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Heroínas de acero para una Patria grande

Miércoles, 11 de julio de 2012 22:46

“Juana Azurduy de Padilla cruza a caballo la historia, sembrando el alto sendero de armaduras españolas”...

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“Juana Azurduy de Padilla cruza a caballo la historia, sembrando el alto sendero de armaduras españolas”...

Hace 232 años, muchos hombres y mujeres de este mapa comenzaban a soñar con la Independencia. Ese sueño arrollador le dio vida a Juana Azurduy, en Chuquisaca (hoy Sucre), el 12 de julio de 1780. La ciudad, entonces, era la segunda en importancia después de Buenos Aires. La vida de esta Juana fue tan épica, que en su nombre se celebra hoy el Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América y el Día de la Hermandad argentino-boliviana.

Por esa independencia que evocamos y cuyas crueles luchas no podríamos visitar ni en los peores sueños, muchas mujeres realizaron sacrificios impensados para burlar al enemigo. Ellas fueron ignoradas o puestas entre paréntesis en el relato histórico. Merecen ser devueltas a la memoria colectiva, para pagarles, al menos con el recuerdo, sus vidas entregadas a favor de la libertad sudamericana.

Los próceres triunfaron ayudados por hábiles mujeres. Como las salteñas Juana Moro y Martina Silva de Gurruchaga, quienes capitaneando la tropa que formaran se presentaron en el campo de batalla aquel mítico 20 de Febrero de 1813. Las tareas de espionaje que realizaron a partir de 1810, desesperaron a los realistas. Cada una era una espía vigilante y puntual. Loreto Sánchez comandaba una red de mujeres espías. Manuela Pedraza “la Tucumanesa”, las Niñas de Ahohuma, Macacha Gemes, Andrea Zenarruza, Juana Moro, Petrona Arias, Juana Torino, sus hijas y criadas merecen perdurar en la memoria como abanderadas del patriotismo.

Juana Azurduy, heroína por antonomasia, remontando su tragedia, deslumbró a Belgrano y a Gemes por su bravura. A los 81 años, el 25 de mayo de 1862, murió en la pobreza. Fue sepultada en una fosa común, sin los honores que merecía.

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