Casi nadie le lleva el apunte. Ella pega el grito por una monedita, que cada vez le alcanza para menos. Irma tiene 67 años. No quiere hablar mucho de su enfermedad, solo comenta que tiene invalidez. Casi todos los días se ubica sobre calle Caseros, a metros de la peatonal Alberdi. Al costado de la Catedral, otro hombre estira la mano. A media cuadra, un salteño en sillas de ruedas ofrece bolsas para los transeúntes. Ninguno tuvo un trabajo en blanco. Para ellos, la inclusión solo suena en los discursos. No la viven en Salta. Algunos ya tienen la edad de jubilarse, pero siguen en la informalidad laboral.
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Casi nadie le lleva el apunte. Ella pega el grito por una monedita, que cada vez le alcanza para menos. Irma tiene 67 años. No quiere hablar mucho de su enfermedad, solo comenta que tiene invalidez. Casi todos los días se ubica sobre calle Caseros, a metros de la peatonal Alberdi. Al costado de la Catedral, otro hombre estira la mano. A media cuadra, un salteño en sillas de ruedas ofrece bolsas para los transeúntes. Ninguno tuvo un trabajo en blanco. Para ellos, la inclusión solo suena en los discursos. No la viven en Salta. Algunos ya tienen la edad de jubilarse, pero siguen en la informalidad laboral.
A la exclusión histórica, se suma la inflación. Las pensiones no contributivas por incapacidad, que rondan los $1.400 en mano tras la deducción de la obra social Profe, se trituran. Irma dice que solo en alquiler se le van $1.800. ¿Cómo hago para comer?, se lamenta y sigue pidiendo.
“Es una pena que muchas personas con discapacidad solo tengan que mendigar o hacer changas. Desgraciadamente seguimos olvidados”, expresó Jorge Guantay, presidente de la Asociación Lisiados de Salta (ALSA). “Pese a su dificultad, hay personas que se prepararon para trabajar. Sin embargo, no consiguen un puesto. Por otra parte, hay gente que sí recibe una contribución del Gobierno, pero la inflación hace que no sirva para mucho”, expresó Guantay.
La Provincia y municipios deben ocupar a discapacitados con “condiciones de idoneidad” hasta un cupo del 4%”, establece la ley provincial 6.036. Guantay hizo un llamado a los legisladores para ver si se cumple.
Con 7,2%, Salta es una de las provincias con más desempleo y trabajo en negro (40%). Los discapacitados dicen que a ellos les pega más fuerte.
En 2012 hubo 100 denuncias
La marginación, la mirada desde arriba o los insultos no son parte del pasado. Aunque hay mayor visibilidad y concientización, la discriminación hacia las personas con discapacidad sigue.
Desde la Delegación salteña del Inadi señalaron que la discapacidad es el principal motivo de consulta y denuncias en la provincia. Del total de los planteos, el 21,8% se refieren a estos casos.
En 2012 ingresaron 384 consultas y 100 denuncias al organismo vinculadas a discriminación por discapacidad. Transporte, educación y seguridad social conforman los principales reclamos.
Según el Indec, Salta es la cuarta provincia con mayor prevalencia de discapacidad, con el 16,2%. Antes están La Rioja (17,1), Jujuy (16,3) y Santiago del Estero (16,2), todas del pobre norte argentino. El promedio en todo el territorio nacional es de 12,9%.
De a poco
En Salta, Cine Hoyts e YPF son algunas de las empresas que empezaron a incluir a personas con Síndrome de Down a su plantel. El Tribuno intentó conocer más sobre el programa de inclusión laboral del Gobierno provincial, pero no hubo respuestas.