La siesta del domingo que pasó se vio interrumpida por los desgarradores gritos de una prostituta negra que algunos vecinos alcanzaron a ver cuando un hombre calvo de mediana estatura y de alrededor de unos 50 años, la arrastraba de los pelos y la introducía en el gimnasio Zen4, ubicado en la calle Máximo Aguirre.
Los testigos alarmados comenzaron a llamar a la Ertzaintza (policía vasca). No fueron demasiados los minutos que pasaron hasta que llegaron los oficiales al gimnasio. Allí escucharon, ya no los gritos, sino los lamentos de una mujer. Sin pensarlo demasiado, los policías actuaron, voltearon la puerta y tras unos biombos encontraron al sujeto golpeando despiadadamente a la mujer que se encontraba atada de pies y manos y con un soga en el cuello. Su rostro era una masa de sangre, su cuerpo semidesnudo mostraba los golpes y patadas dadas por el agresor.
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La siesta del domingo que pasó se vio interrumpida por los desgarradores gritos de una prostituta negra que algunos vecinos alcanzaron a ver cuando un hombre calvo de mediana estatura y de alrededor de unos 50 años, la arrastraba de los pelos y la introducía en el gimnasio Zen4, ubicado en la calle Máximo Aguirre.
Los testigos alarmados comenzaron a llamar a la Ertzaintza (policía vasca). No fueron demasiados los minutos que pasaron hasta que llegaron los oficiales al gimnasio. Allí escucharon, ya no los gritos, sino los lamentos de una mujer. Sin pensarlo demasiado, los policías actuaron, voltearon la puerta y tras unos biombos encontraron al sujeto golpeando despiadadamente a la mujer que se encontraba atada de pies y manos y con un soga en el cuello. Su rostro era una masa de sangre, su cuerpo semidesnudo mostraba los golpes y patadas dadas por el agresor.
¿Quién es el atacante?
Para sorpresa de todos, el violento golpeador, era Juan Carlos Aguilar (47), el primer occidental admitido en el templo budista de Shaolin, en la provincia china de Henan, quien, además, fue tres veces campeón mundial de Kung Fu y ocho de España.
Desde su templo-gimnasio bautizado con el nombre Zen4 en la ciudad vasca de Bilbao, en el norte de España, predicaba la búsqueda de la felicidad a través de valores éticos y morales y se transformó en un líder espiritual que recorrió todos los medios de comunicación llevando su espiritualidad.
Sin embargo, había dejado en coma profundo a la prostituta que le quitaron de los puños, pero que de todos modos murió en el transcurso de la semana pasada.
La mujer se llamaba Mauren Ada Otuya era una inmigrante nigeriana y tenía 29 años.
El allanamiento
La Ertzaintza, al mando de Gervasio Gabirondo, después de rescatar a la mujer continuaron con la investigación de la escena del crimen. El gimnasio tiene salones adecuados y ornamentados para la meditación y otros dedicados a la práctica de las artes marciales. El Kung Fu era el preferido de los asistentes a su gimnasio.
Al lugar concurrían desde niños hasta adultos y si bien en el ambiente se respiraba espiritualidad, al “maestro” sólo llegaron a verlo unas cuantas veces, quienes impartían las clases eran otros dos profesores, muy queridos por los concurrentes, pero a quienes los investigadores también les han echado el ojo y es que es difícil entender que cosas tan terribles hayan ocurrido allí y que nadie haya visto nada.
Cuando los policías comenzaron a requisar se encontraron con cajas y bolsas tipo consorcio con restos óseos que parecían ser de mujeres ¿de cuántas? esa era y es todavía la pregunta a responder. Por lo pronto, el maestro shaolin ya reconoció haber asesinado a otra prostituta la última semana de mayo.
La declaración del líder espiritual se muestra confusa, “es que tengo un tumor cerebral y no recuerdo lo que hice”. La versión del tumor cerebral fue corroborada por los médicos, quienes han informado que lleva dos años bajo tratamiento. Sin embargo, los peritos no han determinado todavía si realmente su cruel comportamiento responde a la enfermedad que padece. La investigación, dijeron las autoridades, recién empieza.
La segunda víctima
Los restos humanos que se encontraron en las bolsas pertenecían a Jenny Sofía Revollo, una colombiana de 40 años y madre de dos adolescentes. Según los datos de la familia residente en Colombia, era peluquera y se desempeñaba en un spá, pero los investigadores tienen datos que indican que la mujer también se dedicaba a la prostitución.
En este caso ya intervino la cónsul de ese país en Bilbao, para ocuparse de la repatriación de los restos de Jenny.
Los restos de Ada todavía están en la morgue, esperando que gente de buena voluntad reúna el dinero para trasladarla a Nigeria.
La “otra” personalidad
Juan Carlos Aguilar, es un hombre soberbio al punto que se presentaba ante sus discípulos de kung-fu como “un representante de Buda en la tierra”.
Sin embargo, no es más que un hombre común, soberbio y narcisista. Está divorciado y tiene dos hijos adolescentes. Asegura que es licenciado en Humanidades, Antropología y Derecho y tiene numerosos videos en internet promocionándose.
La Ertzaintza, que abocó a sus más astutos agentes en este caso halló bolsas de basura con restos humanos no solo en el gimnasio, sino también en el domicilio de Aguilar, situado en un barrio marginal de Bilbao, cerca de zonas en las que trabajan prostitutas extranjeras como Ada y Jenny.
Los investigadores no descartan que haya más víctimas y se encuentran recorriendo las zonas donde habitualmente se maneja Aguilar.