La agricultura urbana se constituye como un sistema productivo capaz de brindar sustentabilidad social, económica y ecológica. Este sistema productivo se masifica año a año en Latinoamérica, veamos por qué. En las ciudades todo parece abundar -y hasta sobrar- pero lo cierto es que no alcanza para hacer felices a sus habitantes y hay una razón: la urbanidad aleja a las personas de la naturaleza y ello se traduce en insatisfacción e intolerancia crecientes.
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La agricultura urbana se constituye como un sistema productivo capaz de brindar sustentabilidad social, económica y ecológica. Este sistema productivo se masifica año a año en Latinoamérica, veamos por qué. En las ciudades todo parece abundar -y hasta sobrar- pero lo cierto es que no alcanza para hacer felices a sus habitantes y hay una razón: la urbanidad aleja a las personas de la naturaleza y ello se traduce en insatisfacción e intolerancia crecientes.
“Volver a la naturaleza sería su mayor riqueza”, nos dice el cantautor argentino, Chico Novarro, en su hermosa y vieja canción “Carta de un león a otro”, en la que un león encerrado en un zoológico le escribe a otro que trabaja para un circo.”
“Incorporar la huerta en casa es un cambio de vida saludable”, defiende Ana Trotti, participante de los cursos Agricultura Urbana y Periurbana y Cultivo de Aromáticas dictado por Agroconsultora Plus (ACP); organización dedicada a la capacitación on- line en alimentos para Iberoamérica.
En estas ideas encuentra su fundamento iniciar una huerta urbana. Gozar de una huerta en un balcón, terraza o jardín -aunque sea pequeña- genera grandes beneficios tanto para la propia salud como para el entorno y el medioambiente.
Solo por destacar algunos de estos muchos beneficios, mencionamos:
- Proveerse de alimentos sanos -sin pesticidas ni fertilizantes químicos-, no contaminantes del medioambiente, ricos en nutrientes y sabrosos. En general al trabajar nosotros mismos sobre la huerta encontramos fácil cultivarla de forma orgánica.
- Tomar conciencia de lo que comemos y de dónde provienen los alimentos cuando los compramos sin saber si las técnicas que se emplearon para cultivarlos contaminan o no los suelos, el agua y el aire.
- Autoabastecerse frente a situaciones de falta de dinero o no disponibilidad de alimentos por eventos climáticos.
- Compartir con nuestros hijos y seres queridos momentos de plenitud y bienestar, dando ejemplo de vida, trabajo y esfuerzo.
- Desarrollar sensibilidad y flexibilidad frente a las eventualidades de la vida, sorprendernos y maravillarnos con la mera observación de la naturaleza, sus procesos y bondades.
- Experimentar la alegría y plena satisfacción cuando cosechamos lo que cuidamos con tanto amor y contagiar nuestra alegría a familiares y amigos.
Claro que la tarea no es fácil y para ver los resultados habrá que esperar, pero el tiempo usado será el mejor tiempo. Se disfruta en familia o solo y deja una sensación de satisfacción invalorable.