Siguen las muestras de respaldo de altas jerarquías nacionales a Francisco. El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, aseguró ayer que “hay que respetar el principio de inocencia” del papa y sostuvo que “es un hombre que no tiene absolutamente ninguna condena” por su actuación durante la última dictadura militar.
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Siguen las muestras de respaldo de altas jerarquías nacionales a Francisco. El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, aseguró ayer que “hay que respetar el principio de inocencia” del papa y sostuvo que “es un hombre que no tiene absolutamente ninguna condena” por su actuación durante la última dictadura militar.
Una opinión calificada, teniendo en cuenta que desde que está al frente de la Corte Suprema (2007) se intensificaron los juicios a militares y cómplices de la última dictadura militar. En este contexto es que respecto de algunas imputaciones realizadas por dirigentes kirchneristas contra Bergoglio por su supuesta complicidad con la dictadura, Lorenzetti consideró que “no se puede hablar de algo donde hay una persona absolutamente inocente”. Asimismo, Lorenzetti sostuvo que la designación de Jorge Bergoglio como nuevo Papa “es un gran cambio” para todos los argentinos, y destacó que “humildad, diálogo, luchar contra la pobreza, es lo que necesita el mundo actual”. Según Lorenzetti, la designación de Bergoglio como el nuevo papa “es un tema muy importante” y “a los argentinos, más allá de la posición que cada uno tenga en un aspecto específico, nos debe interesar a todos y todos debemos apoyar esto”.
Jorge Bergoglio y Esteban Caselli
Esteban Caselli dejó de ser el argentino más influyente entre los muros del Vaticano. Exembajador menemista ante la Santa Sede, y de amplio acceso a la Secretaría de Estado vaticana y a la Nunciatura en Buenos Aires, Caselli se destacó por haberse ubicado siempre en la vereda opuesta de Jorge Mario Bergoglio, el flamante papa Francisco.
La gravitación de este funcionario en Roma se manifestó de mil maneras. Por ejemplo, en los funerales de Juan Pablo II, Caselli logró ubicar a sus antiguos jefes Menem y Duhalde en el área reservada a los parientes del difunto. Infinidad de políticos argentinos deben su foto con el Papa a las gestiones del exembajador.
En este marco es que Caselli vio en Bergoglio una amenaza a sus aceitados vínculos en el Vaticano. Esto se acentuó, sobre todo, cuando trascendió que el arzobispo de Buenos Aires fue el más votado después de Joseph Ratzinger en el cónclave papal del 19 de abril de 2005.
Según trascendió, Bergoglio nunca lo toleró. Pocos días después de que asumiera el arzobispado porteño, Caselli recibió un sobre que contenía otro sobre, roto, con un pasaje a Roma en primera clase, también hecho pedazos. El destinatario comentó a un colaborador: “No entiendo a Bergoglio; uno lo quiere ayudar y él te rechaza”.
Lo cierto es que este conflicto no se reduce a las diferencias entre un arzobispo y un feligrés influyente. No era Caselli, sino sus padrinos, los cardenales romanos que encabezaban Sodano y Sandri, quienes molestaban a Bergoglio.
Así es que la áspera relación parece haberse trasladado al Vaticano y aparentemente no será facil superar las diferencias que los separan.