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La necesidad de los humanos de creer en algo o en alguien

Sabado, 26 de octubre de 2013 02:43

La necesidad de la gente de creer es ancestral y de estructura. No hay sujeto humano que pueda vivir sin creer en algo, se llame como se llame. Hay multiplicidad de nombres para la creencia: Dios, ciencia, Naturaleza, fe, religiones, mitos e incluso ateísmo - ya que aún el ateísmo es la creencia en la no existencia de Dios -además de todas las ideologías (cosmovisiones) y filosofías varias (tanto orientales como occidentales). El sujeto está llamado a darle un sentido a su existencia y no hay nadie que escape a esta necesidad intrínseca a lo humano. Los psicoanalistas pensamos que la vida en sí misma carece de un sentido (contrariamente a la visión religiosa) y por eso mismo cada uno tiene por delante la tarea de encontrarle un sentido que la justifique. Y, por qué no, también creemos en la existencia de lo inconsciente como resorte fundamental de nuestra vida psíquica.

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La necesidad de la gente de creer es ancestral y de estructura. No hay sujeto humano que pueda vivir sin creer en algo, se llame como se llame. Hay multiplicidad de nombres para la creencia: Dios, ciencia, Naturaleza, fe, religiones, mitos e incluso ateísmo - ya que aún el ateísmo es la creencia en la no existencia de Dios -además de todas las ideologías (cosmovisiones) y filosofías varias (tanto orientales como occidentales). El sujeto está llamado a darle un sentido a su existencia y no hay nadie que escape a esta necesidad intrínseca a lo humano. Los psicoanalistas pensamos que la vida en sí misma carece de un sentido (contrariamente a la visión religiosa) y por eso mismo cada uno tiene por delante la tarea de encontrarle un sentido que la justifique. Y, por qué no, también creemos en la existencia de lo inconsciente como resorte fundamental de nuestra vida psíquica.

Uno de los más reconocidos analistas, J. Lacan, se refirió a esta cuestión diciendo: “no es que Dios ha muerto (como profetizaba Nietzche) sino que es inconsciente”. Parafraseándolo, creemos que Dios es una construcción conciente e inconsciente de los hombres para dar cuenta de la razón última, de la causa, y preferimos pensar que la religión de los mortales es la creencia en un Otro, así, con mayúscula, que nos protege, nos ampara, nos ama y vela por nuestro bien.
La problemática subjetiva comienza desde el momento mismo de la adquisición del lenguaje, por la discordancia entre lo que se dice y lo que quisiéramos decir, donde las palabras parecen no abarcar nunca la dimensión del ser, que las trasciende.

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