intelectual casi de un genio. Además, que padecía esquizofrenia paranoide. Tiempo después fue dejado en libertad en contra de la opinión de numerosos especialistas que conocían su caso. A simple vista Kemper era socialmente inadaptado. El comité de libertad condicional que dictaminó su caso carecía de psicólogos y especialistas que objetaran la moción, de ese modo fue entregado a su madre en Santa Cruz, California.
El sueño de Ed era ser policía pero su estatura no estaba contemplada en el reglamento por lo que eso no fue posible. Después de mucho andar consiguió trabajo en una empresa de caminos. Su madre trabajaba como personal administrativo en la universidad local. En una conversación le pidió que le presentara alguna estudiante de la misma a lo que la madre le respondió que “son demasiado para vos”. Desde ese momento decidió conseguirse él sólo las chicas y trabar relaciones con ellas a su manera...
 

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