De visita por la ciudad de Salta, el cardenal Estanislao Karlic habló con El Tribuno sobre algunos aspectos de la realidad social. El exarzobispo de Paraná se mostró de acuerdo con la educación sexual en las escuelas, siempre y cuando haya una aprobación de los padres. Además, señaló como principio básico al trabajo para salir de la pobreza y defendió al papa Benedicto XVI de aquellos que lo señalan como conservador.
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De visita por la ciudad de Salta, el cardenal Estanislao Karlic habló con El Tribuno sobre algunos aspectos de la realidad social. El exarzobispo de Paraná se mostró de acuerdo con la educación sexual en las escuelas, siempre y cuando haya una aprobación de los padres. Además, señaló como principio básico al trabajo para salir de la pobreza y defendió al papa Benedicto XVI de aquellos que lo señalan como conservador.
El profesor de teología en la Universidad Católica de Santa Fe habló también sobre la relación del hombre del siglo XXI con Dios.
Este año, el Congreso podría debatir sobre el aborto ¿Cómo ve la Iglesia Católica este proyecto?
Hay una vida nueva que tenemos que cuidar entre todos, que procede de un hecho pecaminoso, el cual realmente lo tenemos que aborrecer. Esto se hace asistiendo a quien fue lesionado en su dignidad. Tenemos que saber que ahí hay una vida que a mí me atañe, no sé en cuánto puedo hacer algo, pero es una vida nueva. Una vida que tengo que amar porque es vida; pero no de cualquier forma, sino de una forma particular porque está en esta condición triste. Entonces, me parece que tenemos que volver a descubrir no solamente las maravillas de la vida -realmente, eso no se negocia- sino saber cómo tengo que cuidar a los jóvenes y a los no jóvenes por esa posibilidad de ese pecado tan grave que no solamente es un pecado sino que hipoteca una existencia y la hipoteca tan radicalmente. Creo que nosotros tendríamos que pensar en eso: que el amor de una sociedad tiene que calificarse para esa vida nueva que está tan desguarnecida. Yo no negocio con la vida, porque con la vida me han dado un don que no acaba sino en la gloria. No nos quitemos una responsabilidad matando al pequeño en el aborto, sino, al contrario, que este hecho nos incentive para agrandar nuestro corazón.
¿Cuál es su opinión sobre la educación sexual en las escuelas?
En la redacción del catecismo, una obra tan hermosa, se tenía mucho cuidado para ordenar el pensamiento y las ideas. Entonces hay que decir primero: ¿Tiene que haber educación sexual? Absolutamente sí. Porque tienen que saber qué hacer con su vida entera y con el cuerpecito que Dios nos ha dado a cada uno. Esto no se discute. Ahora, lo siguiente es preguntarse quién y cuándo tiene que hacer eso. Tiene que hacerse con la delicadeza maravillosa de lo que es eso, con toda la dignidad. En primer lugar, tiene que hacerse en la familia y desde ahí se va saliendo hacia los ambientes donde se tenga más asegurada la corrección de la enseñanza y el amor con el que se imparta. Desde la familia, nosotros los cristianos, pasamos a la Iglesia, a los grupos, a los abuelitos, a los tíos. Todos ellos son niveles que garantizan la corrección. Si alguna vez el niño o la niña no tiene la corrección en su familia, o no tiene familia, la escuela garantiza la corrección y es aceptada la enseñanza siempre que los padres estén de acuerdo. Pero si no existen esas garantías tenemos todo el derecho y el deber de decir esto no.
Muchos padres ateos o que practican otras religiones están en desacuerdo con la educación religiosa en la escuela...
La Iglesia nunca va ha hacer algo en contra de la correcta posición de los padres. De ninguna manera. Yo conozco el caso de los alemanes. Ellos tienen seriamente establecida la enseñanza de la religión en las escuelas desde hace muchísimo tiempo, pero es lo que los padres piden para sus hijos. Entonces está el sacerdote católico, el ministro protestante. De ninguna manera es una invasión. La fe no se impone, sino que se ofrece a aquella libertad que la acoge. Creo entonces que estas iniciativas de enseñanza religiosa en las escuelas son un ejercicio estupendo de libertad y democracia.
La Iglesia fue una de las impulsoras de la asignación universal por hijo, ¿qué más se puede hacer para erradicar la pobreza?
La riqueza se obtiene por medio del trabajo. En la sociedad, tenemos que hacer que los hombres sepan asumir, elaborar, esta creación por el trabajo. Tenemos que educar en el trabajo. Y antes de decir que es un esfuerzo, hay que decir que el trabajo es signo de la dignidad del hombre. Tenemos que enseñar a trabajar y que toda la sociedad se acompañe para que todos trabajen, sobrevivan, gocen y compartan. Entonces que no digan que no somos capaces. La incapacidad viene de no decidirnos a aprender los oficios, dar posibilidades de trabajo y retribuir con justicia. Y más que con justicia con amistad. Lo que decía una filósofa española contemporánea: “Cuando no le damos al otro más de lo que merece no le damos lo que le debemos dar”.
¿Benedicto XVI es un papa conservador?
Yo lo conozco desde que era profesor y una de las cosas que me admiró siempre fue su capacidad de andar buscando novedades. Desde que se realizó el Concilio (Vaticano II), Benedicto XVI tiene la capacidad de ver el tiempo, las posibilidades, de ver los cambios. Los que dicen que el Pontífice es conservador, lo hacen porque no lo conocen. Ahora hizo cosas estupendas en el orden del ecumenismo. Por ejemplo: a quienes dicen que es conservador les recomendaría que lean “Caritas in veritate” (Carta encíclica de Benedicto XVI), que es una maravilla que tiene que ser considerada para descubrir cómo entiende la acción de los hombres en las naciones, economías, y verá que no es para nada lo que se ha dicho.
La misa en latín, ¿significó un retroceso?
La misa en latín nunca se dejó de rezar y eso no significa ir hacia atrás. Además, que el Papa no ha tocado para nada la posibilidad de rezar la misa en lengua vernácula que también siempre estuvo, nada más que se extendió en el tiempo del Concilio y nosotros la recibimos entonces. Pero de ninguna manera significó ir para atrás, sino que es para acercarse a la piedad de aquellos que diciéndolo en latín se sienten más interpelados, más invitados a la comunión con Dios porque su educación ha sido en latín o porque han tenido un camino en esa lengua.
¿Por qué cree que la Iglesia demoró tanto en actuar sobre los casos de abuso sexual cometidos por sacerdotes a menores?
No sabría decirlo concretamente. Pero no es que la Iglesia no haya actuado. La Iglesia nunca dejó de tomar medidas apenas iba descubriendo los casos. Hacía lo que en ese momento creía que era lo mejor, pero no dejó de obrar por lo que era hacerse cargo. El principio fundamental es que la persona humana, que también lo somos nosotros, podemos hacer mejor o peor las cosas. Las personas hacen mejor o peor las cosas y eso ocurre en la vida familiar, en la vida social o política. Si a usted le parece que él pudo hacer mejor las cosas, debería haberlas hecho mejor. Pero se han tomado medidas, que ahora se puedan tomar otras, quiera Dios que sean mejores. Yo agradezco a Dios que estemos ahora más atentos.
¿Cómo ve a Dios el hombre del siglo XXI?
El hombre del siglo XXI se ve interpelado por Dios siempre. El misterio de Dios tiene más dificultad para ser atendido, la cultura ambiente silencia a Dios. Pero creo que se está recomponiendo, reubicando el misterio de Dios en la sociedad. El primer problema del hombre, dicen los estudios, cuando tiene el primer acto de libertad es: “Hago lo que yo quiero o hago lo que mi conciencia me pide”. Ya con lo que yo quiera me constituyo en principio y en fin.Yo creo que este secularismo campante, tan fuerte, está en este momento teniendo mucha fuerza y mucho efecto en la cultura contemporánea.