La tragedia rodea de forma dramática a la familia de Candela Sol Rodríguez. Un grupo de delincuentes intentó robarle el celular y le pegó un tiro al hermano de Candela, la menor que fue secuestrada y asesinada entre el 22 y el 31 de agosto de 2011 en Villa Tesei.
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La tragedia rodea de forma dramática a la familia de Candela Sol Rodríguez. Un grupo de delincuentes intentó robarle el celular y le pegó un tiro al hermano de Candela, la menor que fue secuestrada y asesinada entre el 22 y el 31 de agosto de 2011 en Villa Tesei.
Según contó su mamá, Carola Labrador, el menor, de 15 años, se encontraba solo, sin la custodia que sigue de cerca a la familia luego del crimen de la niña, cuando lo balearon. “Fue una desgracia con suerte”, dijo en declaraciones a un canal de televisión tras confirmar que se encuentra fuera de peligro. “Van en moto y siempre encuentran a alguien. Le puede pasar a cualquiera. Hay que cuidarse mucho”, reconoció.
Por otro lado, al ser consultada sobre los avances de la investigación en torno del crimen de su hija, Carola señaló que “hay que esperar” porque la Justicia es muy lenta.
La muerte de Candela
Candela tenía apenas 11 años cuando el 22 de agosto de 2011 fue secuestrada en la esquina de su casa, en Hurlingham. A medida que se sucedían los días de su cautiverio comenzaron a notarse los primeros indicios de serios errores en la investigación. Por ejemplo, los allanamientos anticipados y sin éxito, la inconcebible difusión de las llamadas extorsivas al domicilio de la madre y sus mensajes a los captores, además de la permanente filtración de datos desde la órbita policial.
A los nueve días del secuestro, la menor fue asesinada y su cuerpo fue hallado a 30 cuadras de su casa, pero no por la Policía, sino por una cartonera que husmeaba entre la basura. Debe mencionarse que el sitio del hallazgo apenas fue preservado para el indispensable estudio médico forense del lugar del hecho.
Ahora, los datos aportados por el testigo de identidad reservada coinciden con la hipótesis principal de un informe de una comisión del Senado bonaerense, que fue muy crítico de la actuación tanto policial como judicial. El informe manejó la hipótesis de una venganza contra la familia de Candela por razones relacionadas con el narcotráfico.