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16 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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El inaguantable Caruso Lombardi

Sabado, 19 de mayo de 2012 21:16

El mundillo del fútbol, considerado con razón ese deporte, no su mundillo, el más popular del país y también “la pasión argentina”, atesora perfiles que no son para elogiar, como la presencia de los barrabravas y sus desmanes semanales, y su vinculación con dirigentes y políticos que los utilizan para lograr sus propósitos.
Salvada esa lamentable faceta, moldeada con violencia y corrupción, el fútbol constituye uno de los más hermosos espectáculos populares, sino el más, pues une destreza, estética, fervor y sentimiento. Ningún otro se le compara.
El fútbol llegó a estas tierras en las últimas décadas del siglo XIX, proveniente de Gran Bretaña, que fue su cuna, y aquí lo adoptamos como “deporte nacional”.
Y así nacieron los clubes, grandes y chicos. Veamos algunas fechas y nombres. En 1887 apareció Quilmes Atlético Club y en 1893 hizo su entrada la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
River Plate nació en 1901, en el barrio (créase o no) de La Boca. Posteriormente se mudó a Núñez. Racing Club, la Academia, fue fundado en 1903, en Avellaneda, como su superrival, Independiente, que abrió los ojos en 1905. Ese mismo año fue fundado Boca Juniors, en el barrio que le dio el nombre. San Lorenzo de Almagro y Huracán, rivales históricos, aparecieron en 1908.
Al ser el fútbol un deporte de adhesión masiva, una genuina “pasión de multitudes”, como gustan llamarlo mis apreciados colegas, no debe extrañar que haya cobijado a personalidades singulares, dentro y fuera del campo de juego.
Los hubo desde jugadores irrepetibles como Adolfo Pedernera, José Manuel Moreno, Jaime Sarlanga, Martino, Cherro, Vicente Zito, Arsenio Erico, Vicente de la Mata, Amadeo Carrizo, Néstor Rossi, Blazina, Sosa, Pescia, Rubén Bravo, Bochini, Enrique Omar Sívori, Labruna, Félix Lustaou, Mario Boyé, Grillo, Maradona, etcétera, etcétera, hasta relatores inolvidables como Fioravanti y Lalo Pelliciari, pasando por directores técnicos de la talla de Minella, Stábile, Menotti, Lorenzo, Pizutti, Carlos Bianchi y más etcéteras. Todos y cada uno de ellos dejaron su sello. Pero fue de rigor que entre tantas luminarias, por así decirlo, dijeran presente algunas moscas en la leche del fútbol. Y no fueron pocas esas moscas. Tenemos, para quedarnos en la actualidad, al vigente director técnico de San Lorenzo de Almagro, el mediático y camorrero Ricardo Caruso Lombardi, Tano o Richard, para sus íntimos.
Este DT, que en su juventud jugó como medio campista en Argentinos Juniors, tuvo en su carrera actuaciones exitosas.
Por ejemplo, en 2005, coronó a Tigre campeón en Primera B, logrando su ascenso a la división mayor. Recomendado por Diego Maradona, dirigió luego a Argentinos Juniors. En 2009 fue a Racing y lo salvó del descenso. Ese mismo año volvió a Tigre, y aquí las cosas dejaron de ser tan rosas. El jugador Juan Camilo Angulo lo denunció por haber pedido dinero a su representante a cambio de ponerlo como titular. A raíz de este episodio, y por el fastidio que causaba en los dirigentes su desusada exposición mediática, además de sus constantes cruces con hinchas y árbitros, tuvo que emigrar de Tigre. 2011 fue un año malo para él, pues no pudo evitar que Quilmes se fuera a la B.
En estos días dirige a San Lorenzo. Y ahí está. Está peleado con numerosos futbolistas, como Rolando Schiavi, Chori Domínguez y otros. No cesa en su costumbre de criticar con ferocidad a los árbitros y de manifestar su mal humor e intolerancia. Su última hazaña fue trenzarse en una grotesca y callejera pelea con Fabián García. Se burlaron de él en las redes sociales, y hasta el boxeador Sergio “Maravilla” Martínez se divirtió a su costa. Dijo que Caruso Lombardi tiene la actitud del “valiente cobarde”.
En fin, para qué seguir. No cambia. Ricardo Caruso Lombardi, opinan los que saben, continuará con su afición mediática, no abandonará su espíritu camorrero, o “busca roña”, como dice el vulgo, peleándose con todos por un “quítame de aquí esa mirada insolente”.
Esa conducta lo hace merecedor a este orsai.

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El mundillo del fútbol, considerado con razón ese deporte, no su mundillo, el más popular del país y también “la pasión argentina”, atesora perfiles que no son para elogiar, como la presencia de los barrabravas y sus desmanes semanales, y su vinculación con dirigentes y políticos que los utilizan para lograr sus propósitos.
Salvada esa lamentable faceta, moldeada con violencia y corrupción, el fútbol constituye uno de los más hermosos espectáculos populares, sino el más, pues une destreza, estética, fervor y sentimiento. Ningún otro se le compara.
El fútbol llegó a estas tierras en las últimas décadas del siglo XIX, proveniente de Gran Bretaña, que fue su cuna, y aquí lo adoptamos como “deporte nacional”.
Y así nacieron los clubes, grandes y chicos. Veamos algunas fechas y nombres. En 1887 apareció Quilmes Atlético Club y en 1893 hizo su entrada la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
River Plate nació en 1901, en el barrio (créase o no) de La Boca. Posteriormente se mudó a Núñez. Racing Club, la Academia, fue fundado en 1903, en Avellaneda, como su superrival, Independiente, que abrió los ojos en 1905. Ese mismo año fue fundado Boca Juniors, en el barrio que le dio el nombre. San Lorenzo de Almagro y Huracán, rivales históricos, aparecieron en 1908.
Al ser el fútbol un deporte de adhesión masiva, una genuina “pasión de multitudes”, como gustan llamarlo mis apreciados colegas, no debe extrañar que haya cobijado a personalidades singulares, dentro y fuera del campo de juego.
Los hubo desde jugadores irrepetibles como Adolfo Pedernera, José Manuel Moreno, Jaime Sarlanga, Martino, Cherro, Vicente Zito, Arsenio Erico, Vicente de la Mata, Amadeo Carrizo, Néstor Rossi, Blazina, Sosa, Pescia, Rubén Bravo, Bochini, Enrique Omar Sívori, Labruna, Félix Lustaou, Mario Boyé, Grillo, Maradona, etcétera, etcétera, hasta relatores inolvidables como Fioravanti y Lalo Pelliciari, pasando por directores técnicos de la talla de Minella, Stábile, Menotti, Lorenzo, Pizutti, Carlos Bianchi y más etcéteras. Todos y cada uno de ellos dejaron su sello. Pero fue de rigor que entre tantas luminarias, por así decirlo, dijeran presente algunas moscas en la leche del fútbol. Y no fueron pocas esas moscas. Tenemos, para quedarnos en la actualidad, al vigente director técnico de San Lorenzo de Almagro, el mediático y camorrero Ricardo Caruso Lombardi, Tano o Richard, para sus íntimos.
Este DT, que en su juventud jugó como medio campista en Argentinos Juniors, tuvo en su carrera actuaciones exitosas.
Por ejemplo, en 2005, coronó a Tigre campeón en Primera B, logrando su ascenso a la división mayor. Recomendado por Diego Maradona, dirigió luego a Argentinos Juniors. En 2009 fue a Racing y lo salvó del descenso. Ese mismo año volvió a Tigre, y aquí las cosas dejaron de ser tan rosas. El jugador Juan Camilo Angulo lo denunció por haber pedido dinero a su representante a cambio de ponerlo como titular. A raíz de este episodio, y por el fastidio que causaba en los dirigentes su desusada exposición mediática, además de sus constantes cruces con hinchas y árbitros, tuvo que emigrar de Tigre. 2011 fue un año malo para él, pues no pudo evitar que Quilmes se fuera a la B.
En estos días dirige a San Lorenzo. Y ahí está. Está peleado con numerosos futbolistas, como Rolando Schiavi, Chori Domínguez y otros. No cesa en su costumbre de criticar con ferocidad a los árbitros y de manifestar su mal humor e intolerancia. Su última hazaña fue trenzarse en una grotesca y callejera pelea con Fabián García. Se burlaron de él en las redes sociales, y hasta el boxeador Sergio “Maravilla” Martínez se divirtió a su costa. Dijo que Caruso Lombardi tiene la actitud del “valiente cobarde”.
En fin, para qué seguir. No cambia. Ricardo Caruso Lombardi, opinan los que saben, continuará con su afición mediática, no abandonará su espíritu camorrero, o “busca roña”, como dice el vulgo, peleándose con todos por un “quítame de aquí esa mirada insolente”.
Esa conducta lo hace merecedor a este orsai.

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