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Con una tibia actuación, Boca le ganó 1 a 0 a la selección salteña

Miércoles, 31 de julio de 2013 01:06

Más de 20 mil personas centraron toda su atención en este Boca repleto de figuras que se impuso, sin brillar, por 1 a 0 a la selección salteña en el amistoso invernal de lujo, sin reparar en un seleccionado local que hacía fuerzas como podía, pese a las equivalencias dispares y a la sustancial diferencia de velocidad.

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Más de 20 mil personas centraron toda su atención en este Boca repleto de figuras que se impuso, sin brillar, por 1 a 0 a la selección salteña en el amistoso invernal de lujo, sin reparar en un seleccionado local que hacía fuerzas como podía, pese a las equivalencias dispares y a la sustancial diferencia de velocidad.

La enjundia del equipo salteño, la actitud y el relativo orden expuesto en cancha, pese a la falta de trabajo, intentaron neutralizar las fuerzas de un Boca con todas sus figuras y con mayor rodaje futbolístico encima. Pese a la notable superioridad, Carlos Bianchi se lleva de Salta algunas serias dudas en cuanto a la performance xeneize, que mostró su versión de mayor lucidez en los minutos finales, cuando el equipo salteño ya se veía ahogado físicamente.

El partido se encendió a partir de los 30’ del primer tiempo, con una triangulación entre el Burrito y Sánchez Miño que terminó en un remate del zurdo que hizo lucir a Mariano Maino. A los 35’ el que aceleró fue el gran Román, para otorgarle un quirúrgico pase a Blandi que definió apenas desviado ante la salida del “uno”. Un minuto después, el rubio arquero se agigantó atorándolo en un mano a mano al 9 xeneize, para luego terminar de consagrarse al descolgar un tiro libre preciso del ídolo de Boca antes de dejarle su lugar a Martín Perelman.

La superioridad xeneize no atenuó en el capítulo final pese a la gran cantidad de hombres de refresco que puso en cancha el Tano Riggio. Y las gargantas contenidas de los boquenses en Salta estallaron con el gol de Blandi, que anticipó de cabeza a la última línea salteña (17’). La selección local no se resignaba, a tal punto que replicaba cuando podía a través del balón detenido. Tal es así que a los 25’ Aguirre probó los guantes de Orión con un furioso testazo.

El final fue previsible: con Boca acelerando y un Salta que sintió el rigor físico y cedió, pero que aun así fue una medida digna para un Boca plagado de estrellas que le regaló un triunfo a una marea de salteños fanáticos, pese a la palidez general.

Una Salta que "no enamora"

El magnetismo de los equipos más grandes de la Argentina en el interior del país puede más que la identidad de un sentimiento homogéneo inherente a toda una provincia. Pese al esfuerzo del aparato oficial por entusiasmar al público local por tercera vez con un seleccionado conformado por jugadores del medio y nucleados por una insignia de estas tierras, otra vez el escaso sentido de pertenencia predominó en las tribunas, como sucedió con River. La cabecera sur, destinada a Salta y en la cual se desplegó una bandera gigante como un símbolo local, estuvo dominada por los colores azul y oro.

El “10” acaparó toda la atención en La Linda

A media máquina, sin superlativos que definan su partido personal ni con el brillo de sus momentos más inspirados. Pero una lectura impecable del juego, tres asistencias de precisión quirúrgica y milimétrica a Nicolás Blandi y al Burrito Martínez, y un pase gol a la cabeza del 9 le bastaron a Juan Román Riquelme para ganarse toda la ovación y los aplausos de los más de 20 mil hinchas xeneizes que tiñeron de azul y oro el estadio Martearena. Román recibió el aliento de los cuatro costados y fue el centro de todos los flashes que buscaban capturar e inmortalizar su estampa. El último ídolo de Boca fue ovacionado cada vez que tocaba la pelota. Como dato negativo está la actitud evasiva e indiferente de Riquelme en el final para con el público salteño, ya que se retiró velozmente al vestuario luego de recibir la Copa, eludiendo como con sus endigambetas a alcanzapelotas y allegados que esperaban una foto con su ídolo, así como también al periodismo apostado en el campo de juego.

El podio de los salteños

Una fenomenal atajada tras un remate al ángulo de Sánchez Miño, un mano a mano a Nicolás Blandi y una fenomenal volada tras un remate de Riquelme le alcanzaron a Mariano Maino para lucirse en 45 minutos como el valor más destacado del seleccionado salteño ante pavada de equivalencia, el Boca de Carlos Bianchi. Luego, en el afán del DT Víctor Riggio de probar con fuego a su custodio del arco en Gimnasia y Tiro, Martín Perelman tomó la posta en el complemento. Y pese a algunas dudas y al gol de Blandi, tuvo dos intervenciones interesantes, una de ellas que lo sorprendió tras un rebote en su compañero Rubén Villarreal que tenía destino de ángulo. Oscar Domínguez ocupa el podio de los destacados por detrás del guardavallas santafesino: el Poro mostró personalidad y solvencia ante un “pesado” mediocampo xeneize comandado por una “muralla” como Ribair Rodríguez. Otro valor salteño que tampoco desentonó fue Matías Guglielmi, al igual que Franco Ascencio y Martín Aguirre en el fondo.

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