El papa Francisco acaba de asumir como líder de la Iglesia Católica. La atención mundial estuvo puesta otra vez en Roma, pero ahora para la ceremonia más esperada. El acto que da formalmente por iniciado el pontificado de Francisco contó con cientos de detalles que trascendieron lo religioso. Representantes de casi todos los países del mundo que profesan la religión católica y algunos que no estuvieron presentes en la Ciudad del Vaticano, y los que no seguramente estuvieron pegados al televisor. La misa de inauguración, durante la cual el nuevo Papa recibi'o el palio y el anillo de Pescador, comenzó puntualmente a las 5.30 hora argentina.
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El papa Francisco acaba de asumir como líder de la Iglesia Católica. La atención mundial estuvo puesta otra vez en Roma, pero ahora para la ceremonia más esperada. El acto que da formalmente por iniciado el pontificado de Francisco contó con cientos de detalles que trascendieron lo religioso. Representantes de casi todos los países del mundo que profesan la religión católica y algunos que no estuvieron presentes en la Ciudad del Vaticano, y los que no seguramente estuvieron pegados al televisor. La misa de inauguración, durante la cual el nuevo Papa recibi'o el palio y el anillo de Pescador, comenzó puntualmente a las 5.30 hora argentina.
Los argentinos que no pudieron llegar a Roma fueron partícipes de la fiesta de la Iglesia católica en todas las iglesias del país. En la mayoría de ellas se colocó una pantalla gigante para que los creyentes no pierdan detalle. Los gobiernos de Santa Cruz, Formosa, Chaco, La Rioja y la Ciudad de Buenos Aires dispusieron asuetos administrativos parciales para hoy.
En tanto, el nuncio apostólico del Vaticano en Argentina, Emil Paul Tscherrig, siguio la ceremonia hoy desde Salta, donde también presidirá actos. Desde el gobierno de la Ciudad de Salta se informó que no habrá pantalla gigante al lado de la Catedral Basílica. Por sugerencia de miembros de la Iglesia salteña se realizará una donación a Cáritas Argentina. Tampoco habrá asueto.
La fiesta en Roma
En la Ciudad del Vaticano la ceremonia conlleva que las autoridades pongan en acción todo un sistema de seguridad -tanto para las visitas como para el Papa- y que se tengan en cuentas los detalles para evitar problemas en la plaza de San Pedro. Cientos de creyentes aguardan desde ayer en la histórica plaza en busca de tener el mejor lugar para no perderse detalle de la ceremonia. Ayer las autoridades ya pusieron en acción un importante dispositivo de seguridad, similar al de los funerales de Juan Pablo II en 2005, para recibir a las cerca de 130 delegaciones oficiales, entre ellas una gran representación latinoamericana que rendirá homenaje al primer papa argentino.
Una de las primeras en llegar a Roma fue la presidenta Cristina de Kirchner, quien ayer ya se reunió con el Pontífice.
El 266§ papa de la historia de la Iglesia católica, un jesuita que siempre se ha caracterizado por su austero estilo de vida, pidió en cambio a los fieles de su país que se abstuvieran de viajar a la Ciudad Eterna y dedicaran en su lugar el dinero a ayudar a los más necesitados. Sin embargo, a juzgar por el ángelus del domingo, numerosos argentinos ya se encuentran en la capital italiana para expresar su afecto por este pontífice “del fin del mundo”, que en pocos días dio nuevos aires a la milenaria institución, por su cercanía con la gente y por sus palabras a favor de una Iglesia más acogedora y cercana a los orígenes del cristianismo.
Una ceremonia ancestral
A las 5.30 hora argentina el primer papa latinoamericano y primer papa jesuita de la historia saldrá de la Casa Santa Marta, su residencia vaticana provisional hasta que pueda instalarse en el apartamento pontificio del Palacio Apostólico. Recorrerá en papamóvil la plaza de San Pedro, con capacidad para unas 250.000 personas contando la gran avenida que conduce a ella, aunque las autoridades de Roma se dicen preparadas para la llegada a la ciudad de un millón de personas. Luego el Papa se dirigirá a la sacristía de la basílica de San Pedro, acompañado de los 180 concelebrantes, para vestir sus ornamentos litúrgicos. Acto seguido, acompañado por una decena de patriarcas y principales arzobispos de las iglesias orientales católicas, incluidos cuatro cardenales, rezará ante la tumba de San Pedro, el primer papa y padre de la Iglesia, situado debajo del altar mayor de la basílica. Junto a la tumba se conservan los dos símbolos del papado, el anillo de Pescador y el palio, una larga estola blanca con cruces que se coloca encima de la casulla para representar la labor del pastor, que transportarán los diáconos.