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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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El secundario, otro ejemplo de la falta de una política educativa

Jueves, 02 de mayo de 2013 23:53

La secundaria es el trampolín para que jóvenes y adultos logren su inserción laboral o para que continúen sus estudios superiores. Bajo esta premisa el sistema educativo argentino intentó, a través de los años, ir adecuándose a los cambios que la realidad exigía, aunque siempre direccionados por el gobierno de turno. Así, se fueron sucediendo distintos proyectos. La ley nacional 26206 y la provincial 7546 son las últimas reformas que hacen hincapié en la educación como disparador para que los egresados se posicionen mejor dentro del mercado laboral. Los resultados, hasta ahora, no son los esperados. Tal vez porque los cambios de leyes y sistemas muestran la incapacidad de generar una política educativa a largo plazo.

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La secundaria es el trampolín para que jóvenes y adultos logren su inserción laboral o para que continúen sus estudios superiores. Bajo esta premisa el sistema educativo argentino intentó, a través de los años, ir adecuándose a los cambios que la realidad exigía, aunque siempre direccionados por el gobierno de turno. Así, se fueron sucediendo distintos proyectos. La ley nacional 26206 y la provincial 7546 son las últimas reformas que hacen hincapié en la educación como disparador para que los egresados se posicionen mejor dentro del mercado laboral. Los resultados, hasta ahora, no son los esperados. Tal vez porque los cambios de leyes y sistemas muestran la incapacidad de generar una política educativa a largo plazo.

Esto obliga a reflexionar sobre las falencias, esto es, capacitación docente, infraestructura y, sobre todo, establecer una relación directa entre la demanda del sistema productivo y lo que la escuela ofrece.

También existe una desconexión del secundario con los estudios superiores. Así son múltiples los problemas de los alumnos al insertarse en este nivel, lo que se traduce en cambios de carrera, en demoras para la obtención de los títulos y, en muchos casos, la deserción.

Así, hoy el secundario dejó de ser la puerta hacia el trabajo y el perfeccionamiento. Es solo un camino para un final que, en la mayoría de los casos, es incierto.

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