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20 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Violencia sin tregua en el fútbol rosarino

Domingo, 20 de enero de 2013 22:13

Un policía herido en el cuello en medio de una batalla campal entre efectivos e hinchas de Newell's Old Boys llevó este domingo al gobierno santafesino a suspender el clásico de fútbol de Rosario.
Casi una decena de hechos de violencia se habían esparcido desde hace una semana en distintos puntos de Rosario y este domingo continuaron en el Parque de la Independencia donde un policía fue baleado en el cuello y un hincha resultó con el glúteo agujereado por perdigones de bala.
Las pedradas cruzadas con un grupo de hinchas de Central que pasaban mientras los de Newell's terminaban de almorzar en las parrillas junto al Estadio Marcelo Alberto Bielsa, aproximadamente a las 16, trocaron a disparos de armas de fuego y enfrentamiento con la policía que reaccionó al punto de meterse en el club donde había socios disfrutando de la jornada.

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Un policía herido en el cuello en medio de una batalla campal entre efectivos e hinchas de Newell's Old Boys llevó este domingo al gobierno santafesino a suspender el clásico de fútbol de Rosario.
Casi una decena de hechos de violencia se habían esparcido desde hace una semana en distintos puntos de Rosario y este domingo continuaron en el Parque de la Independencia donde un policía fue baleado en el cuello y un hincha resultó con el glúteo agujereado por perdigones de bala.
Las pedradas cruzadas con un grupo de hinchas de Central que pasaban mientras los de Newell's terminaban de almorzar en las parrillas junto al Estadio Marcelo Alberto Bielsa, aproximadamente a las 16, trocaron a disparos de armas de fuego y enfrentamiento con la policía que reaccionó al punto de meterse en el club donde había socios disfrutando de la jornada.

 

Pablo Orellano, agente de la comisaría 5, entró grave al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez y hasta hubo trascendidos de que había fallecido, aunque primero fue el secretario de gobierno municipal Fernando Asegurado el que confirmó que el policía estaba vivo y luego el propio médico que lo operó, Sebastián Rena, quien explicó que el herido estaba fuera de peligro y lúcido.
El ministro de Gobierno provincial, Raúl Lamberto, fue el que dispuso la suspensión al ver que el plantel de Newell's, concentrado en el predio Ricardone, no se animaba a salir cuando habían pasado las 18 y casi 20 mil hinchas de Central ocupaban gran parte del Gigante de Arroyito frente al río Paraná.
Un bochorno que tuvo de todo, impericia oficial para darle seguridad a un clásico, declaraciones imprudentes y mucha impunidad.
"Falló la operatoria de inteligencia", sostuvo el titular de Newell's, Guillermo Lorente, impulsor de que en estos clásicos hubiera público visitante.
Aún con lo que pasó, siguió en su tesitura al apuntar que el entorno hubiera tenido "otra contención".
Como si la violencia fuera ajena a Central, su presidente, Norberto Speciale, sin empacho soltó que el partido se suspendió porque "hubo una parte que no vino" y que "el problema no es nuestro", deslindando la responsabilidad en Newell's.
Los dos clubes hace tiempo cobraron el millón que pagó la empresa World Eleven de Guillermo Tofoni, por lo cual la dirigencia defendió a capa y espada jugar estos clásicos.
Es que en su momento se creía que Central iba a ascender y ello no ocurrió.

Hinchas robaron a los jugadores

Un grupo de hinchas violentos de Rosario Central invadió la cancha y le robó a los jugadores "canallas" que habían decidido entrenarse para que los viera su público, el cual se había acercado hasta el Gigante de Arroyito
antes de que se decretara la suspensión del partido frente a Newell's.
Los futbolistas entraron al campo de juego e inmediatamente ingresaron de manera imprevista los hinchas, quienes comenzaron a sustraerle la indumentaria.
Los jugadores y el cuerpo técnico se sorprendieron ante el ataque de sus propios hinchas y regresaron corriendo al vestuario. En tanto, unos pocos efectivos policiales intentaban controlar a los simpatizantes que arruinaron hasta el entrenamiento que intentó hacer el equipo, luego de suspenderse el clásico rosarino por falta de garantías.
Como para conformar a los hinchas de Central que se quedaron en el estadio, las autoridades del club decidieron hacer un entrenamiento abierto y que los simpatizantes tuvieran cierto contacto con los futbolistas. Inclusive les pidieron a jugadores que no iban a estar ni en el banco que se cambiaran para participar de la práctica especial. Terminó en bochorno. Los jugadores apenas si estuvieron en la cancha pues quedaron perdidos entre una marea de hinchas que coparon el campo de juego y más por malas que por buenas se hicieron de las camisetas y pantalones auriazules.

 

 

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