La paternidad le sentó muy bien a Sergio Agüero. A tal punto que la llegada de su primogénito coincidió con la evolución y la maduración futbolística del crack oriundo de Quilmes, de la que pudieron disfrutar tanto los aficionados del Atlético Madrid, en su última etapa, y los del Manchester City, en su esplendor.
Padre de Benjamín Agüero Maradona, célebre y honorífico nombre para un niño que, a juzgar por sus patrones genéticos, lleva el fútbol en sus venas. A su vez, yerno del mejor jugador de la historia, su ídolo máximo desde su infancia, hoy parte importante dentro de sus lazos más estrechos.
La intrínseca relación entre Sergio Agüero y Diego Armando Maradona muestra más similitudes que contrastes. Ambos se forjaron en las cunas más austeras y en los ámbitos más humildes. Hicieron un culto del auténtico potrero argentino desde sus raíces y luego lo pasearon por el mundo. Ambos fueron precoces y debutaron en primera antes de la edad recomendable de maduración.
Comparten un prodigio único y una habilidad infinita con la pelota en sus pies, y alcanzaron el auge del reconocimiento en un mundial juvenil.
El vínculo sacramental con Gianina, la hija menor del Pelusa, y el nacimiento de Benja, unió aún más los caminos del astro inmortal y del crack reinante.
“Lionel Messi no es normal, es el mejor del mundo en la actualidad, pero Diego Maradona es el mejor de la historia. Es Dios”, no dudó en reconocer el Kun cuando se le quiso sembrar públicamente la disyuntiva entre el cariño por su amigo y el afecto por su suegro.
Mientras que Diego no se quedó atrás y devolvió gentilezas. “Quiero ver triunfar al Kun en el Real Madrid, es un club para un jugador de su jerarquía”, fue el deseo no consumado del astro sobre su yerno.
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La paternidad le sentó muy bien a Sergio Agüero. A tal punto que la llegada de su primogénito coincidió con la evolución y la maduración futbolística del crack oriundo de Quilmes, de la que pudieron disfrutar tanto los aficionados del Atlético Madrid, en su última etapa, y los del Manchester City, en su esplendor.
Padre de Benjamín Agüero Maradona, célebre y honorífico nombre para un niño que, a juzgar por sus patrones genéticos, lleva el fútbol en sus venas. A su vez, yerno del mejor jugador de la historia, su ídolo máximo desde su infancia, hoy parte importante dentro de sus lazos más estrechos.
La intrínseca relación entre Sergio Agüero y Diego Armando Maradona muestra más similitudes que contrastes. Ambos se forjaron en las cunas más austeras y en los ámbitos más humildes. Hicieron un culto del auténtico potrero argentino desde sus raíces y luego lo pasearon por el mundo. Ambos fueron precoces y debutaron en primera antes de la edad recomendable de maduración.
Comparten un prodigio único y una habilidad infinita con la pelota en sus pies, y alcanzaron el auge del reconocimiento en un mundial juvenil.
El vínculo sacramental con Gianina, la hija menor del Pelusa, y el nacimiento de Benja, unió aún más los caminos del astro inmortal y del crack reinante.
“Lionel Messi no es normal, es el mejor del mundo en la actualidad, pero Diego Maradona es el mejor de la historia. Es Dios”, no dudó en reconocer el Kun cuando se le quiso sembrar públicamente la disyuntiva entre el cariño por su amigo y el afecto por su suegro.
Mientras que Diego no se quedó atrás y devolvió gentilezas. “Quiero ver triunfar al Kun en el Real Madrid, es un club para un jugador de su jerarquía”, fue el deseo no consumado del astro sobre su yerno.