Los vecinos del barrio 23 de Agosto se sienten en tierra de nadie. Dicen que tienen mucho temor por los reiterados hechos de inseguridad que se registran a diario en esa zona de la ciudad, donde el sábado hallaron el cuerpo sin vida de una adolescente de 16 años.
Para comenzar a revertir esta situación, dicen, es necesario que se desmalecen varios terrenos baldíos donde el pasto alcanza los tres metros de altura. También falta iluminación y que se nivele el terreno donde está la plaza. El Tribuno observó que en ese lugar hay varios montículos de ripio que iban a ser utilizados para emparejar el predio, pero en cambio se convirtieron en sitios que eligen los malvivientes para esconder cosas robadas e, incluso, juntarse a consumir paco.
Ese panorama describió María Figueroa, una vecina que se mostró preocupada por esta situación. “Ya es algo de todos los días”, dijo. Otros vecinos comentaron que pidieron obras e hicieron reclamos a la Municipalidad, pero no han recibido respuesta.
La plaza nunca pudo ser disfrutada por los chicos. “Siempre fue un lugar peligroso en el que algunos jóvenes se juntan a drogarse por las noches o para esconderse en esa especie de pozos improvisados entre el ripio”, agregó María Inés Llanos.
Otra vecina comentó que por sus propios medios colocó un farol frente a la plaza. Que, al menos, ese sector del barrio esté iluminado, la hacía sentirse más segura. No duró nada. “Los mismos chicos que se juntan a drogarse la apedrearon”, contó. Y otra vez volvió a estar todo oscuro.
Los juegos están rotos. La plaza es una de las postales del abandono del que hablan quienes viven en barrio 23 de Agosto.
inicia sesión o regístrate.
Los vecinos del barrio 23 de Agosto se sienten en tierra de nadie. Dicen que tienen mucho temor por los reiterados hechos de inseguridad que se registran a diario en esa zona de la ciudad, donde el sábado hallaron el cuerpo sin vida de una adolescente de 16 años.
Para comenzar a revertir esta situación, dicen, es necesario que se desmalecen varios terrenos baldíos donde el pasto alcanza los tres metros de altura. También falta iluminación y que se nivele el terreno donde está la plaza. El Tribuno observó que en ese lugar hay varios montículos de ripio que iban a ser utilizados para emparejar el predio, pero en cambio se convirtieron en sitios que eligen los malvivientes para esconder cosas robadas e, incluso, juntarse a consumir paco.
Ese panorama describió María Figueroa, una vecina que se mostró preocupada por esta situación. “Ya es algo de todos los días”, dijo. Otros vecinos comentaron que pidieron obras e hicieron reclamos a la Municipalidad, pero no han recibido respuesta.
La plaza nunca pudo ser disfrutada por los chicos. “Siempre fue un lugar peligroso en el que algunos jóvenes se juntan a drogarse por las noches o para esconderse en esa especie de pozos improvisados entre el ripio”, agregó María Inés Llanos.
Otra vecina comentó que por sus propios medios colocó un farol frente a la plaza. Que, al menos, ese sector del barrio esté iluminado, la hacía sentirse más segura. No duró nada. “Los mismos chicos que se juntan a drogarse la apedrearon”, contó. Y otra vez volvió a estar todo oscuro.
Los juegos están rotos. La plaza es una de las postales del abandono del que hablan quienes viven en barrio 23 de Agosto.
“Somos gente trabajadora”
“Queremos vivir tranquilos. Queremos poder salir a la calle a cualquier hora, sin sentir miedo por que le pase algo a nuestros chicos”, dijo Jorge Mariscal. “Ya nadie se anima a entrar a este barrio, ni la policía. Somos trabajadores y estamos muy preocupados por las cosas horribles que están pasando. Rogamos que alguien haga algo, necesitamos más protección”, señaló.
Jorge contó que estos días notó más presencia policial, por lo que ocurrió el sábado y concluyó pidiendo que no cese el control.