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Primero hay que saber sufrir...

Lunes, 29 de abril de 2013 12:53

Las estrofas del tango vuelven a caberle a la perfección a Gimnasia y Tiro, que sigue masticando bronca al haber quedado prematuramente eliminado de la lucha por el primer ascenso, con la certeza de que no fue superado por ninguno de los “cucos”.

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Las estrofas del tango vuelven a caberle a la perfección a Gimnasia y Tiro, que sigue masticando bronca al haber quedado prematuramente eliminado de la lucha por el primer ascenso, con la certeza de que no fue superado por ninguno de los “cucos”.

Con la victoria por 1 a 0 a Santamarina de Tandil ayer por la tarde en el Gigante del Norte, el equipo del Tano Riggio recuperó el chip antiguo del que se había despojado, lo introdujo en su memoria y recobró la línea y la señal para volver a estar en sintonía con el riguroso paladar de su gente. Y si bien sufrió más de la cuenta, arrugó su seño, tensionó su mueca y apretujó los dientes; la solidez defensiva, el solvente trabajo del mediocampo y la aparición oportuna otra vez de su goleador, Iván Agudiak, sirvieron para demostrar que está más vivo que nunca, que aún quedan resabios de aquel equipo demoledor de antaño y que el sueño de la segunda plaza puede hacerse luz pese a la tiniebla inicial.

Gimnasia salió sorprendido a sorprender a un equipo agresivo y que no escatima a la hora de madrugar a los locales: a los 8' del primer tiempo apareció el centro preciso de Sebastián Vezzani y el testazo efectivo de Agudiak a la red. Era el 1 a 0 que empezaba a otorgar un buen presagio. A los 18', el mismo Agudiak cabeceó de palomita tras un envío a la olla de Rubén Villarreal, la figura de la cancha. Luego fue Santamarina el que replicó, pero Mulieri salvó las papas con una providencial tapada en un mano a mano con Michel, la única vez en esa etapa que la defensa no supo resolver los arrebatos de la visita.

Pero el albo era el que se plantaba firme y tomaba la iniciativa. Lastimaba, a medida que se acrecentaba la silueta de Daniel Bertoya, el responsable de que los tandilenses no se hayan ido con más de un gol abajo.

A los 39', tras una buena triangulación, Agudiak ensayó uno de sus inquietantes desbordes por la banda derecha y envió un centro que Vezzani capitalizó con un cabezazo de pique al suelo que encontró otra vez los extraordinarios reflejos del ex-arquero de Juventud. El “uno” evitó en varias ocasiones la segunda caída de la valla aurinegra: dos veces a Agudiak y otra a Ceballos, en el complemento. A medida que transcurrían los minutos y se desvanecía la segunda mitad, el hincha se desesperaba, el partido se tornaba más espeso con la franca lucha propuesta por los tandilenses y Gimnasia no lo definía, por lo cual los fantasmas volvían a rondar ante cada avance de un desdibujado y pálido Santamarina, que fue una sombra de aquel que hizo sucumbir a Juventud en el Martearena. Pero la mayoría de las intentonas fueron resueltas por una última línea que saldó su cuenta pendiente.

Los desaciertos arbitrales también tensaban el clima y enervaban más de la cuenta; como por ejemplo a los 30', cuando Carlos Córdoba omitió un claro agarrón en el área chica de Ferrari a Villarreal; o cuando anuló un gol aparentemente legítimo a Michel.

Pero el albo nunca renunció al juego que de a poco empieza a recobrar, pese a mantener en vilo la atención hasta el final. Ganó dejando una buena imagen, suma de cara a los play offs y no renuncia a su sueño de ascenso.

 Riggio, cinco veces no debe

Luego de la victoria sobre Santamarina de Tandil, Víctor Riggio se retiró del Gigante del Norte satisfecho por el trabajo de sus dirigidos.

“Fue un partido duro, pero creo que tendríamos que habernos ido con una diferencia mayor”, comentó el estratega, quien además agregó: “Pudimos anular jugadores importantes con Román Strada y Arnaldo González, esa fue la clave y además creamos las situaciones contra un gran equipo”.

Fue un partido especial para el Tano Riggio, ya que lo vivió enérgicamente. Pero lamentablemente se fue expulsado por quinta vez en el torneo.

“El árbitro (Carlos Córdoba) me dijo que me salí del límite del corralito y por eso me echó. Habrá que pintar el corralito más grande entonces”, dijo irónicamente el técnico, quien, de todas maneras, no se perderá por nada del mundo el clásico ante Juventud.

“Vamos a pagar la multa, ¿qué vamos a hacer?”, dijo. “Será un partido duro, como todo clásico. No va a jugar la posición en la tabla, ni cómo llegan ambos equipos. Espero que podamos hacer las cosas bien”, añadió.

Por último, el DT aludió a la importancia de terminar lo más arriba posible en el endecagonal. “Nos quedan tres finales más. En la tabla eso será determinante y queremos recibir algo de premio por la campaña que venimos haciendo”, subrayó.

En el mismo sentido, el DT Gustavo Coleoni también vivió un “duelo especial”: se enfureció por la escasa reacción de su equipo y también se fue expulsado, minutos después que Riggio, por reiteradas protestas.

El binomio volvió a funcionar

La dupla goleador de Gimnasia conformada por Iván Agudiak y Leandro Zárate coordinó ayer a la perfección, como en los buenos tiempos. El delantero bonaerense decretó el gol del triunfo y el atacante cordobés fue gravitante a la hora de aguantar la pelota.

“Fue muy importante la victoria, sabíamos que teníamos que dejar los tres puntos en casa”, remarcó Agudiak, quien cumplió con la ley del ex. “No festejé el gol sólo por respeto a un ex-equipo donde trabajé. Hoy me debo a Gimnasia y voy a dejar todo por esta camiseta”, sintetizó el delantero.

Sobre la chance intacta del segundo ascenso, el atacante opinó: “Lo hablamos toda la semana, más allá del baldazo ante Talleres. Venimos haciendo bien las cosas y sin dudas que confiamos en lograr el objetivo, que es el ascenso”, dijo Agudiak, quien además se refirió al clásico ante el santo que se viene. “Es el partido más lindo para jugarlo. Nos quedó la espina del último partido que ellos nos ganaron en nuestra casa”.

Por otra parte, Leandro Zárate destacó el trabajo del equipo. “Estamos haciendo las cosas bien y el equipo demostró que sigue enfocado en el objetivo”, sostuvo la Chancha.

“Los rivales que llegaron como candidatos a este endecagonal no nos superaron futbolísticamente. Somos conscientes de que si hacemos las cosas bien, podemos terminar lo más arriba posible para tener ventajas en los cruces mano a mano”, destacó el 9.

Bajo la atenta mirada de Bassi y Di Giacome

El encuentro entre Gimnasia y Tiro y Santamarina de Tandil estuvo celosamente vigilado por uno de los hombres con mayor peso del Consejo Federal: Carlos Di Giacome, vicepresidente de la entidad afista, quien asistió al Gigante acompañado por Sergio Chibán, ofició de veedor y observó atentamente el desarrollo del encuentro y su entorno, con el afán de asegurarse que no hubiese anomalías.

Por otra parte, el exárbitro de Primera División Gustavo Bassi, hoy alto miembro del Sadra, siguió el desempeño del juez santafesino Carlos Córdoba, como parte del reclutamiento de árbitros de la divisional para categorías superiores. “Me gustó cómo dirigió Córdoba, no tuvo problemas”, sentenció.

 

 

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