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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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El sabio Maradona

Lunes, 10 de marzo de 2014 01:31

RICARDO N. ALONSO

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RICARDO N. ALONSO

Doctor en Ciencias Geológicas (UNSa-CONICET)

No solamente fue un sabio en su campo de estudio sino que además fue un hombre íntegro, un argentino de ley, un médico abnegado y un naturalista curioso. Falleció con un siglo de edad dejando como legado una biografía riquísima en realizaciones. Es recordado por haber sido un sacrificado médico rural y por su filantropía y amor a los más débiles. Fue propuesto al Premio Nobel de la Paz y con justicia lo habría merecido. Vivió una vida demasiado austera donando todo lo que ganaba y lo poco que tenía para ayudar a educar y a curar a los indígenas del gran Chaco del noroeste y noreste argentino. Su humilde casita en Estanislao del Campo, provincia de Formosa, donde pasó medio siglo de su vida, fue declarada monumento histórico provincial en 2006. La vida y obra de Esteban Laureano Maradona (1895-1995) tiene ribetes singulares, hasta podría decirse cinematográficos. El Dr. Maradona nació el 4 de julio de 1895 en Esperanza (provincia de Santa Fe). En su honor el 4 de julio ha sido declarado como el "Día Nacional del Médico Rural" (Ley 25.448 del Congreso de la Nación Argentina). Estudió en la Facultad de Medicina de Buenos Aires donde siguió la especialización de médico cirujano. Mientras estudiaba trabajó en la construcción, en talleres de tipografía, en granjas y hasta enseñó en una escuela primaria de Merlo. Se graduó en 1926 y fue practicante en hospitales de Buenos Aires (Expósitos, Boch, Muñiz, Rivadavia) a la par que atendía su propio consultorio. En 1930 se trasladó a Resistencia (Chaco), donde se interesó por la exploración y los estudios relacionados con la flora, la fauna, el clima y la etnografía de las parcialidades indígenas. Para ello viajó por el Chaco salteño y exploró el Bermejo y el Pilcomayo. Sus conferencias sobre accidentes de trabajo y artículos periodísticos punzantes lo malquistaron con el presidente Uriburu. Pasó al Paraguay, y en Itapirú trabajó en la colonia de leprosos. Estando en Paraguay lo sorprendió la Guerra del Chaco con Bolivia donde se alistó como médico camillero prestando auxilio a los heridos de ambos bandos. Fue sospechado de espía y encarcelado, pero pronto fue liberado y llegó a ser jefe del Hospital Naval. Se enamoró y comprometió con la única mujer de su vida Aurora Ebaly, pero ella falleció a los pocos meses de fiebre tifoidea. Terminada la guerra regresó al país en 1935. Tenía la intención de venir desde Formosa a Salta y seguir viaje a Buenos Aires para radicarse allí. Sin embargo al detenerse el tren en Estanislao del Campo fue solicitado para ayudar a una parturienta en grave estado. Luego de atenderla exitosamente se dio con que el tren se había ido. Los pocos habitantes del lugar le rogaron que se quedara ya que no había médico en decenas de kilómetros a la redonda. Aceptó el desafío y pasó 51 largos años en el lugar atendiendo gratis a los pobres y a los indígenas, principalmente tobas, matacos, mocovíes y pilagás y erradicando enfermedades como la lepra, el mal de Chagas, la tuberculosis, el cólera y la sífilis. Por todo esto, los indígenas lo llamaban Piognak (que significa 'Dr. Dios' en pilagá). Durante el medio siglo que pasó allí fundó con tierras donadas por el gobierno una colonia indígena a la que bautizó "Juan Bautista Alberdi", por ser un ferviente admirador del autor de las "Bases". De su propio bolsillo compró herramientas y les enseñó a los indígenas trabajos agrícolas para su manutención y a quemar ladrillos para construir sus casas. Fundó una escuela y enseñó en ella, ayudó a mejorar la estación ferroviaria, diseñó caminos, consiguió agua potable y muchas obras más. Su larga permanencia entre los indígenas lo llevó a conocer su idioma y así preparó un "Vocabulario Toba-Pilagá" que reúne más de tres mil palabras y que lamentablemente quedó inédito. Como que también quedaron inéditos otros muchos trabajos de enjundia como su tratado de la lepra, enfermedad que llegó a conocer en profundidad; sus tres tomos sobre animales cuadrúpedos americanos; otros tres tomos sobre ornitología y aves del gran Chaco; una enciclopedia biográfica de zoólogos y botánicos americanos; una historia de la ganadería argentina referida a yeguarizos, ovinos, bovinos, caprinos y porcinos; un trabajo histórico sobre la desaparecida ciudad de Nuestra Señora de la Concepción del Río Bermejo; cinco volúmenes sobre árboles y su dendrología; un volumen sobre el caucho y las plantas cauchígenas; un estudio sobre el vinal; y una extensa recopilación de sus conferencias y artículos periodísticos. Por suerte quedaron publicadas tres obras, entre ellas: "Recuerdos Campesinos", "Una planta providencial" (el yacón), y "A través de la Selva". Este último libro salió a la luz en 1936 y fue reeditado en Santa Fe en 1974. Conseguí azarosamente en una librería de viejo un ejemplar de esta última edición, con la firma autógrafa del propio Dr. Maradona, fechado en Estanislao del Campo en 1978. Sus 340 páginas son de una lectura deliciosa. Allí, con profundo conocimiento de causa, describe con detalle la flora nativa chaqueña y sus propiedades medicinales, así como los animales del Chaco haciendo hincapié en los tapires, felinos, quirquinchos, tatú carreta, chanchos del monte, osos hormigueros, ofidios, yacarés, zorros, monos, etcétera. Pero el eje de la obra son los pueblos indígenas, con una prolija descripción de su medicina, sus creencias, costumbres, vestimenta, hábitos, estrategias de caza y pesca, alimentos, su postura ante la muerte, sus armas, sus bebidas, sus fiestas, sus tolderías, el rol de los caciques, sus enfermedades, y muchos otros aspectos de la vida en el monte chaqueño. Pero fundamentalmente el libro es una defensa encendida de los indígenas y se queja amargamente por la forma en que eran explotados. Por su extraordinaria vida, plena de servicios a la humanidad, recibió numerosos premios y distinciones, entre ellos el "Estrella de Medicina para la Paz" de las Naciones Unidas en 1987. También el de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Rosario. El 20 de abril de 1996 el Correo Argentino emitió en su homenaje un sello con su retrato con la leyenda "Médico abnegado y generoso". Su filosofía de vida se desprende claramente de dos frases dichas por él: "Si algún asomo de mérito me asiste en el desempeño de mi profesión, éste es bien limitado, yo no he hecho más que cumplir con el clásico juramento hipocrático de hacer el bien a mis semejantes". Y también: "Muchas veces se ha dicho que vivir en austeridad, humilde y solidariamente, es renunciar a uno mismo. En realidad ello es realizarse íntegramente como hombre en la dimensión magnífica para la cual fue creado". En Salta tuvo especial actuación en Morillo, departamento de Rivadavia, y por sus estudios chaqueños los salteños le debemos también un sincero homenaje.

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