Después del período de recuperación de la Presidenta, al reanudar su gestión frente al Gobierno nacional, realizó varios cambios en su gabinete. Recordemos que nombró a nuevos funcionarios que ocuparán la jefatura de Gabinete, el Ministerio de Economía, el Ministerio de Agricultura, la presidencia del Banco Central de la República Argentina y la presidencia del Banco Nación, entre los más importantes.
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Después del período de recuperación de la Presidenta, al reanudar su gestión frente al Gobierno nacional, realizó varios cambios en su gabinete. Recordemos que nombró a nuevos funcionarios que ocuparán la jefatura de Gabinete, el Ministerio de Economía, el Ministerio de Agricultura, la presidencia del Banco Central de la República Argentina y la presidencia del Banco Nación, entre los más importantes.
El contador Jorge Capitanich es el nuevo jefe de Gabinete. Entiendo que con este nombramiento el kichnerismo tiene a uno de sus mejores hombres en el Poder Ejecutivo Nacional, lo que lo puede convertir en presidenciable en el 2015.
Pero primero tiene que ser el garante de la política económica del Gobierno hasta su recambio. Lo importante es que mantiene una buena relación con todos y no ocurrirá lo que hasta ahora pasaba, que cada integrante de la conducción económica aportaba algún condimento al “modelo” (Moreno, Kicillof, Lorenzino, Marcó Del Pont y Echegaray) sin explicar cuál era el rumbo.
Puedo decir, convencido, que el nuevo jefe de Gabinete garantizará la verticalidad de las decisiones, por lo menos en lo que se refiere a la conducción económica.
El doctor y licenciado en Economía Axel Kicillof dejó la Secretaría de Política Económica y es el actual ministro de Economía. Se había hecho cargo en su antigua gestión de temas tan controvertidos como la política energética (estatización de YPF), el control de los directores estatales en las empresas privadas, varios programas sociales -el más importante fue el Procrear-, y también apoyó el fallido intento de traer dólares negros de empresas evasoras a la economía a través de los Cedin y los Baade.
El actual ministro comentó que no es momento de desdoblamientos cambiarios, después de haber afirmado en distintos papers académicos lo contrario. También en días anteriores a su nombramiento comentó su intención de desarmar progresivamente el cepo cambiario y mostró gran preocupación por la pérdida de reservas.
Juan Carlos Fábrega, que se venía desempeñando como presidente del Banco Nación, es actualmente el presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Es un hombre respetado por los banqueros y que conoce desde adentro el funcionamiento de las instituciones financieras.
Una de las primeras discusiones que podrían tener estos funcionarios es si la emisión monetaria es o no inflacionaria, ya que el doctor Kicillof está convencido que no es. En cambio Fábrega, considerado como un hombre más moderado, podría estar en desacuerdo en este tema.
El exdirector del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Carlos Casamiquela, es el nuevo ministro de Agricultura y el joven abogado Juan Ignacio Forlón es el nuevo presidente del Banco de la Nación Argentina.
Lo que se viene
Las medidas en política económica que deberán adoptar los nuevos funcionarios estarán relacionadas con los temas más importantes a resolver:
- El aumento cada vez mayor de la inflación;
- estancamiento económico;
- permanente disminución de las reservas;
- una brecha cambiaria en alza provocada por la creciente presión cambiaria;
- presión salarial en un mercado que crea pocas fuentes de trabajo, y
- falta de dólares.
Es opinión de varios economistas que ninguna de estas situaciones derivará en una crisis en el corto plazo, como así también entienden que estos desequilibrios macroeconómicos serán difíciles de solucionar en el corto plazo.
Y Guillermo Moreno se fue
Al día siguiente del anuncio de quienes serán los nuevos integrantes del equipo económico del gobierno de la Presidenta, el funcionario más polémico de su gestión renunció.
No es menor este hecho, ya que Guillermo Moreno se encargó de modificar las cifras de las estadísticas nacionales que se elaboraban en el Indec. Recordemos que por cada punto de inflación que no se determine, el Gobierno dejaba de pagar US$ 300 millones que le correspondería pagar anualmente por los títulos indexados con el CER. Esto provocó la pérdida total de credibilidad de nuestros datos oficiales para tomar cualquier tipo de decisiones.
También maltrató a empresarios, especialmente a los del campo, intervino y negoció precios con supermercados y con todos los sectores posibles, especialmente con los que proveen productos de la canasta básica de alimentos.
También prohibió exportar carne para destinarla al mercado interno, produciendo, entre otras cosas, la pérdida de stock ganadero; exigió renuncias de varios funcionarios, denunció a quienes lo enfrentaron haciendo conocer cifras que no coincidían con las del intervenido Indec.
Además manejó la crisis energética no permitiendo que usen gas las industrias para darle prioridad al consumo domiciliario; manejó arbitrariamente las autorizaciones para importar para que se mantenga el superávit comercial, provocando que muchas empresas suspendan o cierren sus puertas por falta de insumos.
Finalmente, organizó puestos de ventas de ropa y alimentos económicos para luchar contra los aumentos; y lanzó sin éxito una tarjeta de crédito (Supercard) para disminuir las comisiones que cobran los bancos con las ya existentes.
La incógnita que queda es saber si el funcionario que lo reemplace tendrá una relación con los hombres de negocios aunque más no sea más cordial, para que haya participación.
El nuevo gabinete
Lo cierto es que se descomprimió una relación tensa entre el Gobierno y muchos sectores de la sociedad, pero lo más importante es que el equipo, especialmente el económico, tome conciencia del cuadro económico y social que vive nuestro país y las medidas que se tomen sirvan para mejorar esta realidad.
Para evaluar la foto del nuevo gabinete primero tenemos que conocer y entender toda la película pero, fundamentalmente, y de acuerdo a la experiencia, pedir que se restituya el diálogo con todos los sectores y que se discutan a carpeta abierta, es decir, involucrar a los interesados para sentirnos de alguna manera partícipes.
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