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Cuando el cine porno era mudo

Miércoles, 19 de septiembre de 2012 19:55

 
Eran años en los que un cuello o un tobillo desnudo despertaban mil y una fantasías eróticas. En los años veinte el cine mudo y Charles Chaplin estaban en su esplendor pero en los subsuelos se producían las primeras películas pornográficas.

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Eran años en los que un cuello o un tobillo desnudo despertaban mil y una fantasías eróticas. En los años veinte el cine mudo y Charles Chaplin estaban en su esplendor pero en los subsuelos se producían las primeras películas pornográficas.

Europa salía de la Primera Guerra Mundial y la burguesía buscaba opciones de ocio.

“La industria pornográfica era casi inexistente y clandestina. Entre sus clientes había nobles y personas con dinero que apoyaban la producción de estos cortometrajes. En España, por ejemplo, el rey Alfonso XIII a través del Conde de Romanones. Las actrices eran prostitutas y las escenas se exhibían en burdeles exclusivos”, señala el crítico de cine Juan Pando. Los actores no eran musculosos ni las actrices voluptuosas como ahora.
El concepto de belleza era diferente y las temáticas tenían que ver muchas veces con la religión en el caso europeo y con situaciones cotidianas en el estadounidense.


El Confesor, es una de las pocas películas españolas que se conserva de la época y en ella se escenifica a un cura que se dedica a manosear a sus feligresas.

Se estima que en Buenos Aires se capitalizó la producción clandestina pero se considera que el cine porno nació en Francia. "La mayoría de las actrices eran orondas señoras y los caballeros presentaban un aspecto escuálido, casi desnutrido. A comienzos del siglo XX las incipientes escenas de cine erótico se distribuían clandestinamente en Europa porque se consideraban ilegales”.

La primera película pornográfica (exceptuando las escenas eróticas de los primeros años) de la que se conoce su fecha es la francesa A L’Ecu d’Or ou la bonne auberge (El buen albergue) de 1908 que narra el encuentro de un soldado y una doncella en un albergue.

La argentina El Sartario, que se centra en los juegos eróticos de un demonio y una ninfa, podría ser incluso más antigua, de 1907.

Estilos diferentes

Durante los años veinte el porno mudo se expandió por Europa y Estados Unidos. En Francia se le conocía como "cinema polisson" (cine atrevido) o películas azules que eran proyectadas en burdeles o distribuidas entre clientes adinerados de todo el mundo.

Siempre clandestinamente porque había pena de prisión a quien produjera o estuviera viendo este tipo de películas. ”En Estados Unidos estos cortometrajes recibieron el nombre de ‘smokers‘ (fumadores), ya que se exhibian en clubes privados donde además se fumaba opio. Más adelante se les llamó ‘stag films‘ (despedidas de solteros)‘, comenta Paco Gisbert, un estudioso del tema.

En cuanto a las temáticas, los estilos de ambos lados del Atlántico eran diferentes.

“En el caso de España había muchas sotanas y hábitos, engaños de pareja, relaciones con el personal de servicio. Era una forma de rebelión frente a las fuertes creencias católicas de la España de los años 20”.

El caso francés no estaba alejado del español pero la perversión iba más allá. En L’abbé Bitt au couvent (El abad Bitt en el convento), un corto de cinco minutos, dos monjas se besan apasionadamente mientras un monje les espía.
‘En los filmes franceses la ruptura de conceptos como el sacerdocio y el celibato se incrementa introduciendo escenas de vouyerismo, relaciones homosexuales, múltiples y hasta zoofilia como elementos generadores de morbosidad‘, explica Ferando Sanz Ferreruela, profesor de historia del arte de la Universidad de Zaragoza.

Porno mudo norteamericano

"Al contrario que en Europa, aclara Pando, en Estados Unidos las películas porno no incluían el tema religioso. Las historias se desarrollaban al aire libre, en espacios abiertos por la misma capacidad técnica que tenían se mostraba el sexo como una forma inocente de diversión".

El corto Buried Treasure (El Tesoro escondido) cuenta la historia de un hombre esclavizado por los impulsos de su pene que le empuja hacia un tesoro. Seguramente es una obra provocativa de los primeros años de Hollywood.

El porno mudo norteamericano, lleno de intertítulos como las películas de Chaplin, aprovecha situaciones cotidianas como la visita de un médico o del fontanero, un clásico en el cine porno.

 

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