Preocupa el crecimiento del gasto público. Pese a no haber sido un año electoral, y en medio de una crisis internacional que afecta definitivamente a la Argentina, el gasto público consolidado volvió a incrementarse fuertemente, y no hay perspectiva de que se controle. Según un informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), que depende de la Fundación Mediterránea, el año pasado el gasto público subió el 28,4 por ciento, y se ubicó en un nivel que representa el 49,4 por ciento del PBI.
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Preocupa el crecimiento del gasto público. Pese a no haber sido un año electoral, y en medio de una crisis internacional que afecta definitivamente a la Argentina, el gasto público consolidado volvió a incrementarse fuertemente, y no hay perspectiva de que se controle. Según un informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), que depende de la Fundación Mediterránea, el año pasado el gasto público subió el 28,4 por ciento, y se ubicó en un nivel que representa el 49,4 por ciento del PBI.
En dólares, el gasto público es de casi 6.000 dólares per cápita, una cifra que es casi 3 veces más del promedio de los '90, cuando se ubicaba en 2.500 dólares. Incluso, con respecto al 2002, en el medio de la crisis, la cifra per cápita es 7,8 veces mayor.
Según un informe publicado por un matutino porteño, una de las principales causas es “el financiamiento inflacionario al Tesoro a través del Banco Central”, pese a que lo niegan desde el Gobierno.
El incremento del gasto público también se financia con mayor presión tributaria, que es la mayor de América Latina y representa el 37 por ciento del PBI.
“El gasto público instalado en niveles sin precedentes requiere también de otro tipo de financiamiento intra sector público, como los fondos de la Anses”, afirma el director del Ieral, Marcelo Capello.
Además, el especialista advierte que el gasto público “crece a mayor ritmo que la economía, con lo que va ganando participación en el PBI”.
Las previsiones para este año
Para este año, en el que hay elecciones e históricamente aumentan los fondos que salen desde el Estado, se estima que el crecimiento del gasto se mantendrá al mismo ritmo de crecimiento. Y pese a que para el 2013 no habría mayores inconvenientes, la incertidumbre podría llegar en 2014. “Si el crecimiento del gasto se da sin una mayor productividad de la economía y de manera no sustentable, puede contribuir a alimentar crisis macroeconómicas y la necesidad de medidas que eliminen los excesos”, sostiene el informe.