Una familia de esta capital denunció ayer en El Tribuno haber sido víctima de un brutal ataque de parte de al menos 20 patoteros, en ocasión de celebrar el cumpleaños de una de sus hijas en una casa alquilada para ese fin, en la localidad de San Luis, más precisamente en Villa Rebeca, conocida también como Villa Tranquila.
Ricardo Domínguez, el jefe de la familia atacada, expresó su indignación y a la vez impotencia porque, aseguró, a pesar de que durante casi 15 minutos intentaron comunicarse con el 911, nadie concurrió a ayudarlos.
“Durante más de media hora -dijo- nuestra familia tuvo que enfrentar a unos 20 patoteros que finalmente ingresaron hasta los fondos del inmueble, destruyendo todo a su paso y golpeando con garrotes a quienes intentábamos pacificar los ánimos.
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Una familia de esta capital denunció ayer en El Tribuno haber sido víctima de un brutal ataque de parte de al menos 20 patoteros, en ocasión de celebrar el cumpleaños de una de sus hijas en una casa alquilada para ese fin, en la localidad de San Luis, más precisamente en Villa Rebeca, conocida también como Villa Tranquila.
Ricardo Domínguez, el jefe de la familia atacada, expresó su indignación y a la vez impotencia porque, aseguró, a pesar de que durante casi 15 minutos intentaron comunicarse con el 911, nadie concurrió a ayudarlos.
“Durante más de media hora -dijo- nuestra familia tuvo que enfrentar a unos 20 patoteros que finalmente ingresaron hasta los fondos del inmueble, destruyendo todo a su paso y golpeando con garrotes a quienes intentábamos pacificar los ánimos.
Nuestros invitados, estudiantes universitarios, compañeros de estudio de mi nena, Carla, fueron encerrados por mi esposa para que no fueran golpeados por esta banda de forajidos, uno de los cuales perdió su celular en la refriega, aparato que presentamos como prueba cuando llegó la policía, tarde y mal. Recién, entonces, al vernos ensangrentados y con todo el mobiliario hecho trizas, comprendieron la gravedad del ataque y salieron a detener a los forajidos, la mayoría de los cuales ya se habían retirado del barrio. Peor -agregó Domínguez- fue esperar al Samec, que tardó aún más y trasladó a los heridos hacia el hospital San Bernardo”.
Por su parte, Marta Eguizábal, madre de la cumpleañera, dijo: “Así no se puede vivir, la inseguridad que existe apenas salís de la plaza 9 de Julio es preocupante; ni hablar de los lugares alejados de la capital. Un policía me explicó que ‘nos sacan el personal de las comisarías para que estén parados en las esquinas del centro, los barrios bien’, me pareció mal pero a la vez razonable”, finalizó.