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15 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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La ira de los fundamentalistas ya tiene varios antecedentes

Sabado, 15 de septiembre de 2012 22:17

Ninguna película que denigre al islam u otras religiones puede justificar una ola de violencia como la que causó la muerte de más de una decena de personas en Medio Oriente, entre ellas el embajador de Estados Unidos en Libia, Chris Stevens.
Como ya sucedió en el pasado con otros símbolos islámicos, la ridiculización de la vida del profeta Mahoma por parte de un cineasta estadounidense fue el detonante de una serie de protestas que esta semana eclipsaron a la llamada “Primavera árabe”.
Los peores hechos ocurrieron, precisamente, en dos países que se vieron beneficiados por el apoyo de Estados Unidos para acabar con dos dictaduras: Libia y Egipto, donde fueron derrocados Muammar Kaddafi y Hosni Mubarak, en febrero y septiembre de 2011.
A raíz del filme “La inocencia de los musulmanes”, el 11 de septiembre pasado fue asaltado por una turba el Consulado estadounidense en Bengazi, donde murieron el embajador Stevens y tres diplomáticos. Pero también hubo protestas contra Occidente en Túnez, Sudán y Yemen.
Para algunos, la violencia es también una advertencia a la fragilidad que existe en la Libia post-Kaddafi y en otros países afectados por la Primavera árabe, cuyo futuro todavía es incierto. Los disturbios han puesto a prueba, además, la solidez de la política exterior del presidente Barack Obama cuando faltan menos de dos meses para las elecciones del 6 de noviembre, en las que el líder demócrata buscará su reelección frente al republicano Mitt Romney.
La película fue filmada por Nakoula Basseley Nakoula, un cristiano copto que estuvo en la cárcel por fraude bancario en 2011. Antes de que la policía allanara su casa en California, Nakoula dijo que trató de demostrar en el filme que “el Islam es un cáncer”, según un reportaje del diario The Wall Street Journal.
“¿Cómo pasa esto en un país que ayudamos a liberar, en una ciudad que ayudamos a salvar de la destrucción?”, se preguntó la secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien calificó a la película de “repugnante”.
El analista Roger Cohen dijo que el video de Nakoula “simboliza lo peor de la intolerancia estadounidense, cuyo tema central es que el islam representa la maldad”. En The New York Times, señaló que “el filme es una pieza ideológica, elogiada a veces por los republicanos, incluyendo a Newt Gingrich (expresidente de la Cámara baja), que ha tratado de retratar a la ley sharía como una mortal amenaza para Estados Unidos”.

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Ninguna película que denigre al islam u otras religiones puede justificar una ola de violencia como la que causó la muerte de más de una decena de personas en Medio Oriente, entre ellas el embajador de Estados Unidos en Libia, Chris Stevens.
Como ya sucedió en el pasado con otros símbolos islámicos, la ridiculización de la vida del profeta Mahoma por parte de un cineasta estadounidense fue el detonante de una serie de protestas que esta semana eclipsaron a la llamada “Primavera árabe”.
Los peores hechos ocurrieron, precisamente, en dos países que se vieron beneficiados por el apoyo de Estados Unidos para acabar con dos dictaduras: Libia y Egipto, donde fueron derrocados Muammar Kaddafi y Hosni Mubarak, en febrero y septiembre de 2011.
A raíz del filme “La inocencia de los musulmanes”, el 11 de septiembre pasado fue asaltado por una turba el Consulado estadounidense en Bengazi, donde murieron el embajador Stevens y tres diplomáticos. Pero también hubo protestas contra Occidente en Túnez, Sudán y Yemen.
Para algunos, la violencia es también una advertencia a la fragilidad que existe en la Libia post-Kaddafi y en otros países afectados por la Primavera árabe, cuyo futuro todavía es incierto. Los disturbios han puesto a prueba, además, la solidez de la política exterior del presidente Barack Obama cuando faltan menos de dos meses para las elecciones del 6 de noviembre, en las que el líder demócrata buscará su reelección frente al republicano Mitt Romney.
La película fue filmada por Nakoula Basseley Nakoula, un cristiano copto que estuvo en la cárcel por fraude bancario en 2011. Antes de que la policía allanara su casa en California, Nakoula dijo que trató de demostrar en el filme que “el Islam es un cáncer”, según un reportaje del diario The Wall Street Journal.
“¿Cómo pasa esto en un país que ayudamos a liberar, en una ciudad que ayudamos a salvar de la destrucción?”, se preguntó la secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien calificó a la película de “repugnante”.
El analista Roger Cohen dijo que el video de Nakoula “simboliza lo peor de la intolerancia estadounidense, cuyo tema central es que el islam representa la maldad”. En The New York Times, señaló que “el filme es una pieza ideológica, elogiada a veces por los republicanos, incluyendo a Newt Gingrich (expresidente de la Cámara baja), que ha tratado de retratar a la ley sharía como una mortal amenaza para Estados Unidos”.

Asesinato y perdón

El 2 de noviembre de 2004, el director de cine holandés, Theo van Gogh, fue asesinado por un islamista de origen marroquí luego de recibir amenazas de muerte por haber producido el cortometraje “Submission”, en el que narra la violencia contra las mujeres islámicas. La obra causó gran indignación entre los musulmanes que lo calificaron de “blasfemo”.

Y en otro caso de intolerancia religiosa, Salmán Rushdie fue sentenciado a muerte en 1989 por haber escrito los “Versos satánicos”, aunque después el escritor de origen indio fue “perdonado” tras un acuerdo entre Irán y el Reino Unido.

“En los versos satánicos traté de presentar a Mahoma como un ser humano, no como una figura por encima de la vida humana. Muchas veces construyo una estructura que permite ir de la tragedia a la farsa en un solo párrafo”, dijo Rushdie en un reportaje de 1995 con el escritor y periodista Alvaro Vargas Llosa.

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